La Grande Galerie de l'Evolution desde el Jardin des Plantes (1). |
El Museo Nacional de Historia Natural de París.
"The First Lesson", un óleo de Henry Alexander.
Entre la decena de los cuadros más conocidos del pintor estadounidense Henry Alexander se encuentra The First Lesson, también conocido como The Taxidermist, un óleo de 63,5x86,4 cm., pintado en el año 1885 y que en la actualidad está colgado en la Academia de Bellas Artes de la ciudad de San Francisco, procedente de la colección Mildred Anna Williams.
The First Lesson o The Taxidermist (1885), un óleo de Henry Alexander. |
La escena, como podemos apreciar, es la siguiente. Un taxidermista barbudo y de cierta edad sostiene y empieza a desollar un ave entre sus manos mientras que un joven aprendíz lo observa atentamente. La estancia nos parece oscura aún estando presidida por una ventana que da a la habitación contigua que, a su vez, dispone de una luminosa ventana que da al exterior. La estancia, por tanto, no debe ser tan oscura como aparenta en el cuadro. Sobre la mesa más cercana al espectador, una garza y un zarapito disecados, un pajarillo sobre su percha, un cráneo de mamífero, un bote con formol y una serpiente en su interior, un faisán plateado muerto y otra ave esperan su turno y, además, algunos útiles y herramientas. En la mesa sobre la que se apoya el joven aprendíz, tres aves disecadas más, de las que sólo consigo distinguir una cotorra, y algunas herramientas y botes más. A la derecha de la ventana, en la pared, una cabeza y un frontal de ciervo, y una lechuza sobre una repisa. En el rincón de la izquierda, sobre la cabeza del taxidermista, dos estanterías que adivinamos repletas de aves disecadas. En el suelo, un hacha clavada sobre un tronco de astillar madera. De la habitación trasera sólo vemos una bota de vino.
El abad Vincenzo Rosa, autor de los primeros manuales en italiano.
Portada del Metodo del abad Rosa de 1817. |
Publicado por
Salvador Pérez
el
16.8.13
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"Le taxidermiste est un homme seul", un country de Tony Truant.
El estribillo es sencillo:
"El taxidermista es un hombre solo, solo, solo,
yo lejos de tí soy como él, oh amor mío!"
yo lejos de tí soy como él, oh amor mío!"
y la canción, de un estilo que bordea el country y el pop, muy pegadiza:
"Le Taxidermiste", una novela negra de Darnaudet y Daurel.
"Anoche me dejé quedar encerrado en el Museo de Historia Natural.
Fue más fácil de lo que pensaba.
Al principio tuve el temor de que mi divertimento acabara mal.
Pero finalmente quedé impresionado, no dormí en toda la noche.
Paseaba entre aquellos seres disecados. Los ojos de vidrio brillaban por todas partes.
Me estaba divirtiendo como un loco.
Saltaba haciendo muecas entre sus miradas congeladas.
Empecé por la planta baja y luego subí al piso.
Grité por las escaleras; no había ningún guardián en el edificio.
Terribles imágenes me arrancaron aullidos de alegría.
La fiesta continuó. Subía y bajaba de un piso a otro.
Al amanecer me sentía vacío. Me arrastraba por las crepitantes escaleras.
El olor a cera que impregnaba mi piel me animaba.
El polvo pegado a mis dedos. Me lamí las manos.
Y luego he acabado estirándome en el suelo.
A la llegada de las mujeres de la limpieza, me he eclipsado.
Los ojos me escocían. Quería volver "chez" Verlaine a dormir.
Pero en el interior del cráneo tenía unos ojos de vidrio que me contemplaban.
Un búho me miraba. Un búho quería batirse conmigo.
En el autobús reía. Colgado del asa triangular reía.
El búho, aún podía mirarme.
El búho, aún podía pelear.
El búho, estaba muerto.
Mientras que yo, estaba vivo.
Porque corría sangre por mis venas. Mientras que él estaba relleno de paja.
Reía por la paja y por la sangre."
Fue más fácil de lo que pensaba.
Al principio tuve el temor de que mi divertimento acabara mal.
Pero finalmente quedé impresionado, no dormí en toda la noche.
Paseaba entre aquellos seres disecados. Los ojos de vidrio brillaban por todas partes.
Me estaba divirtiendo como un loco.
Saltaba haciendo muecas entre sus miradas congeladas.
Empecé por la planta baja y luego subí al piso.
Grité por las escaleras; no había ningún guardián en el edificio.
Terribles imágenes me arrancaron aullidos de alegría.
La fiesta continuó. Subía y bajaba de un piso a otro.
Al amanecer me sentía vacío. Me arrastraba por las crepitantes escaleras.
El olor a cera que impregnaba mi piel me animaba.
El polvo pegado a mis dedos. Me lamí las manos.
Y luego he acabado estirándome en el suelo.
A la llegada de las mujeres de la limpieza, me he eclipsado.
Los ojos me escocían. Quería volver "chez" Verlaine a dormir.
Pero en el interior del cráneo tenía unos ojos de vidrio que me contemplaban.
Un búho me miraba. Un búho quería batirse conmigo.
En el autobús reía. Colgado del asa triangular reía.
El búho, aún podía mirarme.
El búho, aún podía pelear.
El búho, estaba muerto.
Mientras que yo, estaba vivo.
Porque corría sangre por mis venas. Mientras que él estaba relleno de paja.
Reía por la paja y por la sangre."
Así empieza Le Taxidermiste, una novela negra escrita a medias por François Darnaudet y Thierry Daurel, y publicada por Corps 9 Éditions en el año 1985. La sinopsis de la contraportada apunta alguna pista sobre el argumento: