El oso disecado, signo de riqueza y posición social.


Oso disecado por Edwin Ward.
Tener un oso disecado en el recibidor fue, en un tiempo, signo de poder y riqueza. Se puso de moda a partir de la época victoriana entre la alta sociedad y los burgueses con aspiraciones de ascenso social. Algunas imágenes y textos parecen demostrarlo.

En un ejemplar de La Ilustración Española y Americana del 30 de enero de 1875 nos encontramos con la xilografia de la izquierda, tallada a partir de un dibujo de P. Larson, en cuyo pie aparece el siguiente texto: "Mr. Bruin, el copero mudo. Oso cazado por Lord Suffield, y armado de esta forma por el disector y naturalista Mr. Ward". El texto que acompaña al grabado es el siguiente: 

   "Entre los festejos con que la corte imperial de Rusia solemnizó el matrimonio de los Duques de Edimburgo en enero del año anterior, figuraba principalmente una partida de caza de osos en los bosques inmediatos a San Petersburgo.
   Lord Suffield y su guía, extraviados en la espesura del bosque, fueron a dar de repente en la boca de una profunda cueva, donde se alojaba un soberbio oso, con dos cachorros ya crecidos; el peligro fue inminente para el magnate inglés, porque aquel feroz animal intentó arrojarse sobre el intruso que llegaba a turbar la paz de sus dominios forestales; pero lord Suffield tuvo serenidad bastante para esperar la acometida, preparó su escopeta y sepultó dos balas en el pecho del oso, que cayó instantáneamente exánime. Los dos cachorros huyeron, y el oso muerto fue recogido por lord Suffield, quien hizo trasladarlo después a Londres, y lo confió al reputado naturalista Mr. Edwin Ward (Wigmore Street) para que fuese disecado y armado de la manera que representa el grabado de la pág. 69.
   Así se guarda en el vestíbulo que precede al comerdor en el palacio de lord Suffield, en Londres, y es conocido por el siguiente nombre: Mr. Bruin, a dumb waiter (Mr. Moreno, un copero mudo)."

"El Rinoceronte" de Durero.


En el año 1514, el sultán Muzafar II de Gujarat, en el oeste de la India, envió como regalo al rey Emanuel I de Portugal –que dominaba extensas regiones en aquel lugar- un exótico animal: un rinoceronte. En realidad, el sultán hizo su regalo al gobernador de la India portuguesa, don Jaime de Albuquerque que, no sabiendo muy bien qué hacer con el animal, se lo envió a su soberano. El rinoceronte llegó a Lisboa el 20 de mayo de 1515. El 3 de junio el rey de Portugal hizo enfrentar al rinoceronte, que se alojaba en la casa de fieras del palacio de Ribera, con uno de sus elefantes más jóvenes, para comprobar lo que el romano Plinio el Viejo había escrito en su Historia Naturalis en el año 77, que estos dos animales eran grandes enemigos. El elefante, espantado ante la muchedumbre que quería presenciar el combate, huyó aterrorizado ante el lento avance de su adversario.
 

Dibujo a tinta del Rinoceronte de Alberto Durero. Museo Británico.

 
Pronto, el rey de Portugal decidió regalar el rinoceronte, de nombre Ganda, al zoológico del Papa León X. Un año antes, el rey ya había regalado un elefante indio al Papa, que quedó muy satisfecho. Esos regalos perseguían obtener los favores papales que ayudaran a mantener los privilegios portugueses en las tierras exploradas en Extremo Oriente. En diciembre embarcó de nuevo el rinoceronte,  junto a otros suntuosos regalos, con destino a Roma.

La momificación egipcia. Momias de animales. Segunda parte.


En la primera parte de este artículo tratamos sobre las técnicas y los materiales empleados en el proceso de momificación en el Antiguo Egipto. En esta segunda parte prestaremos atención a las momias de animales.

El halcón era la imagen de Horus, los gatos lo eran de la diosa Bastet, los toros de Apis. En los templos de Hathor se adoraba a las vacas, en los de Sobek a los cocodrilos y en los de Anubis a chacales o perros. Selket era representada por el escorpión, Amón por el ganso. Otros animales que también se embalsamaron fueron serpientes, peces, murciélagos, reptiles, ratones y huevos de pájaros. En ocasiones, simplemente se trataba de las mascotas de la familia, que se enterraban en la misma tumba de su amo, y con sarcófagos hechos a medida. 

Hacia 2950 a.C. los reyes de la Dinastía I fueron enterrados en Abydos con perros, leones y burros. 2500 años más tarde, durante la Dinastía III, un plebeyo de Abydos llamado Hapi-men fue enterrado junto a su perrito. Otras momias se enterraban junto a provisiones para la eternidad: trozos de carne de ternero, patos, gansos y palomas, salados, secos y envueltos en lino.

Algunos animales fueron momificados como representantes vivientes de divinidades. En el pueblo de Mit Rahina, donde estaba ubicado Memfis, capital del Antiguo Egipto, todavía se conservan las ruinas de la casa de embalsamamiento del dios toro Apis, uno de los animales más destacados de ese período. Símbolo de fuerza y virilidad, contenía el poder real. Mitad animal mitad deidad, se representaba con un triángulo blanco en la frente, con alas dibujadas sobre sus espaldas y la silueta de un escarabajo en la lengua. En vida, el toro vivía en un santuario, rodeado de sacerdotes, adornado con oro y joyas y adorado por las multitudes. Una vez muerto, su divinidad era heredada por otro toro. El cuerpo del animal muerto era transportado al templo y situado sobre un lecho de travertino finamente esculpido. El proceso de momificación duraba 70 días.
 

