Algunos de los animales disecados más antiguos que se conservan.


El hipopótamo de La Specola de Florencia (1)


Uno de los animales naturalizados más antiguos que se se conservan es el hipopótamo que se puede admirar en el Museo de la Universidad de Pavía. El ejemplar fue capturado en Egipto y su piel llevada a Italia por el médico Federigo Zerenghi; montado hacia 1602 por el cirujano y anatomista Girolamo Fabrici d'Acquapendente, profesor de la Universidad de Padua; se expuso en el gabinete de maravillas del Palacio Ducal de los Gonzaga y en el Liceo de enseñanza media de Mantua, y finalmente en 1783 trasladado al Museo de Pavía. Un ejemplar de parecido aspecto es el hipopótamo que se expone en la Sezione di Zoologia La Specola del Museo di Storia Naturale dell’Università degli Studi di Firenze en Florencia, Italia. Parece ser que fue un regalo que recibió en 1677 el gran duque Cosme III de Médicis y que durante un tiempo vivió en el Jardín de Bóboli. Este hipopótamo ya figuraba en el catálogo-inventario que Giovanni Targioni Tozzetti, médico y director del Orto Botanico, hizo en 1763 de los objetos de Historia Natural que se conservaban en la Galleria Imperiale de Florencia, antecedente del actual museo.

El lagarto de Berlanga.
Otro animal naturalizado del que tengo noticia, bastante anterior, es el conocido como lagarto de Berlanga. En realidad, el caimán de 3'3 metros, pende en el interior de la Colegiata de Nuestra Señora del Mercado junto a  la puerta que da a la plaza de San Andrés, en la localidad de Berlanga de Duero, Soria. Lo trajo a su vuelta a España hacia 1540 el dominico fray Tomás Enríquez de Berlanga o de Panamá (1487-1551), un hijo de la villa, que llegó a ser obispo de Panamá entre los años 1533 a 1537, que fue el descubridor de las Islas Galápagos, y que también intermedió en la disputa entre Pizarro y Almagro. El caimán, procedente del río Chagres, Panamá, llegó disecado. Se trataba de un objeto curioso más de los que por entonces se traían tras estancias en tierras lejanas. El caimán, también denominado el ardacho es protagonista de numerosas leyendas populares que sostienen que llegó vivo y que era muy tranquilo, y que a la muerte de su amo enfureció y se dedicó a atacar a las muchachas vírgenes que tenían su primera menstruación. Otra leyenda cuenta que engordó comiendo lo cadáveres del cementerio. Se decía que atacaba a los rebaños, hasta que el pueblo enfurecido acabó con él. También es protagonista de leyendas buenas como la que afirma sus cualidades como curandero de males como el herpes de los perros y el mal de corazón. Un dicho popular reza "tienes más años que el ardacho de Berlanga". El caimán, que se encontraba en bastante mal estado, se restauró en 2008. La cabeza que vemos ahora es de fibra de vidrio. Suponemos que la restauración conservó su relleno original, de paja y de trapos.

En la pared del coro de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en el Viso del Marqués, Ciudad Real, se encuentra el conocido como lagarto del Viso, un cocodrilo de de más de cuatro metros que se cuenta fue un exvoto de don Álvaro de Bazán por un beneficio concedido. Junto a la entrada del monasterio de Santa Maria la Real de Nieva, Segovia, se conserva una anaconda disecada colgada en vertical, posiblemente traída por misioneros dominicos, aunque la leyenda que se cuenta de ella nada tiene que ver con su origen americano. Sobre la puerta de entrada de la ermita de la Virgen del Camino de Zamora, horizontal sobre la pared, se puede ver una boa disecada de seis metros de longitud. En la iglesia de Santa María de Medina de Rioseco, Valladolid, también se conserva la piel de un caimán. Por su parte, a los habitantes de Santiago de la Puebla, Salamanca, se les conoce como "los del pueblo del lagarto" por el caimán, decapitado, que se custodia en la iglesia de Santiago. El Museo Diocesano de Palma de Mallorca también guarda un caimán disecado, el conocido como Drac de na Coca, del que cuenta la leyenda que llegó siendo una cría y llegó a vivir en las alcantarillas de la ciudad.
 

El cocodrilo de Viso del Marqués (Ciudad Real) (2).

