En un
artículo anterior revisamos la biografía del abad Denis Joseph Manesse, autor de Traité sur la manière d'empailler et de
conserver les animaux, les pelleteries et les laines, publicado en 1787. En este
comentaremos el contenido de su libro, un volumen de XVI+193+III páginas,
sin grabados, de un tamaño de 10,5x17 cm., y que no llegó a reeditarse.
Portada del Traité del abad Manesse. |
En lo
referente al aspecto técnico de su manual, el mismo Manesse afirma que,
después de haberlo experimentado, el arsénico, el sublimado corrosivo
(1), el alcanfor, la trementina, la mirra, el aloe, etc.,
no garantizan la conservación de los animales disecados durante largo tiempo,
ya que estas drogas no penetran en el tejido celular y en los folículos grasos.
Tras observar piezas en las que se utilizan los mismos compuestos, unas se
degradaban antes que otras. El autor relaciona acertadamente esa degradación
con la cantidad de grasa de los animales, afirmando que se descomponen antes
los animales o las partes de estos que contienen más grasa, y que esta
descomposición se acelera con el calor.
Manesse utiliza dos fórmulas de curtido para conservar las pieles. La primera se basa en un ácido, el alumbre de roca puro, y lo utiliza para pieles frescas; la segunda en un álcali, la soda (2), y lo propone para las pieles secas.
El autor desuella los cuadrúpedos partiendo de la tradicional incisión longitudinal en el vientre, "no más larga que el diámetro del cuerpo"; pero además explica el desollado a partir de una incisión transversal “hecha en forma de croissant”, de una pata a otra, por la parte interna. Esta segunda opción será más indicada para los monos y aquellos animales que se deban montar sentados o que no tengan pelo en el vientre. Manesse lo relata con detalle: “...se separa la piel hasta las últimas falanges de los dedos,...”.
El abad Manesse sigue explicando cómo se desuellan los reptiles, de los que dice
que “raramente se les habrá de practicar una incisión en la piel para
desollarlos". Aborda como desollar las serpientes y otros por la boca,
como desollar las tortugas, y como desollar las orugas
por el ano y sin incisión alguna.
Acto seguido el autor detalla la composición del licor
curtiente que estará compuesto por 1 libra (3) de alumbre de roca
transparente (4), 2 onzas de sal marina y 1 onza de cremor
tártaro (5). Tras reducir todas estas sales a polvo, se hacen hervir en “dos pintas de agua (medida de París)” hasta que se hayan disuelto; el licor se deja enfriar hasta que esté templado, y seguidamente se introducen las pieles. Tras ocho horas de maceración, "más
o menos", dependiendo del espesor de cada piel y de los “jugos
oleaginosos” que contengan, las pieles se retiran y se escurren. Luego, con
la ayuda de un escalpelo o de un pequeño cuchillo, se quitan “los músculos
cutáneos, el tejido celular y la grasa” y se rasca la piel hasta que no se
extraiga nada más. Se introducen nuevamente en el licor y ocho o diez horas más
tarde se procede de igual forma. Y si es necesario, una tercera vez hasta que
la piel esté bien desengrasada. Cuando las pieles están más o menos secas, se
les aplica aceite de oliva “de primera calidad” por el interior de la
piel, con el propósito de que estas se ablanden. Tras este proceso, las pieles
se volverán y se “empajarán” (6) cuando sea oportuno. Las pieles
de los reptiles deberán estar menos tiempo sumergidas en licor, y se les
aplicará también aceite.
Para
rellenar los cuadrúpedos, el abad Manesse recomienda la estopa como el mejor
material. Tras pasar los alambres por las patas, propone rellenar los pies de
una pasta hecha a base de blanco de España (7), aceite
y papel, y el resto de las patas, de borra. Los
alambres de las patas delanteras pueden sacarse por el corte utilizado para
vaciar el cuerpo o por el cuello. En este segundo caso, se unen los dos
alambres, se forma un ángulo recto y se introducen en la base del cráneo. Se
procede igual con las patas traseras, cuyos alambres también se unirán y se
introducirán en el cráneo. El interior del cráneo se rellenará de pasta y
estopa. También el cuello, solamente con borra. Al ir dando forma, se evitará
que el alambre malforme la actitud del animal. Se continuará rellenando el cuerpo con borra y
cosiéndolo. La cola se alambrará y se rellenará con estopa cortada. Al
rellenar se tendrán en cuenta la actitud y las proporciones naturales del
animal para que este no presente un aspecto de hinchado. Se fijará el animal a
una plancha de madera mediante los alambres de las patas. Luego se rellenarán, con estopa
cortada fina y pasta, las cavidades que se encuentran entre el cráneo y la piel
de la cabeza, dándole la forma que se le quiera dar. Los ojos se fijarán a la
pasta con la que se rellenarán las órbitas.