 Tebas. Hipogeos. Momias y detalles de cocodrilo, de serpiente y de perro.  Grabado. (1)

La momificación egipcia. Técnica y materiales. Primera parte.


¿Dónde se tiene su origen el arte de la Taxidermia? En el Antiguo Egipto no. En un artículo anterior pudimos comprobar que las momias de Chinchorro, descubiertas en Chile, son bastante anteriores a las egipcias y que, además, presentan un tratamiento más taxidérmico. No obstante, la cultura egipcia siempre ha acabado seduciendo a quien se ha acercado a ella, y son los autores clásicos quienes nos han permitido conocer las técnicas y los materiales empleados.

El historiador griego Heródoto (484-430 a.C.) en su Historiae, Libro II, Euterpe, nos describe los tres tipos de embalsamamiento dependiendo de la clase social a la que pertenecía el muerto:
Anubis embalsamando el cuerpo de un Faraón.
   "LXXXVI. Allí tienen oficiales especialmente destinados a ejercer el arte de embalsamar, los cuales, apenas es llevado a su casa algún cadáver, presentan desde luego a los conductores unas figuras de madera, modelos de su arte, las cuales con sus colores remedan al vivo un cadáver embalsamado. La más primorosa de estas figuras, dicen ellos mismos, es la de un sujeto cuyo nombre no me atrevo ni juzgo lícito publicar. Enseñan después otra figura inferior en mérito y menos costosa, y por fin otra tercera más barata y ordinaria, preguntando de qué modo y conforme a qué modelo desean se les adobe el muerto; y después de entrar en ajuste y cerrado el contrato, se retiran los conductores. Entonces, quedando a solas los artesanos en su oficina, ejecutan en esta forma el adobo de primera clase. Empiezan metiendo por las narices del difunto unos hierros encorvados, y después de sacarle con ellos los sesos, introducen allá sus drogas e ingredientes. Abiertos después los ijares con piedra de Etiopía aguda y cortante, sacan por ellos los intestinos, y purgado el vientre, lo lavan con vino de palma y después con aromas molidos, llenándolo luego de finísima mirra, de casia, y de variedad de aromas, de los cuales exceptúan el incienso, y cosen últimamente la abertura. Después de estos preparativos adoban secretamente el cadáver con nitro durante setenta días, único plazo que se concede para guardarle oculto, luego se le faja, bien lavado, con ciertas vendas cortadas de una pieza de finísimo lino, untándole al mismo tiempo con aquella goma de que se sirven comúnmente los egipcios en vez de cola. Vuelven entonces los parientes por el muerto, toman su momia, y la encierran en un nicho o caja de madera, cuya parte exterior tiene la forma y apariencia de un cuerpo humano, y así guardada la depositan en un aposentillo, colocándola en pie y arrimada a la pared. He aquí el modo más exquisito de embalsamar los muertos.
   LXXXVII. Otra es la forma con que preparan el cadáver los que, contentos con la medianía, no gustan de tanto lujo y primor en este punto. Sin abrirle las entrañas ni extraerle los intestinos, por medio de unos clísteres llenos de aceite de cedro, se lo introducen por el orificio, hasta llenar el vientre con este licor, cuidando que no se derrame después y que no vuelva a salir. Adóbanle durante los días acostumbrados, y en el último sacan del vientre el aceite antes introducido, cuya fuerza es tanta, que arrastra consigo en su salida tripas, intestinos y entrañas ya líquidas y derretidas. Consumida al mismo tiempo la carne por el nitro de afuera, sólo resta del cadáver la piel y los huesos; y sin cuidarse de más, se restituye la momia a los parientes. 
   LXXXVIII. El tercer método de adobo, de que suelen echar mano los que tienen menos recursos, se deduce a limpiar las tripas del muerto a fuerza de lavativas, y adobar el cadáver durante los setenta días prefijados, restituyéndole después al que lo trajo para que lo vuelva a su casa. 
   LXXXIX. En cuanto a las matronas de los nobles del país y a las mujeres bien parecidas, se toma la precaución de no entregarlas luego de muertas para embalsamar, sino que se difiere hasta el tercero o cuarto día después de su fallecimiento. El motivo de esta dilación no es otro que el de impedir que los embalsamadores abusen criminalmente de la belleza de las difuntas, como se experimentó, a lo que dicen, en uno de esos inhumanos, que se llegó a una de las recién muertas, según se supo por la delación de un compañero de oficio."

El "Traité sur la manière d'empailler" del abad Manesse.


En un artículo anterior revisamos la biografía del abad Denis Joseph Manesse, autor de Traité sur la manière d'empailler et de conserver les animaux, les pelleteries et les laines, publicado en 1787. En este comentaremos el contenido de su libro, un volumen de XVI+193+III páginas, sin grabados, de un tamaño de 10,5x17 cm., y que no llegó a reeditarse.

Portada del Traité del abad Manesse. 
Como nos encontramos ante el primer tratado de taxidermia de la historia, lo que con seguridad, no nos volverá a suceder, aprovecharemos la ocasión para extendernos en conocer su contenido, a sabiendas que la longitud del artículo superará lo deseado. Y lo haremos siguiendo el texto original, aunque al lector nos parezca desordenado.

En lo referente al aspecto técnico de su manual, el mismo Manesse afirma que, después de haberlo experimentado, el arsénico, el sublimado corrosivo (1), el alcanfor, la trementina, la mirra, el aloe, etc., no garantizan la conservación de los animales disecados durante largo tiempo, ya que estas drogas no penetran en el tejido celular y en los folículos grasos. Tras observar piezas en las que se utilizan los mismos compuestos, unas se degradaban antes que otras. El autor relaciona acertadamente esa degradación con la cantidad de grasa de los animales, afirmando que se descomponen antes los animales o las partes de estos que contienen más grasa, y que esta descomposición se acelera con el calor.

Manesse utiliza dos fórmulas de curtido para conservar las pieles. La primera se basa en un ácido, el alumbre de roca puro, y lo utiliza para pieles frescas; la segunda en un álcali, la soda (2), y lo propone para las pieles secas.

El Abad Manesse, autor del primer tratado de Taxidermia.

El abad Denis Joseph Manesse nace en Landrecies (Nord, Francia) en 1743. Fue canónigo en la abadía de Saint-Jean-des-Vignes de Soissons, y párroco y prior de Branges o, según otras fuentes, de Beaugies-sous-Bois (Oise). Ejerció la medicina gratuitamente y con éxito hasta el fin de sus días, lo que le valió la obtención de dos pensiones del rey Luis XVI. Tras el triunfo de la Revolución, marchó a Alemania y luego a Rusia. Ingresó como miembro en la Academia de Erfurt en 1795 y en la Academia Imperial de San Petersburgo en 1801. Vuelve a Francia tras la primera restauración, en 1814, y reprende sus trabajos como naturalista. Falleció en el castillo de Soupir (Aisne) -ahora destruido-, propiedad de su amigo M. de La Villeurnois, el 24 de septiembre de 1820.

Abadía de Sant Jean-des-Vignes de Soissons.

Él mismo escribe en su Traité sur la manière d'empailler et de conserver les animaux, les pelleteries, et les laines (1787) que su interés por la Historia Natural lo tiene desde su primera juventud y que, en el momento de escribir esta obra, contaba con más de veinte años de experiencia en la preparación de animales. Y es precisamente su Traité sur la manière d'empailler el que está considerado como el primer tratado de Taxidermia conocido. Hasta esa fecha sólo se habían publicado artículos en revistas, cartas, algún capítulo o párrafos sueltos, o los libros publicados se limitaban a dar unas instrucciones básicas para las primeras preparaciones de los animales que debían ser enviados a Europa desde otros continentes. Louis Dufresne, jefe del laboratorio de Taxidermia del Museo de París, en el año 1803 afirma:  
   “Parece que los ingleses y los holandeses no tienen, en su lengua, obra alguna que trate sobre la forma de montar los animales con algunos principios. En 1801, no estábamos más avanzados que ellos. (...) Solamente teníamos la obra del abad Manesse, pero la duración de los procedimientos que indicaba espantaba a aquellos que deseaban formarse en la taxidermia."

"Le Taxidermiste", una comedia negra.


El ambiente que rodea a la viuda del taxidermista. Boceto de la película.

 
Le Taxidermiste es un cortometraje de animación dirigido y realizado en 2011 por Paulin Cointot, Dorianne Fibleuil, Antoine Robert y Maud Sertour, y producido por Supinfocom, una escuela de cine de animación de Arlès, Francia. Este trabajo tiene una duración de 6'51" y fue finalista de la sección Anima't Cortos del 45 Festival de Cine Fantástico de Sitges (España) del año 2012.

La sinopsis de esta comedia negra, que aparece en la web del Festival es la siguiente:
   "Humor negro y taxidermia forman siempre una combinación ganadora, como se demuestra en este corto en el que, tras la muerte de un taxidermista, su esposa y el equipo de la funeraria rinden un último homenaje al finado."

"Un zoológico para el Rey Sol", de Frédéric Richaud.


Cubierta de la edición española.
El libro Un zoológico para el Rey Sol del escritor francés Frédéric Richaud (1966) fue publicado originalmente en Francia en el año 2006 con el título La Ménagerie de Versailles. Más tarde se tradujo a otros idiomas. En España la novela se publicó en 2008 con traducción de Manuel Serrat Crespo.

Se trata de una novela histórica, surrealista y humorística, una fábula sobre la vanidad humana. Leemos la sinopsis de la contraportada:
   “El mujeriego, arruinado y visionario marqués de Dunan intenta desesperadamente ganarse el favor del Rey Sol. Cree encontrar su oportunidad para lucirse en el zoológico de Versalles, obra de Louis Le Van y realizado entre 1662 y 1664. Decidido a asombrar al monarca trayendo vivos a los animales más exóticos. Dunan inicia un periplo de tres años por África, acompañado por una galería de personajes inolvidables y más sorprendentes que las bestias: un cura medio loco, decidido a cristianizar a todo aquel que se le ponga por delante (ya sea humano o no), un joven taxidermista frustado con dotes para el dibujo, un capitán algo arisco que odia los cotilleos versallescos… Todo un circo de hombres y fieras que vivirá las más salvajes y divertidas aventuras.”

Giovanni Pietro Olina. Su "Uccelliera" de 1622: instrucciones taxidérmicas.


Giovanni Pietro Olina (1585-1645?)  fue filósofo, teólogo, doctor en leyes y naturalista. De su biografía se conoce muy poco. Apasionado por la caza desde muy joven, tras haberse licenciado en Siena en letras, teología y filosofía, se trasladó a Roma donde sabemos que sirvió en la corte del Marqués Cassiano dal Pozzo. Más tarde se trasladó a Novara, donde fue nombrado canónigo de la catedral y donde murió en enero de 1645.

