Portada de la edición de 1889. |
En 1889 se publicó en París Nouveaux Procédés de Taxidermie expérimentés et décrits par M. Amédée Alléon. Jean Gérard Amédée Alléon, fue un naturalista, taxidermista y cazador, miembro de una acaudalada saga familiar francesa residente en Constantinopla desde alrededor de 1730. Amédée, el pequeño de nueve hermanos, nació en Büyükdere, Estambul, en la costa del Bósforo, pocos días antes del fallecimiento de su último hermano varón vivo y, por tanto, en principio estaba destinado a heredar los negocios familiares. Se aficionó temprano a observar y dibujar las aves y más tarde aprendería a disecarlas.
Con veinticinco años, en 1863, su padre, Jacques Alléon, financiero, consejero del gobierno otomano, impulsor del Banco de Constantinopla, inversor -cofinanció el canal de Suez-, propietario de numerosos inmuebles en París y Estambul, ennoblecido en 1838 con el título de conde palatino por el papa Gregorio XVI, oficial de la legión de Honor, lo señaló como sucesor, pero Amédée no aceptó. La negativa del hijo obligaría al padre a vender sus participaciones en negocios, retirándose a Francia. En octubre de aquel año el joven se casaría en París con Madeleine Asseline de Villequier, hija de un barón normando, un matrimonio de conveniencia concertado por los padres y aceptado por los novios. Y también en 1863 Amédée heredaría en diciembre el título nobiliario, después de que el papa Pío IX accediera a la petición del padre de cederlo en vida. El joven matrimonio se instalaría en 1865 en una mansión recién construida en Makrikeui, actual Bakirköy, a orillas del Mármara.
Liberado ya de los negocios y con una economía holgada, Alléon se consagraría al estudio de las aves y los coleópteros. Su padre falleció en 1876 y Amédée heredó una más que notable fortuna que le permitiría, aún más, vivir sin preocupaciones. Exploró las orillas del Bórforo, frecuentó estancias en Francia y el sureste europeo, y fue de los primeros ornitólogos en observar las especies y sus migraciones en Rumelia, actuales Bulgaria y Rumanía. Sus observaciones, no obstante, se tradujeron en tan sólo ocho comunicaciones científicas. Durante años se carteó con Samuel Bonjour, naturalista y taxidermista de Nantes.
Lámina de la primera edición. |
Amédée Alléon financió los dos libros que publicó, el ya citado Nouveaux Procédés de Taxidermie en 1889, año en que mostró algunos de sus trabajos en la Exposición Universal de París, y una segunda edición ampliada en 1898. Miembro de varias sociedades zoológicas y entomológicas francesas, también lo fue del Comité Ornitológico Internacional que organizó su primer congreso en Viena en 1884, donde exhibió algunos especímenes y por los que recibió una medalla de oro. Comendador de la Orden del Mérito Civil de Bulgaria, Caballero de la Orden de San Gregorio, Oficial de la Orden otomana de Médjidié, Amédée Alléon falleció el 16 de enero de 1904 en MakriKeui. Le sobrevivió su esposa con quien compartió cinco hijos. Uno de ellos, Maurice, trabajó en el Museo de Historia Natural de Sofía entre 1905 y 1908. Tanto Maurice como Abel, el segundo hijo varón, ayudaron en su momento a su padre a formar sus colecciones.
La primera edición de Nouveaux Procédés de Taxidermie tiene 16 páginas de texto acompañadas de 19 más con fotografías de trabajos montados por el autor. La obra, que pretendía diferenciar una Taxidermia anticuada y deficiente de otra supuestamente novedosa y mucho más artística y precisa, comienza con la siguiente cita atribuida a F. Cooper:
"¡Disecadores infames! Matan todos los animales que habitan bosques, mares y montañas, y luego los rellenan con trapos y les ponen esos ojos de cristal en el cabeza, y dicen: Miren, aquí están las criaturas del Señor! Como si con todos sus lastimosos artificios pudieran igualar la obra de su mano."
Permítame el lector un inciso. El fragmento anterior fue descontextualizado y alterado por Alléon en provecho de su objeto. Pertenece a La Pradera (1827), una novela juvenil de aventuras del estadounidense James Fenimore Cooper (1), y forma parte del diálogo entre el viejo trampero protagonista, Paul Hover, cazador de abejas, y el doctor Ober Bat, un naturalista recolector de fauna y flora. El lector podrá comprobar que los "disecadores infames" están ausentes en el original:
"El doctor, que hasta entonces no había puesto grande atencion en el cazador de abejas; fijó sobre él la vista y en el modo con que lo examinaba hubiera creído cualquiera que quería reconocerlo.
- Las principales facciones de vuestra fisonomía me son conocidas, joven, le dijo; ciertamente yo os he visto en alguna parte, a vos o a algun otro que se os parece.
- Yo soy el que encontrásteis en los bosques al Este del gran río, y a quien quisísteis persuadir que siguiese a un abejón hasta su nido, como si mi vista no estuviese demasiado ejercitada para tomar a la claridad del día a otro insecto cualquiera por una abeja: pasamos una semana juntos si os acordáis, buscando, vos vuestros sapos y lagartos, y yo los huecos de los árboles. Ambos fuimos bien recompensados de nuestros trabajos; yo recogí la mejor miel que he enviado jamas a la población, y vuestro saco apenas podía contener vuestra cacería de reptiles. Jamas me he atrevido a preguntároslo en vuestra cara, extranjero, pero supongo que vos estaréis poniendo algun gabinete de curiosidades.
