"Taxidermy and Zoological Collecting", el tratado de W. T. Hornaday.


Grabado del frontispicio del manual de Hornaday.
Si limitamos su biografía a su faceta como taxidermista, William Temple Hornaday (1854-1937) empezó a acariciar la idea disecar animales al ver unos algunos en el escaparate de una armería de Indianápolis. Aprendió el oficio con un zoólogo práctico mientras estudiaba en el College de Ames, Iowa. Trabajó siete años en el famoso Henry Augustus Ward's Natural Science Establishment de Rochester, Nueva York, que, además de para clientes particulares, proveía de objetos de Historia Natural a numerosos museos de todo el mundo. Aquella estancia le permitió visitar, junto a Henry Ward, los principales museos europeos y establecer contactos, y además participar en varias expediciones. Durante los años 1877 y 1878 recorrió Asia recogiendo especímenes. A su vuelta montó un diorama con orangutanes de Borneo (1879), una pieza que tuvo una notable acogida y que supuso, además, un punto de inflexión hacia una representación más científica de los animales disecados. Años más tarde realizó su pieza más emblemática, el Grupo de Bisontes (1888). En 1880 cofundó la National Society of American Taxidermists. Trabajó como jefe del Departamento de Taxidermia del U.S. National Museum of Natural History de Washington entre los años 1882 y 1890. Abandonó su puesto por sus desavenencias con el entonces director de la institución. Al año siguiente, en 1891,  publicó Taxidermy and Zoological Collecting, un tratado que llegó a reeditarse hasta en 1943. El lector interesado en una biografía más completa de Hornaday la encontrará aquí.

Taxidermy and Zoological Collecting, ocupa 362 páginas más las de cortesía, tiene un tamaño de 15x22,5 cm., y está profusamente ilustrado con 24 planchas a página completa y 104 figuras intercaladas en el texto. El capítulo dedicado a la captura y conservación de insectos está escrito por el entomólogo William J. Holland, que años más tarde sería nombrado director del Carnegie Museum de Pittsburgh. En la portada aparece como autor de los dibujos Charles Bradford Hudson "y otros artistas". El famoso grabado del frontispicio en el que aparece una cabeza de tigre de Bengala es precisamente un dibujo de Hudson. El libro se divide en cuarenta y seis capítulos repartidos en seis partes, dedicadas a la captura y la conservación, la taxidermia, el moldeo y las réplicas, la osteología, el coleccionismo y la conservación de insectos, para acabar con información general de carácter práctico y algo de bibliografía donde, por cierto, no encontramos ningún manual de taxidermia. El manual de Hornaday, un auténtico éxito de ventas, fue uno de los dos textos inspiradores del famoso curso de Taxidermia por correspondencia de la Northwestern School of Taxidermy.

En el prefacio, el autor ponía el acento en "la rápida y alarmante destrucción de todas las formas de vida animal", lo que le servía para justificar y defender la necesidad de crear grandes colecciones zoológicas "antes de que las principales especies sean exterminadas", y citaba algunos ejemplos. Acto seguido escribía que "este trabajo era su contribución a la ciencia de la zoología y a los constructores de museos" y que era "un asunto de corazón". Hornaday afirma que casi la totalidad de manuales sobre taxidermia que había leído los había encontrado "deplorablemente carentes", excepto uno, en francés, "publicado hace algunos años", pero no lo cita.


Grabado de un dibujo de James Carter Beard a partir de una fotografía de 1880.

 
La primera parte del tratado está dedicada a la captura y conservación de especímenes. Hornaday remarca la importancia de tomar fotografías, medidas, notas descriptivas y hasta, en algunos casos, hacer moldes. Es aquí donde el autor describe el desollado, tanto de pequeños como de grandes mamíferos, cuyas mayores diferencias estriban en la cantidad de medidas que se toman y en el desollado longitudinal de las patas que se ha de efectuar en los segundos. El baño curtiente que propone es el tradicional de agua, sal y alumbre, en la proporción de un galón (1), tres cuartos de libra, y libra y tres cuartos, respectivamente. Y lo defiende por "económico, fácil y simple de preparar; su acción es perfecta". El desollado de aves es el más usual, el que todavía se practica en la actualidad, a partir de una incisión desde el esternón hasta el ano. Los consejos para las aves de mayor tamaño se concentran en las particularidades del desollado de las alas por la parte inferior, a lo largo del radio y hasta el codo; el desengrasado de la piel de los pingüinos; el procedimiento de desollado de la cabeza en los patos, gansos, cisnes, flamencos... Como producto preservativo, a pesar de que "la mayoría de coleccionistas no usa alumbre", Hornaday propone una mezcla a partes iguales de arsénico en polvo y alumbre -aunque el bórax lo utilizaban entonces algunos taxidermistas ingleses, aún tardaría un par de décadas en generalizarse su uso-. Hornaday usa, además, el jabón arsenical para las aves grandes. Las serpientes medianas, pequeñas, y los lagartos, se conservarán sumergidos en una mezcla a partes iguales de alcohol al 95 % y de agua. Antes se les habrá practicado algunos diminutos cortes en la zona abdominal para que los conservantes penetren. Los cocodrilos y caimanes se desollarán como los mamíferos y, una vez descarnados, al interior de la piel se aplicará jabón arsenical y luego se espolvoreará a discreción con alumbre pulverizado. Las tortugas se desollarán separando el peto y, tras descarnarlas, lo mismo, jabón arsenical y alumbre, o sumergidas si son de menor tamaño. Los peces se pueden conservar enteros o bien desollados y sumergidos en alcohol, o bien las pieles conservadas en salmuera, y los esqueletos o huesos, secos o en alcohol. También instruye sobre algunas particularidades en el desollado de los peces óseos y de los cartilaginosos. Esta parte finaliza abordando el tema de la captura y conservación de invertebrados marinos, y la recolección y preparación de huevos y nidos de aves.
 