Portada de la primera edición.
Su obra Uccelliera. Overo discorso della natura, e proprietà di diversi uccelli, e in particolare di que' che cantano con il modo di prendergli, conoscergli, alleuargli, e mantenergli, editada por Andrea Fei en Roma en el año 1622, es uno de los primeros tratados ornitológicos conocidos. Su primera edición presentaba XI+81+XII páginas, e incluía 93 grabados obra de Francesco Villamena y del reconocido pintor y grabador florentino Antonio Tempesta. Es el mismo autor quien nos avisa que los grabados han sido rediseñados por el romano Vincenzo Leonardi pintor "di casa Dal Pozzo" durante más de treinta años y, a su vez, discípulo de Tempesta, su maestro. Por esa razón, diversas copias del libro presentan abundantes variantes iconográficas. Olina dedica su obra al "Señor Caballero" piamontés Cassiano dal Pozzo, político, diplomático y reconocido amante de las artes y de las ciencias, quien encargó este catalógo ornitológico como regalo para el príncipe romano Federico Cesi, fundador de la Accademia dei Lincei. Además, esta obra cuenta con el "privilegio" eclesiástico del Papa Gregorio XV. Escrita en poco más de un año, esta obra se inspira en otra bastante menor titulada Canto degl' Augelli de Antonio Valli da Todi (Roma, 1601). La Uccelliera está considerada como un trabajo preparatorio de un más extenso trabajo ornitológico que Cassiano Dal Pozzo estaba preparando y que Leonardi debería ilustrar.

Desde el punto de vista taxidérmico, este tratado de principios del Barroco incluye, al final del libro, un apartado titulado Modo de curtir las pieles para diversos usos en el que el autor nos alecciona en algunas preparaciones. Las repasamos.

La familia Benedito: saga de taxidermistas.


La familia Benedito ha sido, sin lugar a dudas, una de las sagas de taxidermistas más conocidas de España. El iniciador fue José Maria Benedito Mendoza (Valencia, ?-1899), taxidermista establecido en Valencia a finales del siglo XIX, en la calle Corregería, 24. Al igual que en otras grandes ciudades, como París (Verreaux, Deyrolle, Dreyfus, Lassalle...), Londres (Ward), o la más cercana Barcelona (Darder), su negocio surtía de objetos de Historia Natural a coleccionistas e instituciones de enseñanza. Además de ejercer como comerciante y taxidermista por encargo, fue Preparador del Gabinete de Historia Natural de la Universidad de Valencia, plaza dotada con un sueldo de 8.000 reales al año. Su especialidad eran las aves acuáticas y, más tarde, las cabezas de toro que le encargaban los toreros de la época. De su trabajo se conservan unos treinta ejemplares que se exponen en el Museo de Historia Natural de la Universitat de Valencia (1). Falleció repentinamente de un ataque cerebral a los 53 años. Dejó esposa y siete hijos, todos ellos menores de 25 años, entre los que se encontraban sus continuadores, José Maria y Luis.
 

Los hermanos Benedito con sus ayudantes en el Laboratorio de Taxidermia del Museo, en 1914 (2).

 
José María Benedito Vives (Valencia, 1873-Madrid, 1952), el primogénito, trabajaba de contable y ayudaba en sus horas libres a su padre. Tras el fallecimiento de este, abandonó su trabajo y se puso al frente del negocio familiar. En 1905, gracias a la mediación de un ingeniero agronónomo de la Casa Real, valenciano como él, recibió el nombramiento de Proveedor Real y Naturalista-Disecador del rey Alfonso XIII. A partir de ahí, gracias a la mediación de otro amigo, el ministro de Fomento, y a la amistad de este con Ignacio de Bolívar, director del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, en 1907 José María Benedito obtuvo la plaza de Disecador del Laboratorio de Taxidermia del museo. José María Benedito Vives empezó a trabajar en el Museo de Ciencias de Madrid en 1907.Al año siguiente, la familia Benedito se traslada al completo a Madrid, abriendo un nuevo taller de Taxidermia en la calle Ramón de la Cruz, número 12. El joven Luis Benedito Vives (Valencia, 1885-Madrid, 1955) se incorpora al trabajo del taller. A mediados de 1911 al menor de los hermanos le sería concedida una beca de estudios de 350 pesetas mensuales más los gastos de viaje y matrículas. Bolívar hacia años había mantenido contactos con Herman H. ter Meer (3) un taxidermista del Museo de Leiden, Países Bajos, que había dado a conocer su técnica a numerosos museos de todo el mundo, también al de Madrid. En otoño de 1911 Luis se traslada a Leipzig, Alemania, donde ejercía Ter Meer desde 1907, y allí permanecerá durante cinco meses convirtiéndose en uno más de los discípulos que formaría el maestro holandés.
 

El Museo de Historia Natural de Berlín.


Familia de hipopótamos (1).
El Museo de Historia Natural de Berlín (Naturhistorisches Forschungsinstitut Museum für Naturkunde), centro dependiente de la Universidad, es uno de los grandes Museos de Zoología. Se encuentra en el número 43 de la Invalidenstrasse y ocupa unos 6.000 metros cuadrados.

