Las directrices para la conservación de objetos de Historia Natural de Vicq d'Azyr.


Portada de Instruction sur la manière.
El entonces profesor del Museo de Historia Natural de París, Félix Vicq d'Azyr, publicó en 1793, el año dos de la recién instaurada Primera República Francesa, Instruction sur la manière d'inventorier et de conserver, dans toute l'étendue de la République, tous les objets qui peuvent servir aux arts, aux sciences et à l'enseignement, en español Instrucción sobre la manera de inventariar y conservar, en el ámbito de la República, todos aquellos objetos que sirven a las artes, a las ciencias y a la enseñanza. El texto, de setenta páginas, fue encargado por la Comisión Temporal de las Artes tras la incautación de bienes bajo la Revolución, y adoptado por el Comité de Instrucción Pública de la Convención Nacional. En su sección dedicada a la Historia Natural, Vicq d'Azyr escribía (1):

   "La historia natural se divide en tres grandes clases, a saber, la historia natural de los minerales, la de los vegetales y la de los animales, que, tanto en los inventarios, como en los catálogos metódicos, deben ser tratadas por separado.
   La conservación de los objetos, sea en los lugares de depósito, sea durante su transporte, es una de las mayores atenciones que deberán ocupar a los comisarios.
   1º. En los lugares de depósito, la humedad, la sequedad excesiva, los insectos y el polvo, son las causas más ordinarias de deterioro.
   (a) Debido a la humedad las etiquetas se desprenden, las plantas se destruyen, los restos de animales se alteran; numerosos productos químicos y algunos minerales se descomponen; los instrumentos se oxidan; los dibujos y las pinturas se estropean.
   La humedad se disipará, renovando el aire en tiempo seco, calentando con estufas, y limpiando los objetos con cuidado. Algunos se podrán recubrir de algun barniz que impida que la humedad les afecte.
   (b) La sequedad excesiva es un efecto del abundante calor. Vuelve quebradizos las plantas y los restos animales, y volatiliza los licores conservantes. Ello se previene salvaguardando los depósitos de los rayos del sol, abriéndolos, durante la época cálida, solamente durante la noche.
   La mezcla, que el ciudadano Daubenton ha preparado para el museo nacional de historia natural, es empleada con gran éxito para evitar la evaporación. El empleo de esta mezcla es uno de los numerosos servicios realizados por este ciudadano a las ciencias que cultiva.
   A falta de esta mezcla, se podrá recurrir a principios de diferentes tipos. De esta manera, podremos hacer uso de un pergamino encolado y barnizado con una disolución espesa de cera de España (2) en alcohol, es decir en espíritu de vino muy puro (3). Cuando los frascos puedan ser tapados con corcho, proponemos que se sometan a la siguiente preparación, que ha logrado conservar los licores más volátiles: consiste en remojar el corcho durante un tiempo en una composición de tres partes de cera y una de sebo (4), líquidos mantenidos a un grado de calor que no sea capaz de hinchar el corcho. Se recubrirá así el tapón de un revestimiento flexible que penetre los poros y evite la evaporación. Se usa además, para recubrir los tapones de corcho, una mezcla compuesta por cuatro partes de brea (5), una parte de azufre, y media parte de sebo, fundidas juntas. Este recubrimiento se aplicará caliente.
   Cuando el volumen de los líquidos conservantes haya disminuído, se renovará, añadiendo una cantidad suficiente de licor nuevo.
   Las condiciones requeridas para el éxito de los licores conservantes en general, son que los sustancias animales o vegetales conservan al menos parte de su flexibilidad, y que estos licores ofrecen gran nitidez. Para este propósito se emplea alcohol, añadiéndolo a una suficiente cantidad de agua destilada o, aún más sencillo, de aguardiente, blanqueado con un tercio o incluso la mitad de agua muy limpia. En el museo nacional de historia natural se emplea aguardiente ordinario, blanqueado mediante alambique, reuniendo los productos del principio, de la mitad y del final de la destilación.
   Algunos se sirven, en vez de alcohol, o de aguardiente, de vino tinto, al cual se ha eliminado la solución nitrosa de mercurio. Por lo tanto, el vino pierde su color y el licor filtrado conserva a las sustacias animales casi toda su flexibilidad.
   El licor de Guyot, usado con gran éxito, para la conservación de sustancias vegetales y animales, merece la mayor atención. Creemos que se agradecerá que publiquemos aquí la fórmula, que no es conocida por las personas del arte (6).
