El
enfrentamiento público entre Bécoeur
y Mauduyt
es un hecho conocido por quienes se han acercado a la historia de la
Taxidermia. La publicación en agosto de 1773 en el Journal
de Physique de
los métodos de conservación de aves del inglés Kuckahn,
incitó a Mauduyt a puntualizar y a exponer los suyos, entre los que
se encontraba la fumigación con vapor
sulfuroso de las aves ya preparadas, una técnica que había usado Réaumur décadas antes. Un mes después de esa primera carta Mauduyt publicaría una
memoria sobre la preparación de especímenes, destinada a viajeros y
corresponsales. Bécoeur se sintió, cómo no, concernido. Mauduyt,
conocido suyo y conocedor de sus métodos, no se había referido ni a
él ni a su jabón
arsenical,
y Bécoeur publicó una carta de réplica en un tono belicoso que
hacía prever lo que sucedería después. Tres cartas más, de
Mauduyt a Bécoeur, de Bécoeur a Mauduyt y una última de Mauduyt en
noviembre de 1774. Cada uno defendiendo su método como el mejor
posible. En aquel duelo también intervendrían Bonnet, un
naturalista de Ginebra, Nicolas un farmacéutico de Nancy, y los
editores del Journal.
Año y medio de disputas, varios concernidos, siete cartas, dos
memorias y unas 140 páginas publicadas, todo ello no es más que una
muestra de la importancia que llegaron a adquirir los gabinetes de
Historia Natural en aquel tiempo. La lectura de esas cartas nos
permite, además, descubrir la personalidad de
sus protagonistas, y también conocer sus ambiciones.
Así
pues, en el mes de agosto de 1773
aparecerían reproducidas en Observations
sur la Physique, sur l'Histoire Naturelle et sur les Arts
las
cuatro cartas de Tesser
Samuel Kuckahn
que un par de años antes había publicado Philosophical
Transactions of the Royal Society of London.
En aquellas cartas Kuckahn, propietario de plantaciones de café en
Jamaica y naturalista aficionado, detallaba sus métodos de
preparación de aves. En la primera de ellas el autor detallaba y
objetaba de algunos procedimientos que se seguían en aquella época
en distintos países y propugnaba el suyo como el mejor, método que
trataría en futuras cartas. En la segunda carta Kuckahn alertaba
sobre algunas precauciones relacionadas con la limpieza y el
transporte de las aves, y sobre la mejor época del año o edad en
que presentaban un mejor plumaje, y sobre la necesidad de dotar al
ejemplar montado de una actitud natural. La tercera contenía la
fórmula de los productos preservativos, la de un barniz
líquido
compuesto por trementina y alcanfor, y la de un barniz
seco
mezcla de sublimado corrosivo (1),
salitre, alumbre (2),
azufre, almizcle, pimienta negra y tabaco. En su última
carta Kuckahn describía su método de desollado y montaje de aves y
advertía que para evitar que las aves fueran atacadas por insectos,
era conveniente introducirlas en vitrinas barnizadas con líquidos
alcanforados con las juntas selladas con papel o masilla, evitando la
luz directa del sol. Invito al lector interesado en la biografía de
Kuckahn o al deseoso de saber más sobre el contenido de aquellas
cartas, a leer el artículo Las
cuatro cartas de Kuckahn.
Aquella publicación en el Journal de Physique del abad Rozier provocaría la reacción de Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne, médico y naturalista y profesor regente en la Facultad de Medicina de París. En el mes de noviembre de 1773, y en el mismo Journal Mauduyt publicaría su Lettre à l'Auteur de ce Recueil, sur la manière de conserver les animaux desséchés (Carta al autor de esta recopilación, sobre la manera de conservar los animales desecados) acompañada de un grabado donde aparecían los distintos tipos de insectos que solían atacar las colecciones. Mauduyt comenzaba explicando que precisamente se disponía a ordenar sus observaciones sobre la conservación de gabinetes de animales secos, unas notas que a él mismo no le parecían meritorias de ser comunicadas, cuando la lectura de "las cuatro cartas insertadas en vuestro cuaderno del mes de agosto, sobre la manera de embalsamar las aves" -no citaba a Kuckahn- le había empujado a publicarlas. Y proseguía "No habría tenido ningún inconveniente en aplaudirle en secreto, si su método hubiera sido preferible o igual a aquellos que condena; si las recetas que él indica no entrañaran por ellas mismas un peligro". Mauduyt evidenciaba que si el mismo autor inglés reconocía que las aves preparadas se debían encerrar en vitrinas selladas para salvarlas del ataque de los insectos, se trataba pues de un método no válido, que era un método como los demás, sino peor al obligar a un mayor gasto, exponía además los riesgos derivados tanto de la inhalación del vapor como de la inflamabilidad de la esencia de trementina cuando esta se calentaba para preparar el barniz, y alertaba del riesgo que suponía manipular sublimado corrosivo, "un veneno terrible". Mauduyt escribía, posiblemente pensando en alguien como veremos más adelante, lo siguiente:
Segundo tomo del año 1773 de Observations sur la Physique. |
Aquella publicación en el Journal de Physique del abad Rozier provocaría la reacción de Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne, médico y naturalista y profesor regente en la Facultad de Medicina de París. En el mes de noviembre de 1773, y en el mismo Journal Mauduyt publicaría su Lettre à l'Auteur de ce Recueil, sur la manière de conserver les animaux desséchés (Carta al autor de esta recopilación, sobre la manera de conservar los animales desecados) acompañada de un grabado donde aparecían los distintos tipos de insectos que solían atacar las colecciones. Mauduyt comenzaba explicando que precisamente se disponía a ordenar sus observaciones sobre la conservación de gabinetes de animales secos, unas notas que a él mismo no le parecían meritorias de ser comunicadas, cuando la lectura de "las cuatro cartas insertadas en vuestro cuaderno del mes de agosto, sobre la manera de embalsamar las aves" -no citaba a Kuckahn- le había empujado a publicarlas. Y proseguía "No habría tenido ningún inconveniente en aplaudirle en secreto, si su método hubiera sido preferible o igual a aquellos que condena; si las recetas que él indica no entrañaran por ellas mismas un peligro". Mauduyt evidenciaba que si el mismo autor inglés reconocía que las aves preparadas se debían encerrar en vitrinas selladas para salvarlas del ataque de los insectos, se trataba pues de un método no válido, que era un método como los demás, sino peor al obligar a un mayor gasto, exponía además los riesgos derivados tanto de la inhalación del vapor como de la inflamabilidad de la esencia de trementina cuando esta se calentaba para preparar el barniz, y alertaba del riesgo que suponía manipular sublimado corrosivo, "un veneno terrible". Mauduyt escribía, posiblemente pensando en alguien como veremos más adelante, lo siguiente:
"He recibido de diferentes personas animales preparados de esta manera, que se creían a salvo de todo peligro, y he reconocido que la seguridad esperada se sustanciaba en los venenos más violentos, el sublimado, el oropimente (3), el rejalgar (4), el arsénico, etc. etc."
En
su artículo Mauduyt
proponía tres métodos "más
seguros y fáciles"
que debían proteger los animales preparados del ataque de los
insectos. A saber, cubriéndolos de un vapor que acabara con ellos o,
al menos, los evitara; aplicando a diferentes partes de esos animales
un olor o un sabor que los insectos no pudieran soportar; en fin,
impregnándolos de una sustancia que envenenara a los insectos, aún
a los que se acercaran. Para Mauduyt, la trementina, la asafétida
(5),
el ajo o el alcanfor no conseguían acabar con las plagas y proponía
aplicar al interior de la piel de los animales una capa de ungüento
o
"pomada mercurial"
(6).