Nació a partir de la fusión de tres museos anteriores, tras el establecimiento de la Universidad Humboldt en la avenida Unter den Linden en 1810: el Museo Anatómico, el Museo Mineralógico y el Museo Zoológico. En 1875 solamente los objetos zoológicos se estimaban en unos 600.000. Hacia 1880 las colecciones ocupaban dos tercios del edificio universitario, lo que obligó a construir un nuevo edificio, que se inauguró en 1889. Los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial arrasaron su ala este, que no empezó a ser reconstruida hasta el año 2006. Ubicado en el Este, tras la Guerra fue el primer museo berlinés en reabrir. El crecimiento de las colecciones fue espectacular entre los años 1875 y 1910, período de grandes expediciones (la Gazelle en 1874-1876, la botánica National en 1889, la Valdivia en 1898-1899, la Tendaguru entre 1909 y 1913 -250 toneladas de fósiles de dinosaurios-)  y abundantes donaciones como la por entonces mayor colección de mariposas del mundo de Otto Staudiger (1905). El Museo, que durante la época de la Guerra fría se encontraba -por pocos metros- en el sector este de la ciudad, se reorganizó en torno a 1993-1994, tras la caída del Muro. Las cuatro salas centrales del Museo se reformaron en el año 2007. Actualmente el museo alberga unos 30 millones de especímenes, lo que lo convierte en uno de los más grandes del mundo. La sección zoológica comprende unos 10 millones de invertebrados -sin incluir insectos-, unos 15 millones de insectos y unos 580.000 vertebrados (150.000 mamíferos pertenecientes a unas 2.000 especies distintas, unas 200.000 preparaciones de aves y objetos ornitológicos -huevos, nidos...- que comprenden unas 9.000 especies de las 10.000 aves conocidas). En 2010 el Museo cumplió 200 años.

El jabón arsenical de Bécoeur.


Ejabón arsenical de Jean-Baptiste Bécoeur (Metz, 1718-1777) es, sin lugar a dudas, el producto preservativo más conocido de la historia de la Taxidermia.

Preocupado por la conservación de las colecciones y por los efectos destructivos de los insectos, es a partir de 1738 cuando Bécoeur empieza a experimentar la efectividad de unos cincuenta productos químicos para determinar cual de ellos es el más eficaz, aplicándolos a aves preparadas por él mismo. Cuatro años más tarde sólo cuatro pájaros se salvaron de la voracidad de los insectos, y decide combinar los cuatro productos químicos empleados en ellos (alcanfor, arsénico, sal tártara y cal) en una sola preparación, añadiéndole jabón.

Hasta entonces se habían utilizado toda clase de productos para conservar la piel. Por citar sólo algunos, Olina (1622) prepara las pieles con vinagre, sal y alumbre. Woodward (1696) usa sublimado de mercurio (sublimado corrosivo). Réaumur (1747 y 1753) aplica aloe, mirra, incienso, pimienta, cal pulverizada y alcanfor. Turgot (1758) además de pimienta y alumbre propone, como el más seguro, el alcanfor.  Davies (1770) usa alumbre, alcanfor y canela a partes iguales. En las fórmulas propuestas por Kuckahn (1770) encontramos productos como esencia de trementina, alcanfor, tabaco, pimienta negra y corrosivo sublimado.

Bécoeur nunca dio a conocer públicamente la composición de su exitosa fórmula, lo que le valió numerosas críticas. Algunos naturalistas acusaron a Bécoeur de mantenerla en secreto para poder lucrarse. Bécoeur respondía a estas acusaciones que esta era el resultado de largas y costosas investigaciones.

Charles Waterton: su técnica taxidérmica.


Edición de 1828 de Wanderings.
Tras abordar la biografía del naturalista inglés Charles Waterton (1782-1865), en esta segunda parte conoceremos las técnicas de taxidermia que este utilizaba y que fueron abundantemente criticadas por autores posteriores.

Es el mismo Waterton quien en su obra Wanderings in South America the North-West of the United States, and the Antilles, in the years 1812, 1816, 1820, and 1824. With Original Instructions for the Perfect Preservation of Birds, and c. for Cabinets of Natural History (1825) nos describe sus métodos. Hasta el año 1893 este libro se reeditó en diez ocasiones. En 1983 y en 2005 se publicó de nuevo.

Un autor español, Manuel Llofriu, en su obra Taxidermia. Manual Práctico del disecador deanimales y plantas (1885) nos describe lo que él llama procedimiento Waterton. Por comodidad transcribo literalmente los párrafos que le dedica:
   "Mr. Waterton, en la relación que hace de su viaje a la América Meridional, indica un nuevo método para montar las aves, que él cree que es superior a los conocidos hasta el día, método empleado en Brasil.
Como preservativo, solamente el sublimado (1) disuelto en alcohol. El montaje lo hace sin alambre. "El alambre, dice, es completamente inútil y hasta muy perjudicial, porque cuando se emplea desarregla la simetría y causa una tiesura desagradable."

Charles Waterton: biografía de un taxidermista excéntrico. "A Nondescript".


Charles Waterton, óleo de Charles Wilson Peale (1824)
Charles Waterton (Walton Hall, 1782-1865) fue el vigesimoséptimo Señor de Walton Hall, en el condado de Yorkshire, Inglaterra. A partir de 1804 se hizo cargo de las plantaciones de azúcar que su familia tenía en la Guayana Británica, aunque regresaba de vez en cuando. Naturalista de campo, convirtió sus propiedades de Inglaterra, unas 259 hectáreas, en un santuario donde los animales se sintieran seguros, lo que le convirtió en uno de los primeros conservacionistas del medio ambiente.