Fórmula del licor curtiente. |
Las pieles de los lagartos, los sapos, las ranas y
las tortugas se prepararán y rellenarán como las de las serpientes, y se
alambrarán las patas, que se irán rellenando de pasta y estopa cortada. Las
pieles de las orugas se tratarán como las de los cuadrúpedos y reptiles y se rellenarán
por el ano con algodón cortado fino y algo de pasta, marcando bien los anillos.
El
segundo capítulo está dedicado a preparar las aves frescas.
Manesse anuncia dos métodos de desollar las aves y otros dos métodos para
conservar su piel, y empieza explicando la necesidad de extraer los tendones de
las aves grandes, excepto el tendón del dedo posterior. Los dedos de las aves
más grandes se desuellan, se introducen en el licor salino durante una hora y,
en el momento de montar el ave, a las patas se les aplicará alumbre en polvo. Las
patas se rellenarán de pasta si es necesario y se coserán. El autor es
consciente de que esta operación con las patas es larga y difícil, pero necesaria.
La
primera forma de desollar las aves consiste en hacer una incisión por debajo
del ala hasta la pata, e ir separando la piel del cuerpo, al llegar al cuello
se cortará este, luego se separará la segunda ala, la segunda pata y la cola. Se
extraerá el cuerpo y luego se descarnarán los huesos de las extremidades. Se tirará
del cuello y se irá volviendo la piel. Al llegar al cráneo, se cortará el
cuello por la base del primero y se descarnará este. Cuando la cabeza de las
aves es muy grande, como es el caso de loros y patos, se cortará la piel por la
parte posterior de la cabeza y se descarnará el cráneo como de costumbre.
También se podrá descarnar haciendo un corte por la parte inferior del pico. La
piel del ave se introducirá en una solución salina compuesta por alumbre de
roca en polvo "en la cantidad que se considere oportuna", y
por cada libra de alumbre se añadirán dos onzas de sal marina, media onza de
salitre (?), y dos gros de crémor tártaro pulverizado. Sobre esta mezcla se
vertirá una cantidad suficiente de agua hirviendo "para darle un estado
un tanto líquido". Se frotará toda la piel con esta mezcla, con el fin de que penetren todas las sustancias, para luego cubrirla enteramente con, al menos, dos o tres líneas (?) de grosor, utilizando preferiblemente vasijas de barro
barnizado. Se podrán sumergir varias pieles a la vez, que se dejarán entre diez
a doce días, con la precaución de tenerlas siempre húmedas con la ayuda de agua
templada. Tras retirar la piel, esta se sacudirá levemente para desprender las
sales y con la ayuda de un escalpelo se descarnará la grasa y las membranas,
hasta dejarla completamente limpia. Después de esta operación se volverá a
introducir en la mezcla salina donde permanecerá durante ocho a diez días. Se
procederá como anteriormente se ha explicado y, si es necesario, se volverá a
descarnar e introducir por tercera vez en la mezcla salina. Para rendir la piel
y conseguir su tacto natural con el fin de poder volverla, se preparará una
mezcla de media onza de alumbre de roca, media onza de sal de nitro purificada, dos gros de sal de amoniaco, y medio gros
de vitriolo azul (9). A esta mezcla se le añadirá una libra de
agua destilada o de lluvia, hirviendo. Cuando se haya enfriado se le añadirán
dos onzas de alcohol rectificado. Se aplicará este líquido con la ayuda de un
pincel hasta que la piel se haya ablandado. La piel se volverá comenzando por
las patas inferiores y acabando por la cabeza. Antes de volver el cráneo, al
interior de este se le aplicará pasta que se recubrirá con algo de estopa bien
cortada. Al interior de la piel vuelta se le aplicará nuevamente esta última
solución. Las patas se alambrarán -con alambres barnizados (?), como el resto de
los montajes-. Estos alambres alcanzarán el interior del cráneo. El grosor de
los muslos se conseguirá aplicando pasta mezclada con estopa cortada. Antes de
introducir los alambres en el cráneo, se unirán mediante dos o tres vueltas el
uno sobre el otro, se despuntarán y se recubrirán de pasta con estopa cortada
hasta conseguir el grosor y la longitud del cuello, después de lo cual –ahora
sí- se introducirán en el cráneo. Se irá rellenando el cuerpo de estopa y se
irá remontando hasta las alas, y siempre, guardando las proporciones. Al llegar
a la altura de las alas, se rellenará el cuello –si no se rellenó antes
utilizando el procedimiento ya explicado-. Antes de coser por completo la
obertura de la incisión se rellenarán las alas y el resto del cuerpo, con
estopa y con algo de pasta. Si las alas han de ir extendidas, estas y el cuerpo
serán atravesados por un alambre, y se les dará forma con la ayuda de agujas
clavadas al cuerpo. Tras fijar el ave a la base o pedestal, se le dará
la forma y actitud que se quiera, las órbitas oculares se rellenarán de pasta y
de estopa cortada e, inmediatamente, se montarán los ojos. Las plumas se
ordenarán con la ayuda de una aguja. Se envolverá el cuerpo con unas tiras de
trapo y se dejará así durante unos días. Sólo restará aplicar aceite de nuez al pico y a las patas.
