El Rinoceronte de Luis XV.


El Rinoceronte de Luis XV en el MNHN de París  (1).
Jean-Baptiste Chevalier de Conan, el entonces gobernador francés del territorio indio de Chandernagore, cercano a Calcuta, compró en 1769 un rinoceronte y se lo ofreció a Luis XV, que aceptó el regalo. El destino sería la Menagérie Royal de Versailles. Se cree que el animal fue capturado en el norte de Bengala. En efecto, el temible animal embarcó el 22 de diciembre en el puerto de Ingeli (India) y viajó a bordo del Duc de Praslin, un barco mercante perteneciente a la Compañía de las Indias Orientales capitaneado por François de Magny, con destino al puerto francés de Lorient. El barco hizo escala en Isla Mauricio, en la isla de Reunión y en Santa Elena, donde sus habitantes pudieron subir al barco y contemplar el animal. El aventurero, botánico y escritor Jacques-Henri Bernardin de Saint-Pierre, uno de los visitantes del barco en su escala de Isla Mauricio, describió al animal como "fuerte y desagradable". También escribió que el animal embestía contra todo aquel que se le acercase, excepto con una cabritilla que comía heno entre sus patas. El barco arribó a Lorient el 4 de junio de 1770, pero el rinoceronte fue encerrado en los establos del muelle donde tuvo que esperar dos meses y medio hasta que se acabara de construir la carreta especial que se utilizaría para su transporte hasta el zoológico particular del rey Luis XV, en Versailles. El rinoceronte, encerrado en el muelle de Lorient quedó a cargo de dos carniceros, Jean Goulet y Benoist Baudet. Se valoró la posibilidad de transportar el animal en un carguero por río, vía Rouen y París, pero se desestimó la idea. El 24 de agosto partió la expedición, formada por el carro con el animal y las tres personas que lo custodiaban, que llevaban consigo seis botes de aceite de pescado para ir frotando la piel del rinoceronte durante el trayecto. El viaje se hizo vía Laval y Alençon y, tras superar diversos imprevistos durante el camino, el animal llegó finalmente a Versailles el 11 de septiembre de 1770. La Corte al completo acudió a recibirlo. Los gastos del traslado ascendieron a 5.388 libras.


El rinoceronte  dibujado por Maréchal y grabado por Miger para un texto de Cuvier de 1804.

 
Era el quinto que llegaba a Europa. El primer rinoceronte fue aquel que llegó a Lisboa en 1513 y que inmortalizó Durero. A su llegada, Buffon dató en dos o tres años la edad del animal. Lo midió el 28 de agosto de 1771: una longitud de 8 pies con 2 pulgadas, una altura de 5 pies con 6 pulgadas y un perímetro de 8 pies con 2 pulgadas. También escribió que el animal precisaba a diario de unas 60 libras de comida. Buffon, director del Jardin Royal durante cincuenta años, volvió a visitarlo en 1772 y 1778. En el año 1777 fue el emperador José II, que había ido a Versailles a visitar a su hermana María Antonieta, quien no se quiso perder aquella novedad. En 1778, Petrus Camper, un profesor de anatomía holandés, lo visitó y examinó. Se fijó en la dentición que lo distinguía de las especies africanas, en los pliegues de la piel y en el cuerno único, que medía 21,6 cm. También lo dibujó. En 1779 Heinrich Sander, un joven anatomista alemán también vió el rinoceronte, relató su historia y lo describió. El rinoceronte vivía en un cercado de 23'4 por 19'5 metros, con un estanque. La valla se tuvo que reforzar más tarde a fín de evitar que la tumbara de un embate. Sander relata que el rinoceronte, bastante hostil, mató en una ocasión a dos jóvenes que imprudentemente saltaron la valla. El animal permaneció en la Ménagerie real durante 22 años, si bien esta ya se encontraba algo en declive. A partir de 1785 el número de animales iba disminuyendo y, durante la Revolución, los sans-culottes barajaron la posibilidad de liberar los animales. Pero la idea de dejar sueltos un rinoceronte y un león salvajes fue, por suerte, abandonada. 