   Se han realizado pruebas similares, que han tenido éxito, para la conservación de sustancias vegetales y animales, mezclando en unas ocasiones una parte de alcohol con tres partes de agua, sin ninguna otra adición; en otras una octava parte de aguardiente con siete partes de agua. Aquí deben hacerse un par de comentarios. El primero es que estos licores, de acuerdo con el informe de Camus, de Duhamel y de Baron, se congelan a cuatro grados bajo cero; algo que no sucede con los que contienen alcohol en mayor proporción. El segundo señala que los colores vegetales a menudo se ven alterados por la acción de estos licores; a pesar de que los cuerpos sumergidos no pierden su flexibilidad.
   La experiencia nos ha demostrado que el agua aluminosa (7) se adapta bien a la conservación de este tipo de objetos, especialmente durante su transporte. En el punto de saturación actúa de manera fiable, pero confiere a las fibras de los animales demasiada rigidez.
   El ácido sulfúrico o vitriólico, diluído en una cantidad suficiente de agua, indudablemente tendría la misma propiedad; porque es muy probable que el alumbre le deba su virtud astringente únicamente al ácido sulfúrico que se encuentra en exceso en esta sal.
   Se pueden preparar asimismo licores conservantes mezclando pequeñas cantidades de ácidos minerales con espíritu de vino o aguardiente de semilla. Monro agregó, en pequeñas dosis, ácido nítrico a los licores; otros, ácido muriático o marino.
   El espíritu de vino destilado con pimienta negra, el pequeño cardamomo (8) y el alcanfor (9) formaban el líquido conservante que Ruysch empleó. En general, rebajó el espíritu de vino mezclándolo con una tercera parte de agua.
   No olvidamos añadir que, antes de sumergir los órganos de los animales en cualquier licor conservante, estos deben limpiarse, lavarse y vaciarse en sucesivos baños de agua común, a una temperatura suave.
   (c) Varias especies de insectos atacan las colecciones de historia natural. Los peligros se previenen con cuidados frecuentes. La fumigación con azufre es un procedimiento útil, pero debe emplearse a propósito siempre con economía; puesto que la acción demasiado repetida de este vapor provoca que las sustancias animales, especialmente las plumas, sean más frágiles, al tiempo que a la larga altera todos los colores (10).
   Recordemos aquí que el vapor de azufre no produce efecto alguno sobre los huevos de los insectos; y que actúa solamente sobre larvas e insectos formados. Es decir, hacia finales del mes Frimario y el mes Nivoso (11) se puede recurrir a él, que es cuando eclosionan las larvas de las polillas y los anthrenus (12).
   Se fumigará también en verano y, en general en cualquier época que las sustancias animales a conservar parezcan precisarlo; pero luego se empleará este método a intervalos, para que actúe más eficazmente sobre las larvas de los dermestes, que se observa nacen de primavera a otoño.
   Indicaremos aquí dos preparaciones que difieren ligeramente la una de la otra, y en las cuales los naturalistas tienen gran confianza. Una fue publicada por el ciudadano Nicolas, químico de Nancy. La otra nos ha sido facilitada por el ciudadano Dufresne, naturalista residente en París, que es la que ha empleado en su colección con gran éxito, y que nos ha permitido hacerla pública (13).
   (d) El polvo destruye, decolora y altera la mayoría de los cuerpos a los que se fija. Se emplean, para eliminarlo, plumeros, pinceles de cerdas muy finas, o fuelles.
   Se vigilará de no desplazar o perder, durante esta tarea, las etiquetas que pudieran desprenderse.
   2º. El transporte, en general perjudicial para este tipo de objetos, no se permitirá más que en caso de absoluta necesidad, con los mayores cuidados. Cuanto más frágiles sean las piezas, más se envolverán con precaución con papel suave, y se rodearán de cuerpos blandos, como recortes de papel, borra, musgo seco, estopa, lana o algodón. Asimismo se podrá emplear salvado o semillas ligeras que rellenen fácilmente los huecos.
   Estos medios bastan para piezas frágiles o livianas, pero cuando la densidad se une a la fragilidad, como en la mayoría de muestras de mineralogía, cada objeto se colocará en una caja particular; porque si varias piezas se organizaran en una misma caja, estos cuerpos, agitados por el movimiento de un carruaje, se hundirían en las materias blandas que los rodeasen, de donde resultarían huecos, fricciones, y la destrucción de los ángulos y relieves de las sustancias que llegarían a su destino desperdiciadas y redondeadas, como si hubieran sido rodadas por las aguas.
   A menudo se consigue preservar las piezas más frágiles, cubriéndolas con un gran papel gris encolado, después de haberlas envuelto con materiales blandos. El papel se seca y adquiere una gran solidez.
   Cuando se dispone de poco espacio, el transporte sobre angarillas es el que conviene escoger. Exige embalajes ligeros; pero, por lo general, no fatiga los objetos. Las piezas de anatomía por corrosión no pueden ser transportadas de otra manera."