El segundo método de desollar las aves que Manesse nos presenta es
el de la tradicional incisión partiendo del esternón y hasta el ano,
desollando primero las patas, luego las alas, e ir volviendo la piel, para
continuar con el cuello, etc. El resto del proceso es coincidente con el primer
método.
El abad Manesse dedica su tercer capítulo al método de preparar
las pieles secas y las pieles que ya han tenido alguna preparación. Nos
descubre la fórmula de su composición destinada a ablandar y preparar las
pieles, detalla como se han de vaciar los animales ya disecados anteriormente,
etc.
En el cuarto capítulo el autor nos comenta “el resultado de
algunas experiencias obtenidas a raíz de los procedimientos indicados, y que
pueden ser de utilidad para la Historia Natural”. Entre estas experiencias,
recomienda conservar los insectos secos después de haberlos sumergido durante
un periodo de un mes a seis semanas en su solución salina, en vez de
conservarlos en alcohol, "que altera formas y colores". Con esta solución también
se blanquearán y conservarán los esqueletos. Explica sus experiencias para
conservar plantas y la aplicación de la solución salina a su colección de
huevos de aves de Francia. Finalmente, dedica el quinto y último capítulo a
explicar la manera de fabricar los ojos de vidrio “imitando perfectamente la
naturaleza”.
De la
lectura de las obras de autores posteriores, podemos afirmar que la opinión
mayoritaria sobre el Traité sur la manière d'empailler fue buena en
cuanto a valorar el mérito que suponía la publicación por vez primera de un libro que abordaba este arte, pero también de forma
casi unánime, calificaban los procedimientos del abad como muy tediosos y prolongados. Y
como hemos comprobado, no les faltaba razón. Repasemos algunas de aquellas
opiniones.
Nicolas (1800) aprueba la maceración que
propone el abad Manesse y cita la fórmula de la mezcla, aunque la da algo
inexacta. El autor dice que los procedimientos de Manesse “necesitan mucho
tiempo y paciencia” y que “su eficacia no ha respondido a lo que se esperaba”
y que por ello "se han dejado de usar años después". En su Précis de 1787, un compendio que se publicó pocos meses después que el Traité, Nicolas criticaba además la forma de desollado que sugería el abad.
Dufresne
(1803) cita el Traité del abad Manesse, de quien dice que da unas opiniones
acertadas, pero cuyos procedimientos no le parecen admisibles. Aún coincidiendo
con Manesse en que el uso del arsénico es peligroso, Dufresne prefiere seguir
usándolo en la forma de jabón arsenical, a la espera –dice- “de que la Química descubra un
preservativo mejor”. Critica los largos procedimientos que propone Manesse:
“los conocedores de la nueva taxidermia no tendrán jamás paciencia para
emplear quince o veinte días en montar un pequeño cuadrúpedo, un ave o un
gusano”; y dice que él, mediante sus instrucciones,
enseñará “los medios de montar y conservar un ave de talla mediana en menos
de una hora, y un gusano en cuatro minutos". Aún así, Louis Dufresne
destaca, como hemos comentado en la biografía de nuestro protagonista, otras
aportaciones del abad Manesse al estudio de las Ciencias Naturales.