Estructura interna del macho de su famoso Grupo de Bisontes (2).

 
La parte dedicada a taxidermia -propiamente dicha- la inicia, como de costumbre, relacionando las herramientas y los materiales que se precisarán. Prosigue con un apartado dedicado a la preparación de las pieles secas de mamíferos para su montaje y otro en el que Hornaday expone "principios de universal aplicación en el montaje de los vertebrados de mayor tamaño". En este último capítulo, tras un preámbulo en el que leemos frases como "el taxidermista ideal debe ser una combinación de escultor y anatomista, naturalista, carpintero, herrero y pintor. Debe tener el ojo de un artista, la espalda de un ayudante de albañil, el tacto de un leñador cierto día, y el de un grabador al siguiente", nos expone sus seis principios:
   "1. Cuanto más delgada sea la piel, mayor será su poder para reducir su contracción. Ello evitará que las costuras se abran.
   2. Veneno [producto preservativo] con la máxima rigurosidad, para que a pesar de que el especimen esté desprotegido durante años en los que las plagas sean más intensas, estas no encuentren alimento en el pelo o las plumas.
   3. Use alambres gruesos como soporte, tanto como el especimen soporte sin que suponga sacrificar su forma o posición de piernas y pies. El defecto en el uso de soportes demasiado ligeros es demasiado común, y es meticulosamente reprobable en los taxidermistas en los que se ha convertido en vicio.
   4. Realice la estructura mecánica de cada individuo (por ejemplo, el conjunto de sujeción del cuerpo, extremidades, cabeza, cuello y cola) hasta que sea completamente firme. Será entonces, y sólo entonces, cuando tendrá a su alcance la colocación de cada miembro del cuerpo en la postura deseada y se mantendrá fijo.
   5. Cada porción de la piel debe descansar firme sobre una superficie lisa, sea de arcilla, viruta, paja o estopa, según las circunstancias. Si no es así, aparecerán bultos una vez seca que romperán su tersura. Si hay huecos, ocurrirá lo mismo.
   6. Cuanto mayor sea el especimen más gruesa será la piel y, por consiguiente, más duro y rígido deberá ser el material sobre el que se asienta. No se ha de hacer un maniquí con aro de hierro y arpillera, y un poco de relleno suelto entre eso y la piel, pues los especímenes montados así casi siempre se echan a perder. Si usted rellena una piel con paja, viruta, o estopa, el relleno se ha de compactar hasta convertirlo en una masa sólida, ya que con el paso del tiempo todos estos materiales reducen su volumen, no importa lo rígidos que los haya preparado en un primer momento. La contracción de la paja es a menudo notable y bastante desastrosa."
 
A pesar de sus principios, Hornaday propone montar los pequeños mamíferos alambrando las patas formando el relleno de la musculatura con viruta, estopa e hilo, para luego introducir un alambre longitudinal que atraviese el cráneo y salga por la punta de la cola, y fijar a este alambre los de las patas, para luego ir rellenando el interior de la piel y finalmente coser la incisión. Esa contradicción la justifica en pro de conseguir un sistema que permita montar el animal en una postura natural. Los mamíferos de un tamaño algo mayor, como lobos, perros o, como dice el autor, "cualquier cuadrúpedo de pelo largo del tamaño de un zorro", propone montarlos como los pequeños mamíferos, pero sustituyendo el alambre central por un perfil de madera en el que se fijan los alambres de las patas, cola y cabeza. Los grandes mamíferos -recordemos que se desuellan por el interior de las patas hasta el final- se montarán sobre un maniquí confeccionado partiendo de un perfil de madera central en el que se fijan los alambres de las patas, cola y cuello y cabeza, para luego formar el cuerpo dándole forma con viruta o estopa, bien apretada y envuelta con hilo, y aplicar sobre toda la superficie de este una capa de arcilla, excepto en las patas, que deberán ajustarse al acabar de coser la piel sobre esa escultura de arcilla, una vez seca y repasada su superficie con papel maché. Las cabezas se montarán de la misma manera. Hornaday dedica un capítulo al modelado de la expresión facial y de la boca, donde propone como lengua para los felinos su lengua natural, conservada en alcohol, luego desollada, arsenicada y rellena con arcilla, dándole la forma deseada y lego seca y pintada. También explica la forma de prepararla con papel maché pintado recubierto con cera blanca, o bien hecha solamente con cera blanca coloreada.

