"Los libros arden mal" de Manuel Rivas.

Cubierta de la primera edición.
Una quema en el muelle de libros saqueados de las bibliotecas de Coruña en agosto de 1936 y los recuerdos que en aquel momento le pasan por su cabeza a Vicente Curtis Hércules, el protagonista, son el punto de partida de una historia entrelazada de ganadores y perdedores de la Guerra Civil española y también la de sus descendientes. La novela Los libros arden mal (2006), escrita originalmente en gallego por Manuel Rivas, está ubicada en su ciudad natal.

En varias ocasiones aparece la Taxidermia en el libro. En la primera de ellas Luis Terranova, aspirante a cantante y físicamente malherido por un amante-protector afín al régimen franquista y a quién abandona, se encuentra en casa de Vicente Curtis, amigo suyo, boxeador y anarquista que se gana la vida en la calle como fotógrafo con la ayuda de un caballo de madera. Curtis se encargará de curarlo. Un fragmento relacionado con el recuerdo de una anécdota en el que otro fotógrafo de calle también con caballo resultó malherido tras ser atropellado por un tranvía y que, tras oír que alguien gritaba "¡Al hospital, al hospital!", pidió que lo trasladaran a la fábrica de caballos, es el siguiente:
   “Llévame al taller de caballos, murmuró Luis Terranova. Un curandero con cartón y engrudo. Curtis sonrió. Curtis sabía de qué iba aquella historia. (...) O mejor aún, uno de esos que desecan animales. Un taxidermista.”
Más adelante se describe la sala-escritorio del juez Ricardo Samos, otro adicto al régimen -nos encontramos en los años cincuenta-, bibliófilo y aficionado a la caza:
   “(...) y en la parte contigua de la gran sala, había varios trofeos. El mayor era la cabeza de un ciervo con una gran cornamenta. Otra cabeza era de un jabalí, de la que su padre estaba especialmente orgulloso, no sólo por la forma en que lo había cazado, sino por la cabeza en sí, por el trabajo de taxidermia, una obra de arte según su criterio que había logrado mantener toda la viveza y bravura en el animal, de tal manera que cuando lo miraba, allí, en lo alto de la pared lateral del escritorio, casi en penumbra, con un brillo de sol negro en los ojos, estaba viendo el momento exacto de la aparición del fin. (...) Eso también iba por la becada. Otra de las capturas de las que se sentía más orgulloso. (...) El juez ponía su mejor énfasis en aquella pieza. Se veía que le daba un valor muy personal. Unos años después, en la primavera de 1963, un urogallo se convirtió en la estrella de los trofeos. (...)

Becada disecada.

En el capítulo titulado El aprendíz de taxidermista el juez y su hijo Gabriel se encuentran en el taller del “maestro taxidermista” acordando cómo se deberá montar el urogallo que han llevado a disecar. El hijo del taxidermista enseña a Gabriel un curioso animal con cuerpo de pato y cabeza de liebre. Y otro con cuerpo de gaviota y cabeza de gato. Afirma que quiere ser artista. El joven artista deposita un puñado de ojos en la mano de Gabriel, para asombrarlo. Lo acompaña a la cámara frigorífica y en un visto-no-visto le enseña “un ángel”, que en realidad se trata de un cisne que pende. Sobre el juez se añade:
   “Aunque era de los que controlaban el instinto de exhibición del cazador. Seleccionaba mucho las piezas para la taxidermia. Las cabezas de jabalí, ciervo y cabra ibérica. Y las aves. La becada. La perdíz blanca cobrada en los Pirineos. Y, ya más adelante, la pieza más preciada, el urogallo de los Ancares.”

Rivas recibió algunos reconocimientos por esta novela. Los libreros de Madrid la eligieron como Libro del Año y Rivas recibió por ella el Premio Nacional de la Crítica en Gallego, el Premio de la Crítica Española, el Premio de la Asociación Gallega de Editores y el Premio del Libro del Año de la Federación de Bibliotecas de Galicia.

El periodista y escritor Manuel Rivas Barrós (A Coruña, 1957), comenzó a trabajar en El Ideal Gallego mientras cursaba bachillerato. Estudió Ciencias de la Información en Madrid donde colaboró con medios de prensa, radio y televisión. Actualmente se le puede leer en el diario El País. Sus artículos periodísticos están compilados en varios volúmenes, entre los que destaca El periodismo es un cuento (1998). Su obra literaria está escrita fundamentalmente en gallego. Su primer poemario El pueblo de la noche apareció en 1996. En 1989 ganó el Premio de la Crítica de Narrativa Gallega con su libro de cuentos Un millón de vacas. En 1996 el Premio Nacional de Narrativa con ¿Qué me quieres amor?, un libro que contiene el relato La lengua de las mariposas, llevado al cine en 1999 con gran éxito. Con El lápiz del carpintero (1998), también trasladado a las pantallas, y Las llamadas perdidas (2002) repitió el Premio de la Crítica. Su novela policiaca Todo es silencio (2010) se llevó también al cine. En 2012 apareció Las voces bajas, una novela autobiográfica donde describe su infancia y la lucha familiar por sobrevivir durante el franquismo. La última novela que ha publicado, relacionada con Los libros arden mal, ha sido El último día de Terranova (2015), donde describe la historia española desde la posguerra hasta la transición a través de una librería de A Coruña amenazada en la actualidad por el cierre. En 2009 ingresó en la Real Academia Galega.


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Taxidermidades, 2016. 


Bibliografía:
Manuel Rivas   Los libros arden mal , traducción de Dolores Vilavedra, Alfaguara, Madrid, 2006.
 
Recursos:ç
Artículos sobre Taxidermia y Literatura en Taxidermidades.