Su ventaja respecto a otras pomadas hechas a base de plantas
aromáticas o amargas era que no perdía su efecto, no se
volatilizaba. Tampoco era agresiva con el pelo o plumas puesto que no
se impregnaba con ninguna suerte de gomas o de resinas. Mauduyt
afirmaba en aquella primera carta que "todas
las tentativas hechas hasta el momento, que yo conozca, han sido
inútiles e infructuosas".
A continuación, y ayudándose con las figuras del grabado, Mauduyt
describía algunos de los insectos que podían afectar a las
colecciones de animales secos y sus preferencias alimentarias: los
Dermestes
(7),
Anthrenus
(8),
Tinea
(9),
etc. Daba, además, indicaciones sobre cómo detectar su presencia, y
cuáles eran los meses de mayor presencia y actividad, y reseñaba un
método para eliminarlos utilizando vapor de azufre, un sistema
ineficaz sobre huevos y crisálidas y que, siendo así, era preciso
repetir con una segunda fumigación meses más tarde. Mauduyt
defendía el uso de ácido sulfuroso volátil a pesar de quienes
opinaban que atacaba el color del pelo o pluma, aceptando que eso
podía ocurrir en condiciones de humedad, pero nunca en ambientes
secos, que era lo que lo que él sostenía. Otra precaución
consistía en tener los armarios bien cerrados, sobre todo en verano,
y añadía que estos estuvieran divididos con el fin de disminuir
los riesgos ante un eventual ataque de los insectos destructores.
Finalmente Mauduyt aconsejaba otras medidas para conservar las
colecciones de insectos y mariposas, como abrir, ventilar y agitar
los cuadros con las colecciones, exponer los cuadros durante tres o
cuatro horas al sol invernal, o acercarlos a un horno con calor
moderado. Mauduyt creía que una breve exposición a entre treinta y
ocho y cuarenta grados del termómetro de Réaumur
o simplemente a los rayos del sol, era suficiente para matar los
insectos, y alertaba sobre el efecto decolorante de la luz sobre las
colecciones de mariposas y recomendaba su almacenamiento en cajones.
La carta de Mauduyt, que constituía una vehemente defensa de las
fumigaciones de gas sulfuroso como método de conservación y del uso
de la pomada formulada con mercurio, no aludía al jabón
arsenical
que Jean-Baptiste
Bécoeur,
había creado en 1743,
un producto bastante conocido en la época, que incluso se había
empleado en preparaciones del Cabinet
du Roi,
un gabinete, el del Jardin
des Plantes
de París, que Mauduyt frecuentaba y que estaba a cargo del
naturalista Georges
Louis Leclerc,
conde de Buffon.
Bécoeur, farmacéutico en Metz, era poseedor de una extensa,
conocida y elogiada colección de Historia Natural.
En
la siguiente entrega de Observations
sur la Physique
del mes de diciembre, aparecía publicada Mémoire
sur la manière de se procurer les différentes especes d'animaux, de
les préparer et de les envoyer des Pays que parcourent les Voyageurs
(Memoria
sobre la manera de procurarse las diferentes especies de animales, de
prepararlas y de enviarlas desde los países que visitan los
viajeros),
un largo artículo de cuarenta y una páginas más un grabado en el
que, como se desprende del título, sólo trataba el tema de la
conservación y el envío de animales desde países lejanos,
limitándose, en la mayoría de los casos, a rellenar la piel con
algodón u otro material, pero sin llegar a montarlos. En ese
trabajo, Mauduyt
proponía el envío de los mamíferos o cetáceos dentro de barricas
llenas de alcohol, aguardiente o tafia (10). Este método, ideal para los pequeños mamíferos, no lo era para
los de mayor tamaño y sugería enviar estos inmersos en una
solución saturada de agua y alumbre, bastante más económica.
