Charles Waterton, óleo de Charles Wilson Peale (1824) |
Charles Waterton (Walton Hall, 1782-1865) fue el vigesimoséptimo Señor de Walton Hall, en el condado de Yorkshire, Inglaterra. A partir de 1804 se hizo cargo de las plantaciones de
azúcar que su familia tenía en la Guayana Británica, aunque regresaba de vez en
cuando. Naturalista de campo, convirtió sus propiedades de Inglaterra, unas 259 hectáreas, en un
santuario donde los animales se sintieran seguros, lo que le convirtió en uno
de los primeros conservacionistas del medio ambiente.
Aunque él odiaba que le calificaran como tal, es el prototipo de personaje excéntrico. Algunos ejemplos no ofrecen muchas dudas: al acabar las cenas, se colocaba bajo la mesa para mordisquear las piernas de sus invitados, como lo haría un perro; caminaba descalzo por los bosques tropicales de la Guayana; trepaba a los árboles e invitaba a sus amigos a que lo hicieran; escaló la cruz de la Basílica de San Pedro en Roma y colocó sus guantes en el pararrayos; en Sudamérica en una ocasión noqueó una boa de un certero golpe; en otra cabalgó durante unos minutos sobre un caimán que coleteaba desesperado (1), tras lo que afirmó que la montura le había resultado algo incómoda; en una tercera situación pasó varias noches en una cabaña encerrado con un vampiro para comprobar si aquel mamífero volador, como se contaba, chupaba la sangre, pero el murciélago prefirió morder a su criado indio. También durmió con una pitón. En 1861, durante una visita a un zoo, y pese a estar advertido del peligro, se empeñó en introducirse en la jaula de un orangután hembra al que abrazó amorosamente. Se cuenta que, para mayor asombro de aquellos que presenciaron la escena, el orangután le devolvió el abrazo. Llegó a trepar a un roble en su octogésimo aniversario. Sus conocimientos de Taxidermia le facilitaron la creación de criaturas desconocidas como A Nondescript, que comentaré más adelante. Durante su vida se autopracticó unas 136 sangrías, en las que se extraía entre 16 y 20 onzas de sangre, en contra de la opinión de los médicos. Detestó la nomenclatura científica y al naturalista John James Audubon, "ese charlatán". Detestaba a las ratas, a los Protestantes, y a la reinante monarquía de Hannover, y todo en uno, acusaba a la monarquía protestante por la invasión de ratas que padecía Inglaterra.
Aunque él odiaba que le calificaran como tal, es el prototipo de personaje excéntrico. Algunos ejemplos no ofrecen muchas dudas: al acabar las cenas, se colocaba bajo la mesa para mordisquear las piernas de sus invitados, como lo haría un perro; caminaba descalzo por los bosques tropicales de la Guayana; trepaba a los árboles e invitaba a sus amigos a que lo hicieran; escaló la cruz de la Basílica de San Pedro en Roma y colocó sus guantes en el pararrayos; en Sudamérica en una ocasión noqueó una boa de un certero golpe; en otra cabalgó durante unos minutos sobre un caimán que coleteaba desesperado (1), tras lo que afirmó que la montura le había resultado algo incómoda; en una tercera situación pasó varias noches en una cabaña encerrado con un vampiro para comprobar si aquel mamífero volador, como se contaba, chupaba la sangre, pero el murciélago prefirió morder a su criado indio. También durmió con una pitón. En 1861, durante una visita a un zoo, y pese a estar advertido del peligro, se empeñó en introducirse en la jaula de un orangután hembra al que abrazó amorosamente. Se cuenta que, para mayor asombro de aquellos que presenciaron la escena, el orangután le devolvió el abrazo. Llegó a trepar a un roble en su octogésimo aniversario. Sus conocimientos de Taxidermia le facilitaron la creación de criaturas desconocidas como A Nondescript, que comentaré más adelante. Durante su vida se autopracticó unas 136 sangrías, en las que se extraía entre 16 y 20 onzas de sangre, en contra de la opinión de los médicos. Detestó la nomenclatura científica y al naturalista John James Audubon, "ese charlatán". Detestaba a las ratas, a los Protestantes, y a la reinante monarquía de Hannover, y todo en uno, acusaba a la monarquía protestante por la invasión de ratas que padecía Inglaterra.
El retrato de Charles Waterton con
42 años, que encabeza este artículo, pintado por Charles Wilson Peale, nos muestra al naturalista junto
una cabeza de gato disecada sobre un libro, y a un pajarillo, también disecado –aunque
simula tener vida- que Waterton sostiene en un dedo. Él mismo se describía como "un hombre alto (5 piés con 11 pulgadas y media) (2), de piernas musculosas, pelo canoso y rostro fruncido". En 1804, durante una visita a un tío suyo que se encontraba en Málaga, España, padeció y superó la peste amarilla, no así su tío que murió a causa de aquella epidemia. Sobre él mismo escribió: "A los pocos días me vi por la noche atacado de vómitos y fiebre. Sufrí los más terribles espasmos y se creyó que no podría llegar al próximo mediodía. Sin embargo la fortaleza de mi constitución hizo que pudiera vencer la enfermedad". Su narración de aquel terrible episodio que causó 14.000 muertos en la ciudad, y durante el cual se produjeron algunos terremotos, constituye un testimonio histórico.