 
En España se conservan otros animales disecados de aquella época. Nos lo cuenta Joan de Déu Domènech en un entretenido y recomendable artículo que lleva por título Cocodrils i balenes a les esglésies (Cocodrilos y ballenas en las iglesias, 2001) al que además añade un catálogo con los animales disecados de los que ha tenido conocimiento. Por citar ahora solamente aquellos que han llegado hasta nuestros días, además de los anteriores, están los dos caimanes expuestos en una vitrina en la ermita Santo Cristo de la Agonía de Calzadilla, Cáceres, que cuentan con leyendas, romances y hasta una escultura en bronce en el pueblo, cuyos habitantes también se les apoda "lagartos"; el caimán del atrio del Santuario de la Fuensanta de Córdoba, que hacia 1618 compartió espacio con "culebras de notable grandeza"; el caimán situado bajo el altar de la capilla de la Virgen de los Remedios en la Parroquia de San Ginés de Madrid, que data de principios del siglo XVI y provenía de Portobello, Panamá; el caimán que se guarda en una vitrina en la ermita de Nuestra Señora en Sonsoles, Ávila, que antes pendía de una cadena sujeta a la cola, donado por un caballero que, dice la leyenda, fue atacado por el reptil en las Indias y que se salvó tras encomendarse a la virgen; el caimán colgado ante la puerta de la catedral de Toledo; el del santuario de Nuestra Señora de la Consolación de Utrer, Sevilla, posiblemente un exvoto de un emigrante a las Indias que sobrevivió a su ataque del animal, y que aparece citado en 1622; el de la iglesia parroquial de Santiago de la Puebla, Salamanca, que se ubica sobre la pila del agua bendita; o el caimán de la iglesia del Colegio del Patriarca en Valencia, conocido como el "dragón del Patriarca", que llegó vivo como regalo del virrey del Perú al arzobispo Joan de Ribera, que fue bautizado como Lepanto en honor a la batalla, que murió el 7 de junio de 1606 y que entonces fue disecado. Domènech cita además, otros lagartos europeos: el cocodrilo de Sant Bertrand de Comminges, Francia, que todavía cuelga de una columna del interior del templo; el del caimán que puede verse en el santuario de la Beata Vergine delle Grazie de Curtatone, cerca de Módena, Italia; el del santuario de la Madonna di Campagna de Verona, Italia, suspendido boca arriba, con argollas y cadenas; o el la iglesia de San Giorgio in Lemine, de Almenno San Salvatore, cerca de Bérgamo.

Un cocodrilo de alrededor del año 1500 cuelga en la iglesia de Santa Maria di Anunziata, en Ponte Nosa, cercano a Bérgamo, Italia; otro, de 1700, de la de Santa Maria del Monte de Varese, Italia; un caimán también cuelga del techo de la capilla de Notre Dame des Anges de Lurs, Francia. Los caimanes, piezas emblemáticas de los gabinetes de curiosidades, han sobrevivido siglos debido posiblemente a dos factores: la naturaleza del animal, de gruesa y dura piel; y las condiciones de conservación que confluyen en templos, la oscuridad, la escasa humedad y la temperatura constante y fresca. Excepcionalmente, fuera de esos recintos han sobrevivido otras piezas disecadas como el cocodrilo del ayuntamiento de Brno, República Checa, datado de 1608; o en Nimes, Francia, donde son cuatro los cocodrilos conservados que penden en la escalera del ayuntamiento.
 

El cocodrilo del santuario de Curtatone (Italia) (3).


De la cantidad y variedad de animales disecados que albergaban los gabinetes de curiosidades del Renacimiento y del Barroco sabemos por los catálogos y los grabados que se publicaron, aunque pocos de esos animales han llegado hasta nuestros días. Como ejemplo de supervivientes de esas colecciones pueden citarse el esturión y la iguana del gabinete de curiosidades de la familia Salvador (s. XVII-XVIII), que pueden verse en el Instituto Botánico de Barcelona.

Otros animales rellenos, la mayoría caimanes, corrieron peor suerte y no han llegado hasta nuestros días. De algunos tenemos noticias, como del lagarto que pende en la puerta del mismo nombre de la catedral de Sevilla. Actualmente lo que vemos es una réplica en madera, pero originalmente se trataba de un cocodrilo regalado en el año 1261 a Alfonso X El Sabio por el Sultán de Egipto Al-Malec que pretendía a doña Berenguela, la hija del rey. El cocodrilo y una jirafa vivos y un colmillo de elefante eran algunos de los fastuosos regalos que llegaron en aquel cortejo. El lagarto murió poco después, se mandó disecar y se colgó en la puerta de la Catedral. 

Joan de Déu Domènech da cuenta de otros animales ya desaparecidos, y nos ayuda a completar la lista: el cocodrilo o caimán que había en el año 1657 en la capilla de Nostra Dona del Miracle de Cervera, Lleida; el cocodrilo de Guinea que en 1495 se podía admirar en el monasterio de Guadalupe, Cáceres; el caimán que en 1794 colgaba de una pared del coro en la parroquia de San Ildefonso de Jaén y que desapareció en 1950; el cocodrilo de Guinea del convento de los Franciscanos de Lisboa, Portugal, citado también en 1495; el cocodrilo del santuario de Santa Maria de la Luz, también de Lisboa, que a finales del siglo XV estaba escoltado por morros de peces sierra y el pico de un pelícano; los caimanes de la ermita de Montcada, Valencia, de 1787; los cocodrilos o caimanes que pendían en 1603 de los arcos del claustro de la iglesia vieja del monasterio de Montserrat, Barcelona, popularmente conocido como el "claustro de los lagartos", donde llegaron a haber hasta seis, y que desaparecieron durante la guerra cuando los franceses arrasaron el monasterio; el caimán de la iglesia de Sant Eudald de Ripoll, Girona, de finales del XVIII, que a diario, al abrir el templo, se colgaba en el exterior; el caimán o cocodrilo "relleno de paja, de una longitud de 5 o 6 pies" que en 1726 recibía a los peregrinos en el Hospital de Santo Domingo de la Calzada, La Rioja; o el caimán del atrio de la iglesia del monasterio mercedario de Santa Maria de El Puig, Valencia, que tenía un cartel al lado que decía "Si en silenci a dins no esteu, a mon ventre parareu" ("Si en silencio dentro no estáis, en mi vientre acabaréis").

Loro de la duquesa de Richmond (4).
Los primeros en llegar a Europa fueron pues, los cocodrilos que los portugueses trajeron de África, y a partir del siglo XVI empezaron a a llegar los puertos de Sevilla y Lisboa los caimanes procedentes de América, cuyas pieles rellenas se acumulaban en los almacenes de los comerciantes locales. Los venecianos, afamados mercaderes, regalaron en 1517 un cocodrilo al rey francés Francisco I, que lo mandó colocar en una pared de la iglesia de Saint Antoine de París. 

Alrededor de 1601 se prepararon los caballos de los archiduques Alberto de Austria e Isabel que se exponen en el Museo Porte de Hal de Bruselas. Probablemente se trate de los mamíferos disecados más antiguos que podemos admirar en la actualidad. Schwedenschimmel y Streiff, los caballos del rey Gustavo II Adolfo de Suecia fueron inmortalizados en 1630 y 1633 respectivamente, y se conservan en el Museo Municipal de Ingolstadt, Alemania, y en el Museo de la Armería Real de Estocolmo.

Un caso bastante insólito, pues se trata de un pájaro, bastante más difícil de conservar, es el loro gris (Psittacus erithacus) que perteneció a Frances Teresa Stuart, duquesa de Richmond, que fue disecado en 1702 y que se conserva en perfecto estado en el Museo de la Abadía de Westminster de Londres. Quizá sea el ave disecada más anciana.

A finales del dieciocho se prepararon los primeros ejemplares que todavía hoy podemos contemplar en los grandes Museos de Historia Natural. A modo de ejemplo, podemos citar la doble preparación, disecado y esqueleto, del elefante indio  del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, de 1777-1778; o el rinoceronte asiático que perteneció al zoológico particular del rey francés Luis XVI, que fue naturalizado en 1793, y que podemos ver en el Museo de París.

 
Créditos.-
(1) Foto extraída de la web de la Universidad de Florencia.
(2) Fotografía de Ramón Peco/Flickr. 
(3) Fotografía propiedad de  Turismo de Lombardía.
(4) Fotografía propiedad del Museo de la Abadía de Westminster.
(5) Imagen extraída de la web del MNCN de Madrid.

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Taxidermidades, 2012.
 

Bibliografía:
---  La Grande Galerie de l'Evolution, Ed. du M.N.H.N., París, 2005.
Agustín J. Barreiro,  El Museo Nacional de Ciencias Naturales,  Eds. Doce Calles, Aranjuez, 1992.
Joan de Déu Domènech   Cocodrils i balenes a les esglésies  , en Locus Amoenus, nº 5  , Universitat Autònoma de Barcelona , Bellaterra, 2000-2001.
Ángel del Pozo  Reptiles de leyenda en las iglesias  , en El  Norte de Castilla, Valladolid, 3 de marzo de 2006. 
Robert Wilson Shufeldt   Scientific taxidermy for museums  ,  Extraído del Report U.S. National Museum, Smithsonian Institution, Washington, 1892.

Recursos:
Artículo La Taxidermia desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Visión general en Taxidermidades.