Herman H. ter Meer, el dermoplástico más reconocido.


Retrato de Herman H. ter Meer de alrededor de 1930 (2).
Hermanus Hendrikus ter Meer júnior (Leiden, Países Bajos, 1871- Leipzig, Alemania 1934), miembro de una larga saga de taxidermistas, como sus antepasados, comenzó como aprendiz en el Museo Real (Rijksmuseum) de Historia Natural de Leiden, junto su padre, entonces jefe del taller de Taxidermia. Durante los años en los que coincidieron el padre se dedicó casi exclusivamente al montaje de aves y ter Meer jr. se centró en la preparación de mamíferos. Al cumplir los 18 años, ter Meer sénior envió a su hijo a Stuttgart, para que trabajara como ayudante y aprendiera nuevos métodos en el taller de un conocido suyo, el taxidermista alemán Friedrich Kerz. Hans Völkel, el biógrafo de ter Meer, asegura que la elección de Kertz no fue casual. Kerz, discípulo del taxidermista de Mainz Wilhelm Nikolaus que practicó la Dermoplastia, era uno de los más reputados y avanzados preparadores europeos, que había sucedido en el puesto de taxidermista jefe en el Real Gabinete de Historia Natural de Stuttgart a Philipp Leopold Martin, considerado como uno de los iniciadores a mediados del siglo XIX de dicha técnica y autor de manuales que ya en 1870 (1) la divulgaban.


Herman H. ter Meer en su taller del Museo de Leiden en 1902 (3).


Bronce de Ter Meer de 1928 por B. Eyermann (4)
A su vuelta al Rijksmuseum ter Meer jr. tuvo que conformarse con seguir trabajando sin sueldo o a tiempo parcial. Sólo fue a partir del 1 de febrero de 1895, cuando consiguió una plaza de taxidermista, aunque escasamente remunerada. De esa época conocemos más gracias a un zoólogo y conservador honorario del Museo Smithsonian de Washington. Tras la publicación en 1892 de su artículo Scientific Taxidermy for Museums, Robert Wilson Shufeldt recibió correspondencia de numerosos taxidermistas americanos y europeos en la que estos le exponían sus métodos. Entre aquello que más interesó a Shufeldt fue el informe "ilustrado con una buena serie de fotografías" que recibió de H. H. ter Meer jr., "quien practicó durante algunos años con Kerz, su capacitado instructor, quien le enseñó con "destreza extraordinaria" a coser la piel sobre una escultura del cuerpo del mamífero, de tal manera que permitía imitar exactamente los músculos superficiales y otras partes en la forma en que se producen en la naturaleza. Las cabezas de los mamíferos se "esculpen fuera de la piel", y "no importa con qué sustancia se modele un mamífero, siempre que la forma reproduzca fielmente a los animales vivos, y que permita clavar alfileres sin que se rompa el cuerpo artificial, con el fin de presionar la piel para que se adapte a los huecos de los músculos". En su informe, ter Meer comentaba a Shufeldt que había inventado un material que poseía las propiedades de modelado de la arcilla, que secaba con rapidez y que permitía clavar sin que se rompieran los alfileres. Pero no le daba la fórmula, por lo que Shufeldt le invitó a "romper las viejas barreras de los secretos, que en el pasado fueron inconvenientes para el progreso de este arte". En 1894 el joven Ter Meer modeló un búfalo de Filipinas en el que usó por vez primera la masilla de su invención. Sus siguientes trabajos fueron las cabezas de un búfalo acuático, de un caballo, de un rinoceronte, y unos perros y un camello, enteros.
 

Proceso dermoplástico de un bisonte en el taller de ter Meer en Leiden (3).

En 1899 Herman H. ter Mer se casaría con la belga Lily Mataré con quien tuvo una única hija, Edith. Sus estancias y viajes, además de conocimientos, le proporcionaron relaciones con taxidermistas extranjeros, sobretodo alemanes e ingleses, con quienes mantuvo correspondencia. Cambió los métodos de trabajo practicados por su padre por los que aprendió en el taller de Kerz. En 1900 ter Meer, en un artículo titulado Neues Verfarhen im Modellieren zooplastischer Stücke für Museen afirmaba:
   "son pocos los métodos que empleados hagan progresar tanto a las artes o a las industrias, como lo ha conseguido la Dermoplastia. Visite un pequeño número de laboratorios de museos europeos, y conocerá otros tantos métodos dermoplásticos. (...) Instintivamente se preguntarán cómo es posible que no haya un único método. Sin embargo, hay dos grandes razones, a saber: la pobreza, los taxidermistas no se pueden desplazan para compartir sus experiencias personales; y a la falta de una escuela internacional de formación de taxidermia. No obstante, incluso esas carencias pueden llegar a ofrecer considerables ventajas. Sólo la falta de una escuela en la que se establezcan unos métodos específicos para los animales, obligará al taxidermista a buscarlos y mejorarlos por sí mismo."