Aunque él odiaba que le calificaran como tal, es el prototipo de personaje excéntrico. Algunos ejemplos no ofrecen muchas dudas: al acabar las cenas, se colocaba bajo la mesa para mordisquear las piernas de sus invitados, como lo haría un perro; caminaba descalzo por los bosques tropicales de la Guayana; trepaba a los árboles e invitaba a sus amigos a que lo hicieran; escaló la cruz de la Basílica de San Pedro en Roma y colocó sus guantes en el pararrayos; en Sudamérica en una ocasión noqueó una boa de un certero golpe; en otra cabalgó durante unos minutos sobre un caimán que coleteaba desesperado (1), tras lo que afirmó que la montura le había resultado algo incómoda; en una tercera situación pasó varias noches en una cabaña encerrado con un vampiro para comprobar si aquel mamífero volador, como se contaba, chupaba la sangre, pero el murciélago prefirió morder a su criado indio. También durmió con una pitón. En 1861, durante una visita a un zoo, y pese a estar advertido del peligro, se empeñó en introducirse en la jaula de un orangután hembra al que abrazó amorosamente. Se cuenta que, para mayor asombro de aquellos que presenciaron la escena, el orangután le devolvió el abrazo. Llegó a trepar a un roble en su octogésimo aniversario. Sus conocimientos de Taxidermia le facilitaron la creación de criaturas desconocidas como A Nondescript, que comentaré más adelante. Durante su vida se autopracticó unas 136 sangrías, en las que se extraía entre 16 y 20 onzas de sangre, en contra de la opinión de los médicos. Detestó la nomenclatura científica y al naturalista John James Audubon, "ese charlatán".  Detestaba a las ratas, a los Protestantes, y a la reinante monarquía de Hannover, y todo en uno, acusaba a la monarquía protestante por la invasión de ratas que padecía Inglaterra.  

"El Aura", una película de Fabián Bielinsky.


Cartel de la película
El Aura (2005), de Fabián Bielinsky, es un trhiller cuyo personaje principal es un taxidermista introvertido llamado Espinosa (Ricardo Darín), epiléptico, planeador y fabulador de atracos perfectos. No los lleva a cabo. Hasta que a causa de un accidente de caza se ve involucrado, involuntariamente, en un verdadero asalto a un furgón blindado que transporta la recaudación de un casino.

En palabras del director -en el “making of”- la película trata de la “tentación del hombre honesto por el crimen”. Está “Basada en un personaje y su mundo interior, sus oscuridades internas, sus dificultades, sus deseos y sus fantasías”. En esta historia, con guion del mismo director, escrito veinte años antes, “el personaje lleva la trama completa de principio a fin de la película”.

Según el testimonio de Ricardo Darín, este “no es un personaje que anda deambulando por esta historia buscando meter goles o hacer cosas graciosas para congraciarse con la audiencia, ni hacer cosas espectaculares ni heroicas. Más bien todo lo contrario. Es un tipo con grandes dificultades, con una especie de zanahoria delante de él, que es ver si es capaz de llevar a cabo sus teorías organizativas”.

Ricardo Darín resume la película:  “Esta película es una historia rara, muy rara, atípica, de un tipo que se dedica a la taxidermia. Es paciente epiléptico. Este tipo que ha tenido tantas fantasías delictivas y que cree que las cosas se pueden hacer bien si se planean bien, en un momento determinado se encuentra con una situación donde va a probar definitivamente si su teoría es cierta o no”.

Los Gabinetes de Curiosidades.

Los principios de la taxidermia están ligados a las necesidades científicas y naturalistas. Durante el Renacimiento los naturalistas identificaban los animales que se habían descrito en la Antigüedad y enriquecían el conocimiento con sus propias observaciones y comentarios. A partir del siglo XVII, ya en el Barroco, los estudiosos de la naturaleza trabajaban cada vez menos con ideas preconcebidas y se vuelcan en una zoología más científica. En el siglo XVIII, la necesidad de conocer la Historia Natural incita a los gobernantes a ordenar expediciones científicas a las exóticas tierras descubiertas a partir del siglo XVI. Los naturalistas dibujan y explican, en obras que se publicaban a su retorno, la fauna y flora que encontraban en las nuevas regiones del mundo. Además, proveían de objetos las colecciones de Historia Natural que muchos aficionados, la mayoría ricos, acumulaban en museos privados. Es en esa época, a finales del XVIII, es cuando nacen los principales Museos de Historia Natural, que pronto empiezan a nutrirse de las donaciones de colecciones particulares.

Si retrocedemos algo hasta finales del Renacimiento y principio del Barroco, nos encontramos con los precursores de los actuales Museos de Historia Natural, los Gabinetes de Curiosidades. Esos Cuartos de Maravillas, como también son conocidos en español, albergaban multitud de objetos raros para la época que, generalmente, estaban organizados en los tres Reinos de la naturaleza: animalia, vegetalia y mineralia. Entre esos objetos, como podremos comprobar en las siguientes imágenes, también había animales disecados.

Retrato de Ulisse Aldrovandi.
Ulisse Aldrovandi (1522-1605) fue médico, naturalista y profesor de fossilibus, plantis et animalibus en la Universidad de Bolonia. Acusado de herejía en 1549, estuvo confinado en Roma durante 18 meses a la espera de juicio, periodo en el que descubrió la botánica, la zoología y la geología. Se doctoró en medicina y en filosofía en el año 1553. En 1555 es profesor de filosofía y dos años más tarde se convierte en el primer profesor de Historia Natural de la Universidad de Bolonia. Su Gabinete, uno de los más famosos en su época y del que no disponemos imágenes, albergaba en 1595 unos 18.000 especímenes. Dejó su legado a la Universidad y fue el origen de su museo actual. Aldrovandi inició la publicación -en vida sólo vio tres volúmenes- de una vasta enciclopedia de Historia Natural.