Explicaba el desollado de los mamíferos pequeños y medianos y
apostaba por el uso de una mezcla de cal (10)
y alumbre como preservativo, aunque advirtiendo de la peligrosidad de ambos productos. También abordaba el procedimiento a seguir con
aves, reptiles, peces y tortugas. Mauduyt instruía sobre el
almacenamiento y la mezcla de plantas y drogas como el tabaco, la
pimienta, el jengibre o el alcanfor, que repelían a los insectos, y
advertía del uso bastante extendido en algunas colonias del
sublimado corrosivo o del arsénico, y de la peligrosidad que conllevaba su manipulación. En esta ocasión, tampoco hacía
referencia al jabón
arsenical,
a Bécoeur,
o a autores anteriores como Réaumur
o Turgot.
Tampoco insiste en la defensa de las fumigaciones
sulfurosas,
un tratamiento para la conservación de las colecciones que los
lectores del Journal
aún debían recordar.
En el mes de abril de 1774 Observations publicaba una carta del naturalista suizo Charles Bonnet titulada Sur les moyens de conserver espèces d'Insectes et de Poissons dans les Cabinets d'Histoire naturelle, sur le bel Azur dont les Champignons se colorent à l'air; et sur les changements de coleur de divers corps par l'action de l'air ou de la lumière (Sobre los modos de conservar especies de insectos y de peces en los gabinetes de Historia Natural, sobre el bonito azul con el que los hongos se colorean al aire; y sobre los cambios de color de diversos cuerpos por acción del aire o de la luz). El título ya nos avanzaba que se trataba de una carta cajón de sastre. Bonnet agradecía a los editores del Journal la publicación de Manière de conserver les animaux dessechés, la carta de Mauduyt, que "ha rendido un gran servicio a los amantes de la Historia natural" decía, reconocimiento que usaba como percha para, de inmediato, dar cuenta de sus relaciones epistolares -las de Bonnet- con Réaumur. En sus cartas, poco antes de su fallecimiento, el célebre Réaumur le comentaba a Bonnet que se había ocupado del asunto de la conservación de animales, que había redactado un tratado completo y que estaba a punto de publicarlo. Bonnet esperaba -se entiende como una invitación a hacerlo- que la Académie Royale des Sciences publicara sus manuscritos. "El señor Réaumur seguramente se habría apresurado a aplaudir el trabajo del señor Mauduit (11); y no tengo dudas de que muchos de los ingeniosos procedimientos de este sabio Médico son casi idénticos a los que el señor Réaumur había definido, y que sólidamente expuso en su obra". Bonnet "a la espera de la publicación de ese Libro [el de Réaumur]" aprovechaba para transcribir algunas de las cartas de Réaumur donde este le explicaba cómo conservar los insectos y los peces que su correspondiente ginebrino le debería remitir más tarde. El resto de su carta Bonnet lo dedicaba a describir sus observaciones en los otros dos ámbitos que avanzaba en el título.
Aquella primera carta de Mauduyt del mes noviembre provocó una inesperada, o quizá buscada y hasta deseada respuesta a unos 300 kilómetros de distancia. El mismo mes de abril de 1774 el Journal Encyclopédique, que editaba Jean Jacques Rousseau reproducía una carta de Jean-Baptiste Bécoeur, que ocupaba dieciséis páginas y que comenzaba así:
El grabado adjunto a la Mémoire. |
En el mes de abril de 1774 Observations publicaba una carta del naturalista suizo Charles Bonnet titulada Sur les moyens de conserver espèces d'Insectes et de Poissons dans les Cabinets d'Histoire naturelle, sur le bel Azur dont les Champignons se colorent à l'air; et sur les changements de coleur de divers corps par l'action de l'air ou de la lumière (Sobre los modos de conservar especies de insectos y de peces en los gabinetes de Historia Natural, sobre el bonito azul con el que los hongos se colorean al aire; y sobre los cambios de color de diversos cuerpos por acción del aire o de la luz). El título ya nos avanzaba que se trataba de una carta cajón de sastre. Bonnet agradecía a los editores del Journal la publicación de Manière de conserver les animaux dessechés, la carta de Mauduyt, que "ha rendido un gran servicio a los amantes de la Historia natural" decía, reconocimiento que usaba como percha para, de inmediato, dar cuenta de sus relaciones epistolares -las de Bonnet- con Réaumur. En sus cartas, poco antes de su fallecimiento, el célebre Réaumur le comentaba a Bonnet que se había ocupado del asunto de la conservación de animales, que había redactado un tratado completo y que estaba a punto de publicarlo. Bonnet esperaba -se entiende como una invitación a hacerlo- que la Académie Royale des Sciences publicara sus manuscritos. "El señor Réaumur seguramente se habría apresurado a aplaudir el trabajo del señor Mauduit (11); y no tengo dudas de que muchos de los ingeniosos procedimientos de este sabio Médico son casi idénticos a los que el señor Réaumur había definido, y que sólidamente expuso en su obra". Bonnet "a la espera de la publicación de ese Libro [el de Réaumur]" aprovechaba para transcribir algunas de las cartas de Réaumur donde este le explicaba cómo conservar los insectos y los peces que su correspondiente ginebrino le debería remitir más tarde. El resto de su carta Bonnet lo dedicaba a describir sus observaciones en los otros dos ámbitos que avanzaba en el título.