En ese texto de dos páginas Ter Meer comentaba su correspondencia con Shufeldt (6) y, tal y como este le sugería, dio a conocer la fórmula de su masa de modelado, que no era más que una mezcla de turba, escayola y cola, y también algunos detalles de su método.

En 1904 Manuel Martínez de la Escalera firma un artículo en la revista Alrededor del Mundo titulado Disecadores que son artistas y artistas que no estudian, ilustrado con cinco fotografías, una de ellas del taller de ter Meer, y del que transcribo algunos párrafos:
   "En el año 1835, M. J. F. Ter Meer, en Leyden, ejecutó una armadura tosca, aunque bastante exacta, para montar la piel de un elefante para el Museo de dicha ciudad; se ha hecho mucho camino desde entonces, porque en el de 1903 M. H. H. Ter Meer, nieto del anterior, trabaja de la siguiente manera: modelo reducido del animal con arreglo a escala, para lo que es menester conocimiento profundo de la Anatomía animal de todos los órdenes, porque no siempre se tiene el ejemplar para modelar del natural; armadura en turba y escayola con las dimensiones exactas que acompañan a las pieles para museos, tomadas sobre el animal recién muerto por los cazadores naturalistas, y reproducción sobre esta armadura del cuerpo despellejado, sobre el cual entra como un guante la piel, reblandecida convenientemente.
    Ahora bien; este artista que domina la línea por la práctica constante al servicio de la técnica indispensable, pone el movimiento y la acción de modo magistral, valiéndose ya de fotografías tomadas directamente del animal vivo, o de dibujos del mismo, o de alguna figura afín a la reproducida; mas esto debe ser objeto de otro capítulo, donde se dirá para qué se hace este trabajo del que, como antes dije, no tienen idea los de casa.
    Las figuras dirán más y mejor de la factura que lo que aquí pudiera yo decir.
   Pásmanse los nuestros ante los leoncitos de calles y plazas; llaman a sus perpetradores inspirados y helénicos, y el bueno de M. H. H. Ter Meer, en su rinconcito de Leyden, se llama humildemente artista disecador, y no es académico, ni condecorado, ni encanecido en el estudio siquiera, sino un simpático muchachote holandés llanísimo, de una treintena de años y que tengo el honor de presentar a ustedes."

Algunos de los trabajos de Herman H. ter Meer expuestos en el museo de Leipzig (5).

 
El Museo de Berlín había inaugurado la nueva sede en el año 1889. En él había trabajado Philipp Leopold Martin, reconocido taxidermista dermoplástico, entre los años 1852 y 1858. La dermoplastia era una técnica pujante que ya se practicaba en Berlín y que más tarde se siguió con éxito de la mano de Karl Kästner y Gerhard Schröder en los años 30 y 40 del siglo XX. Hubiera sido un buen destino, pero August Brauer, el entonces director del museo, no consiguió hacerse con los servicios de ter Meer. Sí lo hizo, en cambio, el director del Museo Zoológico de la Universidad de Leipzig, Carl Chun, una persona fascinada por el trabajo de Herman ter Meer. Carl Chun, biólogo marino que ya le había encargado algún trabajo con anterioridad, tras retornar de la expedición alemana Valdivia al Océano Índico en la que participó, hizo una propuesta a ter Meer. Chun volvió con mamíferos marinos para preparar, y ter Meer ya había demostrado de lo que era capaz trabajando con mamíferos terrestres. A ter Meer se le abrieron nuevas perspectivas. En Leiden quizás se hubiera quedado estancado y la nueva propuesta le permitía trabajar con animales desconocidos e impulsar su trabajo como dermoplástico. Ello unido a un contrato de 3000 marcos anuales hacían muy apetecible la oferta. Un decreto ministerial con fecha 15 de julio de 1907, estableció la incorporación en calidad de inspector de Herman ter Meer al Instituto Zoológico de la Universidad de Leipzig. La familia se trasladó a Leipzig en 1907.