Sus experiencias como viajero naturalista las encontramos
en Wanderings in South America, the North-West of the United States, and the Antilles, in the years 1812, 1816, 1820, and 1824. With Original Instructions for the Perfect Preservation of Birds, c. for Cabinets of Natural History (1825), todo un éxito de ventas en su época, aunque un poco superficial en las descripciones. Este libro incluye la primera descripción de la vida del perezoso. A los 47 años se casó con una joven de 17 años, Anne Edmonstone, nieta de un indio arahuaco y descendiente de reyes escoceses y de Lady Godiva, hija de Charles Edmonstone que tenía una plantación en Demerara, Guayana Británica. Anne moriría un año más tarde al dar a luz a su hijo Edmund. Waterton enseñó a disecar al esclavo negro John Edmonstone (3), un trabajador de la plantación de su suegro, quien también lo acompañaría en algunas de sus expediciones por la selva. Poco después John Edmonstone acompañaría a su amo Charles en un viaje a la metrópoli y sería liberado en Glasgow, instalándose en Edimburgo donde se ganó la vida montando pájaros para el Museo de Historia Natural de la Universidad e impartiendo clases de Taxidermia a estudiantes. Uno de sus aventajados alumnos fue Charles Darwin, que aprendió a disecar durante el invierno de 1825.
Waterton declinó la invitación para exponer en la Gran Exposición de Londres de 1851. Es más, polemizó con alguno de los taxidermistas que allí expusieron sus trabajos. En 1846, a la edad de 64 años, completó el catálogo de su Museo en Walton Hall, su pueblo natal, cercano a Wakefield. Waterton mantuvo correspondencia con Charles Darwin cuando este volvió de sus viajes por el mundo y mientras estaba escribiendo El orígen de las especies que se publicó en 1859. Darwin se refiriría a él en su Autobiografía. Charles Waterton solamente ejercitó la Taxidermia para enriquecer su colección privada. Con ochenta años aún trepaba a los árboles. A pesar de ser un personaje adinerado, vestía parcamente, dormía en el suelo con un tronco de roble ahuecado como almohada, comenzaba su jornada a las tres o cuatro de la mañana y era misericordioso con los pobres. Leía y escribía cartas de madrugada. Leyó en español la biografía de san Francisco Javier y Don Quijote, obra esta última con la que disfrutaba y que continuamente releía. Acostumbraba a practicar la Taxidermia después de leer o escribir, y antes de las ocho de la mañana, su hora del desayuno. Murió con 83 años a causa de las complicaciones de las heridas que le causó una caída cuando transportaba un pesado leño al hombro.
Waterton declinó la invitación para exponer en la Gran Exposición de Londres de 1851. Es más, polemizó con alguno de los taxidermistas que allí expusieron sus trabajos. En 1846, a la edad de 64 años, completó el catálogo de su Museo en Walton Hall, su pueblo natal, cercano a Wakefield. Waterton mantuvo correspondencia con Charles Darwin cuando este volvió de sus viajes por el mundo y mientras estaba escribiendo El orígen de las especies que se publicó en 1859. Darwin se refiriría a él en su Autobiografía. Charles Waterton solamente ejercitó la Taxidermia para enriquecer su colección privada. Con ochenta años aún trepaba a los árboles. A pesar de ser un personaje adinerado, vestía parcamente, dormía en el suelo con un tronco de roble ahuecado como almohada, comenzaba su jornada a las tres o cuatro de la mañana y era misericordioso con los pobres. Leía y escribía cartas de madrugada. Leyó en español la biografía de san Francisco Javier y Don Quijote, obra esta última con la que disfrutaba y que continuamente releía. Acostumbraba a practicar la Taxidermia después de leer o escribir, y antes de las ocho de la mañana, su hora del desayuno. Murió con 83 años a causa de las complicaciones de las heridas que le causó una caída cuando transportaba un pesado leño al hombro.
En 1821, al regreso a Inglaterra de una de sus estancias de la Guayana Británica, Waterton se encontró con un inesperado suceso. Como acostumbraba, de su viaje volvía con un cargamento de cientos de especímenes exóticos conservados o disecados por él mismo. A su arribada a Liverpool, un celoso inspector de aduanas examinó el cargamento y exigió a Waterton lo que este entendió como unos muy altos impuestos aduaneros, el 20 % de su valor. Nuestro protagonista protestó con el argumento de que aquella importación, aunque tenía un alto valor científico, carecía de valor comercial. El agente aduanero, lejos de arrugarse, obligó a Waterton a liquidar la que este entendía tan alta suma.
A Nondescript en el Wakefield Museum. |
Tres años más tarde, al regresar de una nueva expedición a la Guayana, Waterton trajo consigo la cabeza disecada de un especimen al que bautizó como A Nondescript, un Inclasificable.