Aquella primera carta de Mauduyt del mes noviembre provocó una inesperada, o quizá buscada y hasta deseada respuesta a unos 300 kilómetros de distancia. El mismo mes de abril de 1774 el Journal Encyclopédique, que editaba Jean Jacques Rousseau reproducía una carta de Jean-Baptiste Bécoeur, que ocupaba dieciséis páginas y que comenzaba así:
"No puedo contemplar con indiferencia, Señor, una carta insertada en el Journal de Physique del Sr. abad Rozier, del mes de noviembre de 1773, en la que, amparándose en el nombre del Sr. Mauduit, sabio médico de París, alguien se aplica en describir los métodos empleados para la conservación de especímenes del reino animal."
Bécoeur
insinuaba, en un tono provocador bastante medido, que la supuesta
misiva de Mauduyt
de noviembre no había podido ser más que obra de un embustero,
puesto que “el
verdadero”
Mauduyt había podido comprobar el buen estado de las aves en su
gabinete privado, donde había algunas preparadas por él mismo.
Bécoeur pedía a "ese
sabio médico que es Mauduyt"
que desenmascarara al falsario. Y añadía:
"Si como avanza el autor, los métodos de conservación de animales no son lo que prometen, ¿es necesario para ello confundir una experiencia de treinta años con las tentativas infructuosas de algunos manipuladores de aves? No, sin duda. Y si el señor Mauduit hubiera sido el autor de la carta, jamás hubiera apoyado su razonamiento en parecida presunción."
A
lo largo de la carta, Bécoeur desmontaba los argumentos de su
adversario, como por ejemplo las pruebas a las que Mauduyt
sometió especímenes preparados con diferentes métodos y productos
que demostrarían la ineficacia de algunos preservativos; o bien la
afirmación de que los venenos usados como preservativos a la par de
que eran sumamente peligrosos para las personas, resultaban no
obstante inútiles contra los insectos. Bécoeur proseguía:
"Pero he aquí que he dado lugar al seudónimo (12) a confundir mi método con todos aquellos que critica despiadadamente. Cuando en el mes de mayo de 1771 el señor Mauduit tuvo a bien aceptar algunas de mis aves, estuvo de acuerdo en que no olían a nada, excepto el olor que conservan las sustancias animales secas. Probablemente no se habrá conformado con aquella sencilla inspección; habrá confiado mis aves a comerciantes de animales, hombres sin métodos ni principios, interesados en combatir eso [un método eficaz] puesto que encuentran su provecho en la renovación de los gabinetes; y que escuchando la palabrería de estos ávidos artistas, habrá decidido. El autor propone, sin embargo, tres métodos para conservar los animales. Y bien podría haber añadido el mío. Los de su invención son, 1º, usar un vapor mortal a los insectos; 2º, un vapor que los repela; 3º, los venenos. Dedica cuatro páginas a esta inútil discusión. El primer método sería igualmente perjudicial para los poseedores de los gabinetes que para los insectos. El segundo nunca sería suficiente. El tercero no merece ser examinado. La alabanza al mercurio como destructor de los bichos parece innecesaria. Pero la mejor de todas las ideas del autor de la memoria es la de suponer que el simple calor de la atmósfera genere en el mercurio vapores capaces de alejar a los insectos. Y si alguien duda, el autor invita a hacer la prueba. Aunque es cierto que contradice algo la gran aserción del seudónimo, 'inútil buscar, imposible hallar'."