Entre las notas al pie del texto original omitidas, Vicq d'Azyr emplazaba al lector a consultar el discurso general sobre Ornitología de Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne en la Encyclopédie Méthodique -la de Diderot y D'Alembert- donde "encontrará todos los medios de conservación discutidos y expuestos con los mayores detalles". También describía Vicq d'Azyr la fórmula de Pierre-François Nicolas, la que su autor denominó en 1787 receta del preservativo para disecar animales, y que no era más que el jabón arsenical de Jean-Baptiste Bécoeur, con las proporciones ligeramente modificadas. Años más tarde, Nicolas, crítico con el empleo del arsénico, nocivo para la salud, publicaría la fórmula de su pomada jabonosa, ausente de veneno. Vicq d'Azyr detallaba asimismo en la misma nota la "preparación remitida por Dufresne, bajo el nombre de jabón metálico", y que en realidad se trataba de la revelación pública de la fórmula del jabón arsenical creado por Bécoeur, farmacéutico de Metz fallecido en 1777, y que durante medio siglo se había mantenido secreta (14). Aquel mismo año 1793 Louis Dufresne había ingresado como ayudante naturalista en el recién creado Museo Nacional de Historia Natural de París, y la preciada fórmula le había sido confiada por un sobrino de Bécoeur. Aquella extensa nota remitía finalmente a consultar el tratado del abad Denis Joseph Manesse, el primer manual de Taxidermia de la historia publicado en forma de libro.


Breve biografía de Félix Vicq d'Azyr.

Félix Vicq d'Azyr.
Al médico, anatomista y naturalista francés Felix Vicq d'Azyr (Valognes, 1748-París, 1794) se le considera el fundador de la anatomía comparada y de la homología. Llegó a París en 1765 donde estudió Ciencias Físicas y Naturales, consagrándose a la Anatomía Comparada, rama que comenzó a impartir como profesor, aún antes de licenciarse, tanto en el Jardin des Plantes como en la Escuela de Medicina. Intrigas internas lo alejaron por entonces de la cátedra de Anatomía en el Jardín de Plantas, antecesor del Museo de Historia Natural. Impart clases privadas, ejerció como profesor en la Escuela Real de Veterinaria de Alfort y escrib sobre Anatomía Comparada en la Encyclopédie, materia sobre la que publicaría su Tratado en 1786. Casado con una sobrina del naturalista Louis Jean-Marie Daubenton quien más tarde, tras la Revolución, se convertiría en el primer director del Museo Nacional de Historia Natural, Vicq d'Azyr se relacionaría con celebridades científicas. En 1776 fue cofundador de la Société Royale de Médecine, de la que fue nombrado Secretario perpetuo, y en 1784 ingresó en la Société Royale d'Agriculture. Famoso por ser el médico de la reina Maria Antonieta y médico consultor de Luis XV, consiguió sortear el periodo del Terror. Su talento le valió ser elegido para ocupar la vacante del naturalista Buffon en la Academia Francesa y que los revolucionarios constituyentes le encargaran un informe que recogió en su Nouveau plan de constitution pour la médecine en France, présenté à l'Assemblée Nationale par la Société Royale de Médecine de Paris (1790). Realizó importantes descubrimientos en neuroanatomía. Junto a Jean Claude Mertrud, Félix Vicq d'Azyr, ya entonces profesor del Museo de París, colaboró en 1793, el mismo año en que se publicaron estas Instrucciones, en el desollado y montaje del rinoceronte indio de Luis XV, ejemplar que en la actualidad sigue expuesto al público. Vicq d'Azyr murió al año siguiente a causa de una neumonía. Algunos autores cuentan que esta le sobrevino a causa de las malas condiciones en que se desarrollaron los trabajos del rinoceronte. Otros, que fue tras asistir a la fiesta del Ser Supremo del culto deísta.