Dupont (1823) parafrasea a Dufresne y
cita a Manesse y a otros autores, a quienes critica por desconfiar del arsénico
por su "posible peligrosidad", y por dar "fórmulas
insuficientes”.
Kettell (1831) afirma que no ha aparecido un trabajo en inglés o en holandés que contenga un tratado sistemático sobre el montaje de animales y que en francés sólo se puede encontrar el de Mauduyt y "el tedioso y asustante" de Manesse, aunque advierte que los procedimientos del abad no le parecen del todo admisibles.
Otros
autores como Hénon y Mouton-Fontenille (1801), Boitard (1825),
Gardner (1866) o Browne (1878) se limitan a citar la existencia
de textos de autores anteriores, entre
los que se encuentra el Traité. Boitard, además, detalla las fórmulas de
curtido y reproduce el "método de hacer los ojos artificiales" de
Manesse, método que Dufresne también incluye en su artículo del Dictionnaire.
El tratado de Manesse fue traducido al italiano en 1788 por el asimismo abad Gianni Battista Vasco, y se adaptó al portugués en 1800 por el naturalista y también fraile brasileño José Mariano da Conceição Veloso.
Notas.-
(1) Bicloruro de mercurio.
(2) Bicarbonato sódico.
(3)
1 libra = 489,505 gramos; 1 onza "de Paris" 30,594 gramos; 1
"gros" (ó "grosse") = 3,824 gramos; 1 "grain"
= 53,114 miligramos.
(4) Sulfato de aluminio.
(5) Bitartrato de potasa.
(6) Empailler (empajar, rellenar) sería la palabra
francesa equivalente a nuestro disecar.
(7) Carbonato de calcio.
(8) El
aceite de nuez, de secado rápido, se usaba desde el Renacimiento con finalidades
artísticas. Más tarde se sustituiría por el aceite de linaza.
(9) Sulfato de cobre.
© All rights reserved. ® Reservados todos los derechos.
Taxidermidades, 2012.
Bibliografía:
Bibliografía:
Pierre Boitard Manuel du
Naturaliste Préparateur, Roret, Paris,1825.
Montagu Browne Practical Taxidermy. A Manual
of Instruction to the Amateur in Collecting, Preserving, and Setting up Natural
History Specimens of all Kinds, The Bazaar,
Londres, 1878.
Louis Dufresne Taxidermie , en Nouveau Dictionnaire d'Histoire Naturelle, apliquée aux Arts , tomo XXI, Deterville,
Paris, 1803.
[Léonard]Dupont Traité de Taxidermie,
Parmantier, Paris, 1823.
James Gardner Bird, Animal and Fish stuffing and preserving ,
The Champion Handbooks, Darton and Hodge, Londres, [1866].
Jacques Marie Hénon y Jacques-Marie-Pierre Mouton-Fontenille de la Clotte Observations
et experiences sur l’art d’empailler les oiseaux, Bruyset Ainé et
Compagnie, Lyon, 1801.
[Samuel Kettell] Manual of the practical naturalist,
or directions for collecting, preparing, and preserving subjetcts of Natural
History, Lilly and Wait, Carter & Babcock, Boston,
1831.
Abbé Denis Joseph Manesse Traité sur la manière d’empailler et de conserver les animaux, les pelleteries, et les laines, Guillot, Paris,
1787. (libro electrónico)
Pierre-François Nicolas De la manière d'empailler et de conserver les animaux , en Précis des leçons publiques de Chimie et d'Histoire Naturelle , vol. 2, Henry Haener, Nancy, 1787.
Pierre-François Nicolas Méthode de Préparer et Conserver les Animaux de toutes les classes, F. Buisson, París, 1800.
[Vasco, Giovanni Battista] G.B.V. Trattato intorno al modo di impagliare e conservare gli animali, le pelli, e le lane, dell’Abate Manesse, Biblioteca Oltremontana ad uso d’Italia I, Turín, 1788. Pierre-François Nicolas Méthode de Préparer et Conserver les Animaux de toutes les classes, F. Buisson, París, 1800.
Veloso, José Mariano da Conceição Naturalista instruido nos
diversos methodos antigos, e modernos de ajuntar, preparar, e conservar
as produçoes dos tres reinos da natureza, colligido de differentes
authores , Officina da Casa Litteraria do Arco do Cego, Lisboa, 1800.