Sala de la planta baja del Museo Stracké, con la puerta de entrada al fondo (1). |
El 10 de julio de 1897 el empresario hotelero Auguste Stracké abrió en Ostende, Bélgica, su museo de Historia Natural, el Musée Stracké, como complemento de la oferta turística de su complejo ubicado en la playa de Mariakerke. Tres días antes de su inauguración, el museo fue visitado por el rey Leopoldo II. En principio, ocupaba solamente una planta y poco más tarde se ampliaría a una segunda. Era bastante variopinto. Como puede comprobarse en las postales (1), además de animales disecados y esqueletos de mamíferos, aves y peces, en el recinto se mostraban mariposas e insectos, maderas exóticas, minerales, curiosidades físicas y objetos etnográficos procedentes de la entonces colonia belga del Congo. Incluso mostraba una de aquellas célebres sirenas. En verdad aquel museo se asemejaba más a un gabinete de curiosidades.