Un
buen número de páginas las ocupaba Bécoeur en, basado en "sus
treinta años de esperiencias",
poner en duda las afirmaciones que mantenía el seudónimo,
tales como que "los
insectos vuelan y ponen sus huevos al azar",
"los
insectos evitan a los animales situados a mediodía [orientados
al sur]",
y alguna más por el estilo. También contaba alguna experiencia,
como la de su visita a París, donde tuvo oportunidad de comprobar
que al abrir una vitrina de animales tratados con azufre, esta se
encontraba repleta de polillas y dermestes
"que
pretendían ocultarse".
Bécoeur parecía regodearse desde las páginas del Journal.
Poco más adelante añadía:
"De métodos generales y particulares, el autor llega prudentemente a los consejos; como, por ejemplo, el de no admitir en su colección animales dudosos; o como el de no añadirlos a la colección hasta pasado un año. Cuando el señor Mauduit me regaló la paloma escamosa (13) de la que he hablado, no usé ese método; seguro de mi preservativo, la situé sobre la repisa de las acuáticas. Siempre hago lo mismo con todos [los especímenes] los que me dan; si [estos] son atacados, los míos jamás sufren la degradación de sus vecinos."
Ahí
lo dejaba. No nos contaba si la paloma escamosa que Mauduyt
le regaló fue pasto de dermestes,
un detalle de elegancia. Bécoeur
aprovechaba para poner al lector al corriente de que aves preparadas
por él podían admirarse en el Cabinet
du Roi,
aves que Bécoeur había enviado a Buffon en 1755, y que una docena
de años después seguían corservándose en perfecto estado, y que
ello era debido a "un
preservativo sobradamente probado".
Bécoeur invocaba además, transcribiendo algunos fragmentos de
cartas recibidas, los elogios a su trabajo provenientes de
reconocidos naturalistas como Buffon, Daubenton
y Saint-Florentin.
Y añadía:
"El señor Mauduit está muy ligado con los señores directores del gabinete del rey [como] para ignorar todos estos hechos: ha visto mis aves en el gabinete, las ha visto en numerosos domicilios particulares de París; ¿Sería entonces posible que fingiera ignorar la duración de mi preservativo, que confundiera mis aves con las de los manipuladores mercenarios? ¿No tendría ningún respeto por una experiencia de treinta años, anularía sin rodeos el testimonio de los primeros naturalistas de Europa? Decidan todas las sociedades de sabios de acuerdo con los principios que hayan planteado, la experiencia que hayan tenido, y los resultados que hayan enunciado; y el autor de la memoria, sordo ante todas estas pruebas, declarará todos los métodos de conservación, sin excepción, inútiles y peligrosos!
Admítalo, señor, ese no es el lenguaje de un médico naturalista, sinó el de un comerciante, que teme ver disminuido su beneficio en no demasiado tiempo."
Como el apelativo de comerciante reaparecerá más adelante en este mismo artículo, quizá sea oportuno hacer notar al lector que Réaumur se había referido en alguna ocasión a Bécoeur como el "comerciante de Estrasburgo" por su negativa a hacer público su descubrimiento y que, por consecuencia, el de Metz había empezado a repudiar las fumigaciones sulfurosas hacía ya bastantes años. Así pues, aquella acusación de Réaumur que le dejó tocado, intentó volverla en esta ocasión contra Mauduyt, uno de sus seguidores. Hecho el inciso, acabemos la carta de Bécoeur.