Waterton lo montó a modo de un busto clásico. Tanto la primera como la segunda edición de su libro Wanderings presentan en el frontispicio un grabado dibujado por "su joven amigo"
Foljambe que representa al Inclasificable y nos remite a la página 307, donde nos describe
su "encuentro" con aquella extraña criatura y nos explica que le cortó la cabeza. El busto disecado se expuso en su Museo
de Walton Hall. Parece ser que se trataba de la piel de un mono aullador rojo que
montó dándole una apariencia humana. La verdad es que la cabeza de aquella criatura medio mono medio persona guardaba cierto parecido con alguien. Esta recreación se convierte en sátira
cuando nos percatamos, según comenta Richard Adlington, autor de The strange Life of Charles Waterton (1949), del gran parecido de ese Inclasificable
con J. R. Lushington, secretario del
Tesoro británico, responsable de los aranceles aduaneros, y a quien Waterton detestaba profundamente.
Grabado de Un Inclasificable que aparece en el libro de Waterton. |
La traducción de las palabras de Waterton (págs. 306 y 307):
"Me hice de un animal que ha causado, en mi opinión, asombro y no pocas especulaciones. Su grueso pelaje y la gran longitud de la cola, no dejaban lugar a la duda. Pero luego su cara y la cabeza, obligaban a quien lo inspeccionaba a hacer una pequeña pausa antes de atreverse a clasificarlo. Era un animal grande, y como estaba oscureciendo y, además, no me apetecía cargar con aquel peso, le corté la cabeza y los hombros y lo trajé conmigo a Europa. Creo que obré bien, pues ya tuve bastante en tener que responder sólo por la cabeza, y no tener que hacerlo por sus manos y piés, o por la cola, que es un apéndice que, como Lord Kames afirma, nos pertenece.Los rasgos de este animal son tranquilos, como un modelo griego. La placidez del rostro demuestra que las cosas le iban bien en vida. Algunos caballeros de gran habilidad y talento, trás inspeccionar la cabeza, se mostraban convencidos de que la totalidad de sus rasgos habían sido cambiados. Otros vacilaron y generaron dudas al ser capaces de asumir que los brutos rasgos del mono se pueden transformar en el rostro noble del hombre. "Vulgus Scinditur" (4). Sobre este novedoso tema se podría argumentar ampliamente y quizás, después de todo, aumentar algo más la pedantería. "Vox et nihil praeterea" (5).
Años más tarde Waterton negó que el Inclasificable fuera un retrato de Lushington. Lo hizo en unas notas añadidas a la reedición de su libro del año 1837. Pero por la forma en cómo redactó aquella negación, parecía más una confirmación.
Esta recreación humanoide con la Waterton pretendió mofarse, sorprende aún más cuando conocemos que Waterton se carteó con Darwin, que el Inclasificable es de poco antes de 1825, y que El origen de las especies donde Darwin desarrollaba su Teoría de la Evolución se publicó en el año 1859.
Los métodos taxidérmicos que Waterton practicaba y que nos encontramos descritos en su obra Wanderings los trataremos en una segunda entrega.
Notas.-
(1) El autor español Joan Grau-Bassas citó en su tratado ese episodio de Waterton cabalgando sobre un caimán en el Esequibo.
(2) 1,81 metros.
(3) Los esclavos tomaban el apellido de su amo.
(4) "el pueblo se divide".
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Taxidermidades, 2012.
Taxidermidades, 2012.
Bibliografía:
Richard Adlington The strange Life of Charles Waterton , Evans Brothers Limited, Londres, 1949.
Alfonso Vallejo Franco de Espes Charles Waterton y la fiebre amarilla de Málaga de 1804 , en Jávega, nº 6, Centro de Ediciones d ela Diputación de Málaga, Málaga, 1974.
Charles Waterton Wanderings in South America, the North-West of the United States, and the Antilles, in the years 1812, 1816, 1820, and 1824. With Original Instructions for the Perfect Preservation of Birds, and c. for Cabinets of Natural History , B. Fellowes, Londres, 1828.
Recursos:
Artículo Charles Waterton: su técnica taxidérmica en Taxidermidades.
Artículo John Edmonstone, el esclavo que enseñó Taxidermia a Charles Darwin en Taxidermidades.
Artículo Charles Darwin, taxidermista y coleccionista en Taxidermidades.
Richard Adlington The strange Life of Charles Waterton , Evans Brothers Limited, Londres, 1949.
Alfonso Vallejo Franco de Espes Charles Waterton y la fiebre amarilla de Málaga de 1804 , en Jávega, nº 6, Centro de Ediciones d ela Diputación de Málaga, Málaga, 1974.
Charles Waterton Wanderings in South America, the North-West of the United States, and the Antilles, in the years 1812, 1816, 1820, and 1824. With Original Instructions for the Perfect Preservation of Birds, and c. for Cabinets of Natural History , B. Fellowes, Londres, 1828.
Recursos:
Artículo Charles Waterton: su técnica taxidérmica en Taxidermidades.
Artículo John Edmonstone, el esclavo que enseñó Taxidermia a Charles Darwin en Taxidermidades.
Artículo Charles Darwin, taxidermista y coleccionista en Taxidermidades.