En 1792 ya nadie visitaba aquel símbolo de grandeza de la abolida monarquía. El zoo real sólo albergaba un cuaga, un ñú, un león senegalés, algunos pavos reales y el rinoceronte, que ya contaba veinticinco años. Nunca antes rinoceronte alguno vivió tanto en cautividad. El entonces administrador de la Ménagerie escribió al director del nuevo Jardín Botánico Nacional de París, que no era otro que Bernardin de Saint-Pierre, quien viajó hasta Versailles para ver su estado. Acarició al rinoceronte y tras comprobar la situación de los animales, escribió una mémoire pidiendo al ministro la creación de un zoológico que estaría adscrito al Jardín de Plantas de la capital. Efectivamente, se construyó una nueva Ménagerie, pero el rinoceronte no llegó a vivir allí. Cuvier escribió que el 23 de septiembre de 1793 el animal fue encontrado muerto ahogado en su estanque. Pero durante la disección se comprobó que alguien le había clavado un sable en el pecho. El cuerpo del enorme animal fue trasladado dos días más tarde al recién creado Museo Nacional de Historia Natural de París, donde fue disecado por Jean-Claude Mertrud, profesor de anatomía animal, cirujano, colaborador de Buffon, y uno de los 12 primeros catedráticos que tuvo el museo, y por el reconocido médico y profesor de anatomía comparada Félix Vicq d'Azyr. Precisamente, Mertrud escribió Exposition de la dissection d'un rhinocéros faite au Muséum National d'Histoire Naturelle describiendo el proceso de disecado del animal. Fue uno de los primeros trabajos realizados para el nuevo museo, y el más grande hasta ese momento. Para albergar el proceso de disecado se tuvo que construir una carpa frente al anfiteatro del museo, con objeto de resguardarse del sol y la lluvia. El rinoceronte no cabía por las puertas. El fétido cuerpo fue vigilado día y noche en prevención de los ataques de algún perro hambriento. El trabajo más sucio de la disección fue realizado por cinco alumnos. Tres semanas más tarde el naturalista y director del Museo Louis Jean-Marie Daubenton escribió cuatro páginas con 67 medidas detalladas del animal. El proceso fue presenciado por diputados de la Convención Nacional. Félix Vicq d'Azyr murió al año siguiente de una neumonía a la edad de 46 años y se contó que enfermó debido a las malas condiciones en que se desarrollaron aquellos trabajos. Los gastos ocasionados por el disecado de aquel rinoceronte fueron tales que incluso obligaron al diputado Thibadeau, miembro del Comité de Instrucción Pública y Finanzas, a pedir en su informe de 1794 sobre las necesidades tanto de espacio como económicas del nuevo Museo, que la Asamblea aprobara una partida económica extraordinaria para afrontar los gastos pendientes por aquel trabajo.
 

El esqueleto del rinoceronte en la Galería de Anatomía Comparada del MNHN (2).

 
El esqueleto se montó por separado y en la actualidad se puede ver en la Galería de Anatomía Comparada del MNHN, donde se puede comprobar la rotura de una costilla provocada por el sablazo que le causo la muerte. El animal se montó sobre un maniquí construído, según ha pudo comprobar Jack Thiney, taxidermista encargado de la restauración, con dos tableros centrales de madera de roble y unos aros de avellano. Por lo tanto, no sería un empaillage, un mero rellenado de la piel, sino que el interior estaría vacío. Las patas se sostienen mediante unos tablones de roble. La piel se barnizó. Las medidas del animal montado son casi coincidentes con las decenas de medidas del animal muerto que tomó Daubenton. En el año 1992, durante el proceso de restauración, se comprobó que el cuerno, de unos 60 centímetros de largo, no era el original y que el que lucía pertenecía en realidad a un rinoceronte negro africano. Del cuerno original, roto por las arremetidas contra la valla como puede apreciarse en los grabados, de 21,6 centímetros de longitud, no se tenían noticias. No obstante, se le restituyó un cuerno de rinoceronte indio también roto, perteneciente a las colecciones reales, y que quizás pudiera haber pertenecido al animal. También se sabe que se hizo un molde del pene del animal, pero se desconoce si todavía se conserva.

La importancia a la hora de su ineludible inclusión en la historia de la Taxidermia radica únicamente en su valor histórico, más que por su -casi nulo- valor científico. Se trata de un trabajo de finales del siglo XVIII, aparentemente bien conservado, testigo de una época convulsa en París. Está ubicado en el tercer piso de la Grande Galérie de l'Evolution del Musée National d'Histoire Naturelle (MNHN) de París.


Vídeo sobre el Rinoceronte de Louis XV (4'21") (en francés y subtitulado en inglés)



Créditos.-
(1) Fotografía del Museo de Historia Natural de París.
(2) Fotografís de Uploadalt


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Taxidermidades, 2013.

Bibliografía:
Jean-Claude Mertrud   Exposition de la dissection d'un rhinocéros faite au Muséum National d'Histoire Naturelle par le Citoyen Mertrud, Professeur de l'anatomie des animaux, avec les Citoyens Daubenton et Vicq d'Azyr , Archives Ms 219, Biblioteca Central del MNHN.
Yves Laissus  Le Muséum national d'histoire naturelle  ,  Colecc. Découvertes Gallimard, Dallimard, París, 2003.
Amandine Péquignot  La Taxidermie au Muséum: Un témoignage historique et muséologique  ,  tesina no publicada, París, 1999.
L.C. Rookmaaker  Histoire du rhinocéros de Versailles (1770-1793)  , Revue d'Histoire des Sciences, Tome 36, n°3-4, 1983.
Pierre Roudil   Le rhinocéros de Louis XV  , Bulletin de la Société de Encouragement pour la Conservation des Animaus Sauvages, nº 8, 1996.
Antoine Clair Thibaudeau  Rapport fait au nom du Comité d’Instruction Publique et des Finances, sur le Muséum National d’Histoire Naturelle , Imprim. Nationale, París, 1794.

Recursos:
Artículo El Museo Nacional de Historia Natural de París en Taxidermidades.
Artículo El Rinoceronte de Durero en Taxidermidades.
Web del Museo Nacional de Historia Natural de París.