Leopardo nival de H. ter Meer en el museo de Leipzig (4).
Su primer trabajo para el museo del Instituto Zoológico de Leipzig fue un oso hormiguero, que hoy todavía se conserva. Le siguió un lagarto tejú, una zarigüeya, un mono aullador rojo, etc. Otro de aquellos primeros trabajos en Leipzig fue el montaje, en 1909, de un diorama en el que se recreaba el paisaje y la fauna de las islas Kerguelen que, además de gaviotas dominicanas, pingüinos crestados y palomas antárticas, contenía dos elefantes marinos hembras. Lamentablemente, el diorama se desmontó en 1919. En el año 1968 el Museo de Zoología de la Universidad cerró y sus fondos engrosaron el Naturkundemuseum (Museo de Historia Natural) de Leipzig. El registro de los trabajos dermoplásticos de ter Meer en el museo de Leipzig arroja la cifra de 39, más otras tres obras que no tienen una atribución clara. No todos los trabajos fueron dermoplásticos. En total, el museo conserva 232 piezas atribuidas al maestro holandés, entre trabajos de taxidermia (62 mamíferos, 129 aves, 3 reptiles), esculturas, etc. En cuanto a sus dioramas, se conservan pocos. El de los osos polares (1913), el del oso pardo, el de la leona, el del leopardo nival (1933), el del tigre siberiano o el de la foca de Groenlandia. Otras piezas que el Museo de Historia Natural de Leipzig conserva son dos bisontes, dos canguros, una gacela, una llama, un íbex, algunos primates... También merece una mención la vitrina donde se exponen algunas de las esculturas en arcilla que ter Meer modelaba a escala, algunas esculturas en bronce y mármol, y algunos vaciados en escayola. El museo dedica a ter Meer tres salas, si bien sus trabajos están presentes en otras.
 

Pareja de tigres (1914), posiblemente uno de sus mejores trabajos (7)

 
Herman H. ter Meer compaginó su trabajo en el museo con su taller privado en el número 111 de la Kochstrasse, lo que le permitió realizar trabajos para otros museos e instituciones. En su cuaderno, donde anotaba fechas, pedidos e importes, se registran, entre 1907 y 1933, 912 encargos pertenecientes a 192 clientes distintos. Para instituciones públicas ajenas al Museo de Leipzig, ter Meer preparó 310 mamíferos enteros, 232 pieles, 98 trofeos, 240 aves, 32 cornamentas, además de otras preparaciones. De esos trabajos podemos destacar el gorila que preparó para Walter Rotschild en 1912 y que se conserva en el Museo Zoológico de Tring (Inglaterra); un gorila del Camerún (1913) y una pareja de leones para el Senckenbergmuseum de Frankfurt (1931); una familia de gorilas de la montaña (1909-10), 2 cebras, 1 rinoceronte de Sumatra o un grupo de orangutanes (1918) que todavía hoy pueden verse, para el Museo de Historia Natural de la Universidad Humboldt de Berlín; una treintena de mamíferos para el Museum Alexander Koenig de Bonn, entre los que destaca el hipopótamo preparado en el año 1916; un serval (1931) y un grupo de tres ñús negros (1932) para el Nationale Museum de Bloemfontain (Sudáfrica); etc. Sólo por citar algunos. También creó 26 esculturas en bronce, mármol o terracotta, todas ellas modelos a escala de posteriores montajes dermoplásticos.

Escultura de bronce en peana de madera.
En el año 1931 ter Meer fue cofundador, junto a Wilhelm Glasmacher y Gerhard Schröder, ambos del Museo de Berlín, de la Deutsche Künstlervereinigung der Museumsdermoplastiker (DEUKÜMUS), la Asociación Alemana de Artistas Dermoplásticos de Museos, cuyos principales objetivos eran los de facilitar las relaciones públicas mediante conferencias, exposiciones y publicaciones; la formulación de un código ético; la distinción entre artistas dermoplásticos y el resto, formado por taxidermistas y aficionados; establecer la educación artística como modelo; y todo ello basado en la fundación de una exclusiva comunidad profesional. En aquella primera Junta, ter Meer fue nombrado presidente, Glasmacher secretario y Schröder tesorero. De aquella época se conserva una fotografía (8) tomada en la inauguración de la Exposición Dermoplastia antigua y actual, organizada por la Asociación de Dermoplásticos en el Museo de Historia Natural de Berlín en el año 1933 y en la que, fundamentalmente, se exponían las esculturas en diferentes materiales de los dermoplásticos asociados. Aquella exposición fue a su vez una reunión en la que algunos asociados presentaron a sus compañeros sus métodos o el proceso de algunas de sus obras. La Segunda Guerra Mundial acabó con la asociación, y no fue hasta 1954, en que se reorganizó, en esta ocasión de una forma más abierta en la Gemeinnützige Vereinigung der Präparatoren und Dermoplastiker Deutschlands, la Asociación de Taxidermistas y Dermoplásticos Alemanes, que más tarde se transformó en lo que es en la actualidad la Verband Deutscher Präparatoren (VDP), la Asociación de Taxidermistas Alemanes.

Modelado conservado en el Museo de Leipzig (4).
Herman H. ter Meer murió en Leipzig el 9 de marzo de 1934. Una parte de su legado, compuesto por 27 esculturas de bronce, porcelana y yeso, se depositó en el Museum der Bildener Künste, el Museo de Bellas Artes de Leipzig. La otra parte, unos cien pequeños modelos del trabajo dermoplástico, sobretodo vaciados de escayola pero también algunas esculturas, acabó en el Instituto Zoológico de la Universidad de Leipzig.



Notas.-
(1) Se ha afirmado, a menudo de una manera errónea, que H. H. ter Meer fue quien dio nombre a la técnica dermoplástica.
(2) Fotografía donada por Jochen Wiedemann procedente del legado de Edith Dietze, hija de H. H. Ter Meer. A él mi agradecimiento.
(3) Fotografías aparecidas en la revista Alrededor del Mundo en 1904.
(4) Fotografías del autor.
(5) Fotografía obtenida de la Web de la Asociación de Amigos del Museo de Historia Natural de Leipzig.
(6) Años más tarde, en 1917, en un artículo titulado Taxidermy as an Art, publicado en The Art World, Shufeldt se referiría de nuevo a Ter Meer:
   "En la época de mi informe al gobierno parecía que había un movimiento en toda la Taxidermia estadounidense para llevar a la profesión al lugar donde legítimamente debía estar, y acerca de lo que, debido a sus logros, estaba eminentemente autorizada para ser colocada. Se dice que mi publicación sobre el tema, hace casi un cuarto de siglo, actuó como estímulo material. Mi mayor ambición en aquel momento era persuadir a dos o tres de los taxidermistas más distinguidos de Europa para que vinieran a este país a establecerse; pero fallé en aquel empeño después de muchos intentos; se pensó que era más importante en aquel momento importar miles de inútiles de Europa, en demasiados casos delincuentes con enfermedades físicas y morales, ¡que encontrar un lugar para un artista en Taxidermia! Mi mayor esfuerzo en este sentido lo hice para encontrar un lugar para H. H. ter Meer Jr., en aquel momento asistente de Taxidermia de su padre en el Museo de Leiden, Holanda. El señor ter Meer estaba ansioso por venir y aceptar un puesto con un salario modesto; pero fallé por completo y no conseguí colocarlo en cualquiera de los principales museos de América del Norte, ¡mientras que miles de inmigrantes ignorantes continuaron llegando a diario a través de los portales de la Isla Ellis! Desde entonces, el señor ter Meer ha sido llamado al museo de Leipzig, uno de los mejores de Europa. Hace unos meses me envió fotografías de sus últimos logros en esta profesión, y los he utilizado como ilustración principal del presente artículo. La figura 2 de las ilustraciones incluye su retrato."
(7) Fotografía cedida por Henno Zelis, sobrino-nieto de H.H. ter Meer.
(8) La fotografía mencionada ilustra el artículo La familia Benedito: saga de taxidermistas en Taxidermidades. Luis Benedito, que había sido alumno de ter Meer durante cinco meses entre 1911 y 1912, participó en aquella reunión representando al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.


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Taxidermidades, 2013.


Bibliografía:
Christine Becker  Wie ein swites leben. Der Tierbildner Hermann H. ter Meer. Herausgegeben vom Naturkunde Museum Leipzig  , Passage Verlag, Leipzig, 2004.
Philipp Leopold Martin Dermoplastik und Museologie, Bernhard Friedrich Voigt, Weimar, 1870.
Manuel Martínez de la Escalera  Disecadores artistas y artistas que no estudian , págs. 89 y 90, en Alrededor del Mundo, nº 245, Madrid, 11 de febrero de 1904.
M. Carmen Pérez Velasco  Un elefante pasea por Madrid. La historia de la naturalización , págs, 50-55, en "Madrid Histórico", nº 12, Madrid, 2007.
Robert Wilson Shufeldt Taxidermical Methods in the Leyden Museum, Holland , págs. 1031-1038, Report U.S. National Museum, Smithsonian Institution, Washington, 1895. 
Robert Wilson Shufeldt   Taxidermy as an Art , en The Art World, vol. 3, nº 3,  Nueva York, diciembre de 1917.
Herman H. ter Meer  Neues Verfarhen im Modellieren zooplastischer Stücke für Museen , págs. 89-90, en Laboratorium & Museum, nº 5, Berlín, 1900.
Hans Völkel  Herman H. ter Meer. Ein Leben als Dermoplastiker und Künstler , Leipziger Universitätsverlag Gmbh, Leipzig, 2004.