Las momias de Chinchorro: Taxidermia primigenia.


A la pregunta sobre dónde tiene su origen el Arte de la Taxidermia, responderíamos casi con toda seguridad que en el Antiguo Egipto, donde se practicaban los embalsamamientos de personas y animales. Ello se debe a que en la mayoría de las introducciones de los manuales o libros de Taxidermia aparecen los egipcios como los primeros practicantes de una primitiva preparación taxidérmica.

A modo de ejemplo, Pierre Boitard, naturalista francés, publicó en 1825 Manuel du Naturaliste Préparateur, ou l’Art d´empailler les Animaux,et de conserver les Végétaux et les Mineraux. En su traducción al español, publicada en 1833 por Santiago de Alvarado y de la Peña, leemos:
  “El arte de preparar o disecar los animales para conservarlos después de su muerte, es muy antiguo; pues que frecuentemente vemos entre los aficionados y amantes de historia natural muchas curiosidades, como perros, gatos, peces, gavilanes, y sobre todo ibis, cuya antigüedad se remonta quizás á dos mil años.
   El pueblo antiguo más civilizado de la tierra, el egipcio, poseía este arte en el más alto grado de perfeccion, muy superior a nosotros, pues que sus momias, despues del transcurso de tantos siglos, han llegado hasta nuestros tiempos en un estado perfecto de conservacion. Parece que los gaulas o galos tenían también sus métodos de disecar que nos son desconocidos; porque en las montañas de Auvernia se ha hallado un cadáver embalsamado al modo egipcio, y perfectamente conservado, que se ha depuesto en el gabinete de anatomía comparada en el Jardin de las Plantas."
No obstante, podemos encontrar técnicas más evolucionadas de Taxidermia anteriores a las del Antiguo Egipto. Un siglo más tarde de la publicación del tratado de Boitard se descubrieron nuevas momias, en esta ocasión en el continente americano. En 1917 en Chinchorro, en el norte de Chile, el profesor Max Uhle encontró momias unos 2700 años más antiguas que los primeros cuerpos egipcios encontrados con signos de primitivas preparaciones a base de resinas vegetales, y pertenecientes a la Época Pre-Dinástica (unos 3100 años a.C.).

Algunos de los animales disecados más antiguos que se conservan.


El hipopótamo de La Specola de Florencia (1)


Uno de los animales naturalizados más antiguos que se se conservan es el hipopótamo que se puede admirar en el Museo de la Universidad de Pavía. El ejemplar fue capturado en Egipto y su piel llevada a Italia por el médico Federigo Zerenghi; montado hacia 1602 por el cirujano y anatomista Girolamo Fabrici d'Acquapendente, profesor de la Universidad de Padua; se expuso en el gabinete de maravillas del Palacio Ducal de los Gonzaga y en el Liceo de enseñanza media de Mantua, y finalmente en 1783 trasladado al Museo de Pavía. Un ejemplar de parecido aspecto es el hipopótamo que se expone en la Sezione di Zoologia La Specola del Museo di Storia Naturale dell’Università degli Studi di Firenze en Florencia, Italia. Parece ser que fue un regalo que recibió en 1677 el gran duque Cosme III de Médicis y que durante un tiempo vivió en el Jardín de Bóboli. Este hipopótamo ya figuraba en el catálogo-inventario que Giovanni Targioni Tozzetti, médico y director del Orto Botanico, hizo en 1763 de los objetos de Historia Natural que se conservaban en la Galleria Imperiale de Florencia, antecedente del actual museo.

Pierre Belon. Primeras instrucciones para la conservación de las aves.


Belon en un grabado de Ambroise Tardieu.
Pierre Belon du Mans (1517-1564 ó -1565?), nacido en Soultière (Francia), pasó su juventud en Armorique donde ya se interesaba por la fauna y la flora costeras. Primero ayudante de boticario y más tarde boticario de Guillaume du Prat –obispo de Clermont-Ferrand-. En 1535 pasa a depender de la protección de René du Bellay, hermano del poeta y obispo de  Mans, que le anima a trasladarse a Wittenberg en 1540. Conoce a Lutero y se alía con el médico Valerius Cordus, con quien viaja durante un año por Alemania, Bohemia, Flandes e Inglaterra para profundizar sus conocimientos sobre herboristeria. En 1542, Belon estudia en París y entra al servicio del cardenal François de Tournon, en calidad de farmacéutico. A partir de 1546 Belon forma parte, en calidad de botánico y con el beneplácito del cardenal, de una embajada francesa a Turquía. El viaje lo lleva hasta Egipto e Israel, tierra santa. Belon retorna a Francia en 1548. En 1549 acompaña al cardenal de Tournon a Roma y retorna solo a Francia al año siguiente. Reemprende sus estudios de medicina, varias veces interrumpidos. Entre los años 1551 y 1555  es el periodo escogido por Belon para escribir sus principales obras. Permanece en la corte de Enrique II algunos meses, casi un año. Tiene en la cabeza algunos proyectos que cuentan con el asentimiento del rey y con la incumplida promesa de una pensión vitalicia. Decepcionado, viaja por Francia hasta llegar a Suiza, donde en abril de 1557 es bien acogido en casa de Conrad Gessner. En 1558 se licencia como médico –el último de una promoción de dieciocho-,  aunque nunca se pudo doctorar. Hasta 1561 permanece en Saint-Germain-des-Prés. En abril de 1564 ó 1565 es asesinado en el Bois de Boulogne por un enemigo suyo del que nada se sabe.