Las aves de pequeño tamaño las monta de la forma más usual, alambrando las patas, formando los muslos y fabricando un cuerpo artificial de viruta o estopa con cuello y un alambre central al que, curiosamente, Hornaday le da una forma ovalada, siguiendo el perfil cuerpo; introduciendo ese cuerpo en el interior de la piel, fijando los alambres de las patas, y sujetando la cola mediante otro alambre; para acabar cosiendo. En este punto, el autor cita a su contemporáneo Frederic S. Webster para describir el método de este para fijar la posición de las plumas durante el secado, utilizando seis alambres clavados al ave que a modo de percha ayudan a envolver la totalidad del cuerpo con hilo, sin comprimir el plumaje dorsal. Para las aves grandes Hornaday propone fabricar el cuerpo artificial con un perfil de madera en su interior, y lo justifica aduciendo que así "sostendrá firmemente el cuello". Se detiene también en explicar cómo montar las aves con las alas abiertas y es cuidadoso en detallar particularidades en la colocación de las patas, forma del cuello, etc.

Para Hornaday, el único método aconsejable para montar las serpientes consiste en fabricar un cuerpo artificial tomando un alambre e ir envolviéndolo con estopa -o viruta para las de mayor tamaño- hasta conseguir las medidas deseadas, para luego aplicar una capa de arcilla, colocar la piel y coserla. Los lagartos de un tamaño mayor, y también los cocodrilos y caimanes, propone prepararlos como los pequeños mamíferos, y los lagartos más pequeños, directamente conservarlos sumergidos en recipientes con alcohol. Estos últimos, al igual que los batracios, se podrán mostrar sumergidos en una actitud natural con la ayuda de unas piezas rectangulares "de cemento o yeso blanco" a las que se fijan los especímenes con ayuda de hilos, evitando así que se enrosquen. Este método era el utilizado en el Museo de Zoología Comparada de Cambridge, Massachusetts, por Samuel Garman. Hornaday rellena las extremidades, cuello y cola de las tortugas con estopa, entera o cortada, y el resto del cuerpo con paja.
 

Grabado de Beard con el tigre de bengala que montó  en 1880 para el British Museum.

 
El relleno preferido por nuestro autor para los peces es arcilla mezclada con estopa picada, pero acepta el uso únicamente de estopa picada muy fina. También describe el proceso de montaje de los "medallones de peces", un proceso que ya se practicaba en Europa desde hacía décadas, que Juan Mieg ya describió en 1817, y que consistía en dividir el pez longitudinalmente en dos, y preparar taxidérmicamente una de esas mitades, la que conserva las aletas centrales, para ser expuesta a modo de plafón en la pared. Los cangrejos, langostas, etc., Hornaday los prepara separando el tórax del abdomen, vaciando su interior, aplicando arsénico disuelto en agua o una solución de sublimado corrosivo (3) a la parte interna, alambrar las patas, rellenar el tórax si es necesario, etc.

Omito detalles procelosos y repetitivos, como la colocación de los ojos, el pintado de labios, narices, picos, patas..., los barnizados finales, etc., en pos de no alargar excesivamente este texto, prefiriendo, eso sí, detenerme en aspectos algo más curiosos o diferenciadores de entre los propuestos por el autor. Hornaday dedica un capítulo a lo que él denomina "taxidermia ornamental" y lo hace a partir de la exposición que organizó la Sociedad de Taxidermistas Americanos en Nueva York en 1883, una selección de la cual poco más tarde se expondría en el Museo Nacional de Washington. En aquella representación, que mostraba trabajos de una docena de taxidermistas, se exponían, por ejemplo un diorama de colibríes en una vitrina hemisférica para la pared, al modo de las inglesas; una vitrina-diorama con una pareja de ánades; otro diorama en el que un setter se representaba señalando una presa; un combate entre rapaces; un búho real con el plumaje erizado y las alas entreabiertas; un trofeo de caribú; un grupo de ranas con posturas humanas, representadas pescando en un charco, y otro grupo patinando; ...y hasta un retrato del francés Jules Verreaux, uno de los mayores proveedores de objetos de Historia Natural del mundo. Un grabado de Hudson representando esa exposición en su paso por el United States National Museum of Natural History de Washington, acompaña al texto. Entre los taxidermistas que expusieron, algunos de los nombres más conocidos además de Hornaday fueron Frederic A. Lucas, Frederic S. Webster, John Wallace, Joseph Palmer, J. F. D. Bailly o Thomas Rowland.
 

