Cubierta de la 1ª edición. |
En La parte de los
críticos, la primera de las cinco que tiene 2666,
la extensa e inacabada novela de Roberto
Bolaño -falleció en 2004 antes de poder darla por terminada-, aparece un
taxidermista. En una conversación entre los personajes de Liz Norton y Piero Morini,
dos profesores universitarios de filología alemana, una inglesa y el otro italiano, que en congresos comparten su pasión por la obra de un
desconocido contemporáneo Benno von Archimboldi, Morini le explica a
su colega la historia del primer pintor que fue a
vivir al revitalizado barrio de Londres, junto al río, donde se
encuentra el restaurante en el que están cenando. El artista, que
había iniciado un movimiento que se había empezado a conocer como
"nuevo decadentismo" o "animalismo inglés",
inauguró una exposición en una galería alternativa del barrio de Wapping donde se exponía un cuadro "en cuyo
centro, momificada, pendía la mano derecha del pintor". El
relato prosigue así:
"Los hechos habían
sucedido así. Una mañana, después de dos días de dedicación
febril a los autorretratos, el pintor se había cortado la mano con
la que pintaba. Acto seguido se había hecho un torniquete en el
brazo y le había llevado la mano a un taxidermista a quien conocía
y quien ya estaba al tanto de la naturaleza del nuevo trabajo que le
esperaba. Luego se había dirigido al hospital, en donde cortaron la
hemorragia y procedieron a suturar el brazo. En algún momento
alguien le preguntó cómo sucedió el accidente. Él contestó que
sin querer, mientras trabajaba, se había cortado la mano de un
machetazo. Los médicos le preguntaron dónde estaba la mano cortada,
pues siempre cabía la posibilidad de reimplantársela. Él dijo que
de pura rabia y dolor, mientras se dirigía al hospital, la había
arrojado al río."