Notas.- 
(1) Omito algunas de las notas originales con descripciones y referencias, y complemento el texto con otras de cosecha propia.
(2) Lacre.
(3) Alcohol etílico.
(4) Grasa sólida animal. 
(5) Residuo del alquitrán.
(6) En una nota al pie Vicq d'Azyr describía cómo prepararlo. En resumen se trata de una mezcla de cinco pintas (1 pinta equivale a poco más de un litro) de alcohol etílico (obtenido destilando veinte pintas  del mejor coñac), con otras cinco de agua y una libra de flores u hojas de lavanda verde, y destilando de nuevo. Hecho ello, se tomarán  once partes de alcohol de la primera destilación y se mezclarán con sesenta y nueve partes de "agua de pozo" -agua corriente-. Finalmente, el licor de Guyot se obtendrá mezclando a partes iguales esta segunda composición con el licor obtenido de la segunda destilación.
(7) Mezcla de agua con alumbre de roca pulverizado. El alumbre es un mineral (sulfato de aluminio) con propiedades curtientes.
(8) Nombre con el que se conoce un buen número de plantas aromáticas de varios géneros.
(9) El alcanfor es una sustancia con propiedades antisépticas que originariamente se obtenía del árbol alcanforero (Cinnamomum camphora).
(10) Esa es la opinión de Vicq d'Azyr sobre las fumigaciones sulfurosas. Veinte años antes Mauduyt había polemizado públicamente con Jean-Baptiste Bécoeur, creador del exitoso jabón arsenical, precisamente acerca de cuál era el mejor método de conservación. Louis Dufresne, que aparecerá más adelante en el texto, llegó a afirmar que las fumigaciones sulfurosas destruían "hasta los animales muertos". Fue él quien, al comprobar el daño que habían causado en las colecciones del Museo -unas tres mil aves afectadas-, acabó con aquella práctica que había autorizado Daubenton.
(11) De mediados de diciembre a mediados de enero.
(12) Coleópteros de la familia de los Dermestes.
(13) Poco más adelante se comentan ambas.
(14) En Taxidermidades hemos descubierto que, a pesar de que Bécoeur jamás hizo pública la receta del jabón arsenical, en cambio sí la confió en vida a determinadas personas, como por ejemplo a Charlotte Nicole de Beauvau-Craon, marquesa de Bassompierre, "bajo palabra de secreto", como testimonia Sébastien Gérardin en su Récueil de Planches du Tableau Élémentaire d'Ornithologie (1803). Véase el artículo El "Traité" del naturalista Sébastien Gérardin.


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Taxidermidades, 2018.

Bibliografía:
Denis Joseph Manesse   Traité sur la manière d’empailler et de conserver les animaux et les pelleteries ,  Guillot, Paris, 1787.
Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne  Lettre sûr la manière de conserver les animaux desséchés , en Observations sûr la Physique, sûr l’Histoire Naturelle et sûr les Arts, vol 2, París, noviembre de 1773.
Pierre-François Nicolas  Méthode de Préparer et Conserver les Animaux de toutes les classes, pour les Cabinets d’Histoire Naturelle , F. Buisson, París, 1800.
Félix Vicq d'Azyr y Germain Poirier  Instruction sur la manière d'inventorier et de conserver, dans toute l'étendue de la République, tous les objects qui peuvent servir aux arts, aux sciences et à l'enseignement  , Imprimerie Nationale, París, 1793. (libro electrónico)

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