Grabado del manual con algunas de las piezas de la Exposición de 1883.

 
William T. Hornaday, dedica un capítulo a los grupos de animales. Hace una crónica del tránsito desde la expectacularidad de los escasos grupos de mamíferos que se habían montado hasta ese momento, realizados por Verreaux, los hermanos Ward de Londres o John Wallace de Nueva York, hasta los grupos más científicos y menos "teatrales" -son sus palabras- que se empezaban a montar en ese momento en los Estados Unidos, y en los que Hornaday tuvo cierto protagonismo con la realización de sus dioramas de los orangutanes de Borneo (1879), el grupo de coyotes (ca. 1887), o el de la familia de bisontes americanos (1888), entre otros. En ese apunte histórico Hornaday también nos descubre los inicios de los dioramas con grupos de aves en los museos americanos, tarea que emprendieron a remolque del British Museum de Londres, que lo hizo a partir de 1877. Al capítulo dedicado a los grupos en general, le sigue otro en el que establece unos principios generales para su realización: selección de ejemplares, diseño del grupo, espacio, complementos y creación de grupos especiales o más "teatrales". Se recrea en la explicación de creación de grupos de mamíferos, de aves y reptiles. Dedica otro capítulo a dar instrucciones sobre cómo se han de pintar los especímenes de museo.

En la tercera parte de su manual, Hornaday describe "los principios de aplicación universal en la confección de moldes y réplicas". Dedica la parte cuarta del libro a la preparación de esqueletos. La parte referida a la captura y preservación de los insectos, como se ha comentado, está escrita por W. J. Holland. La sexta y última parte está consagrada a información general, con capítulos dedicados a los insectos que pueden atacar a las colecciones y a los productos preservativos que los combaten, y a una breve relación bibliográfica con información práctica. Una curiosidad: Hornaday nos da a conocer el método preventivo descrito por Walter Hough y usado en el National Museum para la conservación las colecciones etnológicas, que consiste en fumigarlas con una mezcla compuesta por 1 pinta de solución saturada de arsénico y alcohol, 25 drops (gotas) de ácido carbólico, 20 grains (granos) de estricnina, 1 cuarto de alcohol, y una pinta de nafta, cruda o refinada. Entre las fórmulas de preservativos que Hornaday usa y describe, encontramos el jabón arsenical de Bécoeur: 2 libras de jabón blanco, 2 libras de arsénico en polvo, 5 onzas de alcanfor, 6 onzas de carbonato de potasa y 8 onzas de alcohol; la solución Wickersheimer para la conservación de "objetos carnosos enteros" (500 grains de alumbre, 125 grains de sal, 60 grains de salitre, 300 grains de potasa y 100 grains de arsénico blanco); el agua arsenical (4 cuartos de agua y 4 onzas de arsénico); y otros barnices y composiciones, como el barníz esmalte de Hendley, la mezcla para fabricar lenguas artificiales, el método para fabricar nieve artificial, etc.


Nota.- 
(1) Equivalencias al sistema métrico: 1 galón americano = 3,78 litros; 1 pinta americana = 473,18 mililitros; 1 drop (gota) = 0,05 mililitros; 1 libra = 453,59 gramos; 1 onza = 28,45 gramos; 1 grain (grano) = 0,06 gramos. 
(2) Fotografía propiedad del Smithsonian National Museum.
(3) Sublimado corrosivo es el nombre popular del cloruro o bicloruro de mercurio, un compuesto muy venenoso.


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Taxidermidades, 2014.

Bibliografía:
William Temple Hornaday  Taxidermy and Zoological Collecting , Charles Scribner’s Sons, Nueva York, 1891. 
William Temple Hornaday  Taxidermy and Zoological Collecting , Charles Scribner’s Sons, Nueva York, 1894. (libro electrónico)
Juan Mieg    Instrucción sobre el arte de conservar los objetos de Historia Natural  ,  Imprenta Villalpando, Madrid, 1817.

Recursos:
Artículo William T. Hornaday, taxidermista y conservacionista del bisonte americano en Taxidermidades.
Artículo El lustro de los grandes tratados de Taxidermia publicados (1891-1896) en Taxidermidades.