"El taller de un taxidermista es un museo en miniatura. En él se pueden observar pájaros disecados, animales y reptiles de todas clases, desde osos polares a focas diseñados para colecciones zoológicas, hasta canarios y caniches embalsamados para propietarios sentimentales. Esta última rama de actividad constituye buena parte del negocio de la taxidermia. También se preparan gran cantidad de aves para los sombreros de las señoras, pues cada año los sombrereros precisan unos cuantos miles. Con todo, el taxidermista ha de ser un poco artista; no sólo ha de rellenar el ave o animal, de tal manera que conserve sus proporciones, sino que ha de hacerlo y representarlo de forma natural, proporcionándole con los ojos de vidrio de color una expresión de vida. Se cuenta que de todos los animales, el perro es de los más dificiles de preparar de manera satisfactoria. En el bonito dibujo de la página 392, la niña parece pertenecer a la clase de dolientes antes mencionada. Ella, llorosa, mira el pájaro que sostiene, evidentemente tratando de reconocer en su forma rígida cualquier parecido con su favorito perdido; mientras, su hermano patalea y grita en el regazo de su madre, con una mueca de espanto, asustado por la visión de un mono con que su padre ha tratado de hacerle gracia. Alrededor, una habitación llena de búhos, focas, ciervos, águilas, perros, etc. evidencia el arte de la taxidermia e incita el interés y la curiosidad de los visitantes."
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A Visit to the Taxidermist (1871). |
Al pie del grabado, que apareció en la revista semanal Harper's Bazar del sábado 24 de junio de 1871, se lee: "A VISIT TO THE TAXIDERMIST.- Dibujado por W. L. Sheppard, a partir de un boceto de M. Woolf.- [vea página 394]". La lámina ocupa toda una página apaisada y mide 41,5x20 cm.