Grab. de anatomía comparada de su Nature.
Belon fue el primero en iniciar la anatomía comparada. “Tratábamos de disecar todas las aves que caían en nuestras manos”, dijo. Comparó el esqueleto de las aves con el del hombre y advirtió sus similitudes. Por ejemplo, la estructura de las alas de un ave es como la mano del hombre. A partir de él, los científicos empezaron a sospechar que los animales superiores derivaban de los inferiores. Darwin confirmó esa sospecha.

Algunas de sus obras son De arboribus coniferis, De admirabili operum, De aquatilibus, La Cronique de Pierre Belon de Mans, Histoire de la Nature des Oyseaux, Histoire Naturelle des estranges poissons, La nature et diversité des Poissons, Les observations de plusieurs singularitez, Portraits d'oyseaux, animaux, serpents, y Les remonstrances sur le default du labour.

El origen de la palabra "Taxidermia".


La definición del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua es la siguiente:
   "taxidermia. (Del gr. τάξις, colocación, arreglo, y -dermia). 1. f. Arte de disecar los animales para conservarlos con apariencia de vivos."
A añadir a la anterior descripción que nos ofrece el Diccionario  que "-dermia" procede igualmente del griego derma, que significa piel. 
 

Artículo de Dufresne en el Dictionnaire de 1803.

Deyrolle, la tienda de Taxidermia más bella del mundo.




Si viaja a París, no deje de visitar Deyrolle (46 de la rue du Bac). Se encontrará con la tienda de Taxidermia más bella del mundo.

Émile Deyrolle.
Fundada en 1831 por Jean-Baptiste Deyrolle, un apasionado por la entomología, la casa se dedicó en sus inicios, principalmente, a la venta de insectos y material entomológico. Su hijo Achille se hizo pronto cargo del negocio añadiendo la actividad de Taxidermia. De 1800 hasta 1855 el negocio de la Taxidermia y la compra-venta de objetos de Historia Natural en la ciudad de París estuvo dominado por los hermanos Verreaux, grandes viajeros, cuyo negocio se encontraba en el barrio de Montmartre. Pero la Maison Deyrolle se hizo un lugar.

En 1866 el nieto del fundador, Émile Deyrolle, ya dirige el negocio. Ejerce de taxidermista e inicia una etapa de editor especializado en la publicación de libros de fauna y flora. De esa época son célebres los carteles-murales Musée Scolaire Deyrolle coloreados, que se encontraban en la mayoría de las aulas de las escuelas de enseñanza primaria, secundaria y también en las universidades francesas, y que aleccionaban sobre Biología, Anatomía humana, Geografía o Instrucción cívica. Los carteles se tradujeron al inglés, al portugués y al español. La casa Deyrolle ya proveía por entonces de especímenes a Museos de todo el mundo.

Juan Mieg, autor del primer tratado de Taxidermia en español.


Juan Mieg nació en Basilea, Suiza, el 5 de noviembre en 1780. Era hijo de un comerciante de tejidos y de la segunda esposa de este. Estudió humanidades en Friburgo de Brisgovia, Alemania. En 1802 marchó a París para ampliar sus estudios en matemáticas, ciencias naturales, física y química, y dibujo en la Escuela Central de las Cuatro Naciones. En París recibió clases de Biot, Cuvier o Duméril. Entre 1807 y 1812 fue catedrático de Ciencias Naturales y Lengua en Blois (Francia). Su sueldo era de 1.500 francos. De un viaje de visita a sus padres en Suiza en 1809 volvió a Francia con Elisabeth Eislin, la que más tarde sería su esposa, a quien él llamaba "Tía cigüeña". Convivió con ella y tuvieron cinco hijos, y no fue hasta 1830 cuando acabaron casándose.
 

Mieg y su esposa, en el despacho del alcalde en Historia romántica (1841).

"Charlot a la una de la madrugada"


Fotograma de Charlot a la una de la madrugada.


Charlot a la una de la madrugada (One A.M., Charles Chaplin, 1916) es una comedia de 17 minutos en la que Charlie llega borracho a la casa donde se aloja. Tras algunos problemas para entrar, intentará tomar la última copa y llegar a su habitación. Cuando lo consigue, el último obstáculo consistirá en lograr meterse en la cama.

El salón de entrada de la casa de la ciudad donde se aloja está repleto de animales disecados. Tras la puerta de entrada un pato colgado, una cabeza de felino y un frontal de órice. Por encima de esa puerta de entrada unos cuernos de vaca. En el centro de la sala la alfombra de un tigre, y un gato. Dos escaleras conducen al piso superior donde se encuentra el dormitorio al que Charlie quiere llegar. Colgada en la pared de la escalera una cabeza de ciervo, y al final, en el rellano un oso negro disecado. Al lado de la escalera izquierda distinguimos un ñandú, un mono, una especie de mapache (o gato?), un pato colgado... En la pared de esa escalera, otro ánade colgado y una cabeza de corzo. En la antesala del dormitorio, ya en el piso superior, distinguimos un par de alfombras en el suelo, una de ellas de leopardo, un paragüero de pata de elefante, una cabeza de muflón al lado de la puerta del dormitorio, un ave con las alas abiertas, un pequeño oso de pie que parece sostener una bandeja, una cabeza de oso...