A modo de conclusión, Bécoeur repasaba el proceso y la metodología de sus investigaciones hasta dar con la formulación de su preservativo, cuyos ingredientes y proporciones no facilitaba, y concluía su carta del siguiente modo:
A modo de conclusión, Bécoeur repasaba el proceso y la metodología de sus investigaciones hasta dar con la formulación de su preservativo, cuyos ingredientes y proporciones no facilitaba, y concluía su carta del siguiente modo:
"Creo que ya he dicho, señor, para destruir la larga carta que alguien osa prestar al señor Mauduit, que él [el verdadero Mauduyt] está tan versado en la gran ciencia de la naturaleza, como para reclamar contra parecido escrito; su reputación está tan bien establecida como para soportar una obra apoyada en pretendidas experiencias, métodos absurdos y consejos irreales. Cuanto a los señores directores del gabinete del rey, no habrán sido capaces de quedarse impasibles ante los intentos de reducir a la nada una colección digna de un gran príncipe, quien la ha recomendado; ante quien ha osado desmentir su testimonio y sus aserciones, llegando a la ofensa, ensuciando el nombre de una persona que se vanagloria de su amistad. Tengo el honor de ser, etc."
Notas.-
(1) Muriato corrosivo de mercurio o bicloruro de mercurio.
(2) Sulfato de aluminio y potasio.
(3) Trisulfuro arsénico.
(4) Otro sulfuro arsénico.
(5) La asafétida, Ferula assafoetida,
es una planta herbácea perenne, utilizada como especia en la
gastronomía y para diversos usos en la medicina natural. Por su
nauseabundo olor se la conoce con nombres populares como estiércol del diablo en español o merde du diable en francés. Su nombre científico proviene del persa asa, resina, y del latín foetida, fétida, debido a su aroma sulfuroso.
(6)
Quizá se trate de la primera alusión a esta pomada, si bien el azogue o
mercurio, metal muy tóxico, en forma sublimada se usaba como
desinfectante y antisifilítico. No podemos dejar de poner en evidencia a
Mauduyt, que renegaba del sublimado corrosivo por peligroso y una
líneas más adelante proponía una pomada mercurial, que no formulaba, pero que lógicamente también debía contener mercurio.
(7) Familia de coleópteros.
(8) Género de Dermestes.
(9) Polillas.
(9) Aguardiente de caña.
(10) Óxido de calcio.
(11) Mauduyt también se escribe Mauduit. Aunque sigo el criterio de usar la grafía Mauduyt, en las citas respetaré la que aparezca.
(12) Bécoeur en ningún momento se dirige directamente a Mauduyt. Sin duda se sintió ninguneado en la carta y el artículo anteriores de su ahora adversario. Bécoeur, herido, se venga dirigiéndose al autor de la carta simplemente como "el autor [de la carta]" o "el seudónimo", palabra que se repite hasta en nueve ocasiones. Solamente escribe Mauduit cuando le pide a su oponente que desenmascare al supuesto usurpador, cuando se sirve de su nombre para explicar sus propios progresos y éxitos o cuando utiliza el recurso de detallar su visita "al sabio médico de París" con el objetivo de dejarlo en evidencia.
(12) Bécoeur en ningún momento se dirige directamente a Mauduyt. Sin duda se sintió ninguneado en la carta y el artículo anteriores de su ahora adversario. Bécoeur, herido, se venga dirigiéndose al autor de la carta simplemente como "el autor [de la carta]" o "el seudónimo", palabra que se repite hasta en nueve ocasiones. Solamente escribe Mauduit cuando le pide a su oponente que desenmascare al supuesto usurpador, cuando se sirve de su nombre para explicar sus propios progresos y éxitos o cuando utiliza el recurso de detallar su visita "al sabio médico de París" con el objetivo de dejarlo en evidencia.
(13) Patagoenas speciosa, Coulon chaud en el texto original en francés.
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