- ¡Ah, esa es otra de sus infamias! exclamó el Trampero. Matan al gamo, al ciervo, al gato salvage y a todos los animales que habitan los bosques y después los rellenan con trapos, y poniéndoles ojos de cristal en la cabeza dicen: mirad, he aquí las obras del Señor! como si con todos diesen jamás igualar la obra de su mano.- Ya os conozco, dijo el doctor, sobre quien las quejas del anciano no parecía hacer impresión alguna. Ya os reconozco perfectamente, repitió apretando afectuosamente la mano a Pablo; aquella fue una semana felizmente empleada, como mi herbario y mis apuntes lo atestiguarán un día al universo. Sí, recuerdo perfectamente vuestras facciones; sois de la clase mammalia, orden primates, género homo, especie Kentucky."
En fin, ya de vuelta, Alléon inicia su prefacio del siguiente modo:
"La rutina tiene un atractivo demasiado fuerte para que contemos con lectores dispuestos a utilizar los consejos que nos permitimos aportar en este folleto. Tampoco nace este folleto para encontrar muchos seguidores, tan sólo para luchar contra los calumniosas imitaciones que se ofrecen a las personas ingenuas en el conocimiento de la naturaleza. Al rendir este tributo a la verdad, por tanto, intentaremos armarnos bien contra estas interpretaciones fantásticas, fantasiosas y malsanas, que parodian esta naturaleza tan hermosa en la sobriedad de sus contornos, sus formas, e incluso podríamos decir, de sus sentimientos.
Rindiendo homenaje a la taxidermia por su éxito en la conservación de valiosos restos zoológicos que ha facilitado el desarrollo de los estudios naturales, nos habría gustado ver al arte unirse con más frecuencia a estos descubrimientos profilácticos para la interpretación de la naturaleza. Pero el objetivo de los hombres de ciencia ha sido, para iluminar sus estudios y guiar la clasificación de las especies, la conservación de plumas, pelo y partes córneas. Por tanto, se ha descuidado la observación de las formas anatómicas en su relación con la piel. Es sobre esta parte artística de la que queremos hablar. De hecho, el arte cobra aquí gran importancia incluso desde un punto de vista científico, porque la coloración y las facciones a menudo dependen del lugar que se le asigne a la piel. La fisonomía y la pose de un animal no son menos esenciales porque conservan el carácter etnológico propio de cada género. Sólo el largo y minucioso estudio de la la naturaleza es capaz de informarnos sobre este importante punto. Queda por poder, mediante los débiles medios que nos han sido conferidos, reproducir más o menos fielmente aquello que veamos."
Lámina de la segunda edición. |
Y prosigue con lo que califica como "Método natural", dividiendo este en "la manera de conseguir las formas" y en "la pose". Para conseguir las proporciones, Alléon describe un montaje que conserva el esqueleto descarnado (?), que afirma es preferible al que prescinde del armazón natural, siendo su alternativa el simple alambrado y henchido con estopa, es decir, no hace referencia al cuerpo ficticio que ya por entonces se venía empleando en Francia -¿lo desconocía Alléon?- desde hacía casi un siglo, más sencillo y óptimo, y que en la actualidad se sigue utilizando. En cuanto a la posición de las aves, Alléon distingue entre la "vertical" y una "más horizontal", la que precede al movimiento, prescindiendo comentar posturas intermedias. A pesar de que el autor era un buen artista, no acompañó el texto técnico con dibujos o esquemas.
En las fotografías de las láminas comprobamos que la mayoría de ejemplares están ciertamente bien montados, y que las plumas erizadas en algunos son un rasgo característico que el disecador enfatizó. ¿Qué más podemos comentar acerca de Nouveaux Procédés de Taxidermie? Que se trata en definitiva de un volumen autoeditado por un taxidermista orgulloso de mostrar su trabajo.
Edición de 1898 de Nouveaux Procédés. |
Notas.-
(1) Imagen cortesía de Christophe Alléon.
(2) Sus
novelas más conocidas son El espía y El último mohicano.
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Taxidermidades, 2021.
Bibliografía:
Amédée Alléon París Nouveaux Procédés de Taxidermie expérimentés et décrits par M. Amédée Alléon , Roret, París, 1889. (libro electrónico)
Christophe Alléon Les Alléon, Deux Siècles de Présence Française a Istanbul , en línea en Levantine Heritage Foundation (http://www.levantineheritage.com/christophe-alleon-submission-fr.html) (consulta 20 de julio de 2021).
Fenimore Cooper La pradera (traducción de Manuel Bazo), tomo 1º, Imprenta de Tomás Jordán, Madrid, 1832.
Paul Leverkühn Notice Biographique sur le Comte Amédée Alléon , en Ornis, Journal of the International Ornithological Committee, vol. 12 (1902-1904), marzo de 1904.
Recursos: