Otto Ernst Oppermann. |
Convencido de los beneficios que para la salud pública suponía disponer de espacios verdes, en 1796 Oppermann solicitó autorización de la Cámara de Oldenburg para convertir un centenario robledal y hayedo comunal que había sido coto de caza de la nobleza, y que en aquella época servía como pastizal de cerdos, en un bosque donde la ciudadanía pudiera pasear. Con dicho propósito trazó senderos y creó una "arboleda de los dioses", una hilera de diez hayas que bordeaban la Oldenburger Landstrasse, en cuyos troncos esculpió en relieve imágenes de la mitología griega, y en la más grueso el escudo de armas del condado (1). Aquel que desde antiguo se conocía como Tiergarten, se convirtió a partir de 1798 en una atracción dominical muy popular también para los vecinos bremenses y oldenburgueses. Bastantes años más tarde, en 1840, Oppermann creó la Tiergarten-Gesellschaft, entidad sin ánimo de lucro de gestión del parque.
El 3 de septiembre de 1818 Pedro I nombró a Oppermann médico del distrito de Delmenhorst. De su fama como médico se cuenta que, además de tratar a los pobres de forma gratuita, si era necesario, les llevaba incluso comida para aliviar sus necesidades, para disgusto de su esposa que comprobaba cómo disminuían las provisiones familiares de café y azúcar. Las crónicas lo definen como una persona con una visión filosófica de la vida, poco exigente y frugal.
En fecha no determinada, probablemente alrededor de 1800, Oppermann comenzó a practicar como disecador. Sobre cómo fue su acercamiento a la Taxidermia, su nieto Carl Friedrich Wilhelm Oppermann escribió (2):
"Un día lo llamaron como médico de un paciente de Stedingerland. Lo encontró disecando un ave, rellenando la piel con brezo y tabaco (3) para tal fin. Su vivo sentido de la belleza se opuso de inmediato a tal procedimiento, que desde el principio impedía cualquier desarrollo posterior de la figura y la pose del ave. Aquello le impulsó, algo muy significativo para la extensa y gran actividad secundaria de su vida, a pensar en otro tipo de relleno y en hallar un método de preparación que permitiera dotar al ave no sólo de una forma natural, sino también de solidez y a la par plasticidad. El resultado de sus varias experimentaciones fue la réplica exacta de un cuerpo del mismo tamaño y forma que el del ave, hecho de turba blanca ligera con alambres convenientemente insertados para el cuello o la cabeza y las patas. Un procedimiento que ha demostrado su eficacia en todos los aspectos y que se ha convertido en el método generalmente utilizado hasta el día de hoy."
Sobre esta supuesta innovación taxidérmica de Opperman, la invención del cuerpo artificial, volveremos más adelante, tras concluir su biografía.
Su afición por la Taxidermia le llevó a reunir varias colecciones que posteriormente serían fundacionales de museos. Durante el dominio francés que tuvo lugar entre 1806 y 1814 Oppermann había acumulado ya una numerosa y valiosa colección de aves disecadas y creyendo que peligraba en Delmenhorst, siguiendo consejos de amigos la trasladó a Bremen, donde la expuso cobrando entrada para costearse los gastos de transporte. Aquella primera colección fue adquirida por el Gesellschaft Museum e instalada en el nuevo edificio de la esquina de Domshof con Schüsselkorb. Con el tiempo los fondos del Gesellschaft Museum serían heredados por el actual Übersee-Museum Bremen, el Museo de Ultramar de Bremen.
Durante los años veinte su creciente nueva colección ya era una de las mayores atracciones turísticas de Delmenhorst. El Archivo Estatal de Oldenburg conserva una carta de Oppermann dirigida Pedro I de Oldenburgo fechada en 1827 en la que expone la singularidad y valor de su colección y se la ofrece en venta, y que nos da a conocer además las penosas condiciones de vida del médico, que por entonces contaba 63 años, y de su familia. El texto íntegro, escrito en tercera persona, es el siguiente:
"Serenísimo Duque,¡Muy Estimado Príncipe y Soberano!El estudio de la naturaleza ha sido siempre uno de los pasatiempos favoritos del muy humilde abajo firmante. Pero cuando la presión de la guerra se hizo sentir también en nuestra tierra, como ciudad y país, pero especialmente Delmenhorst y sus alrededores fueron absorbidos por los acuartelamientos y las contribuciones de guerra de todo tipo, los ingresos médicos del humildísimo abajo firmante mermaron de forma impensable por la incapacidad general y verse privado de la coerción, y cuando en lugar de ello Su Alteza graciosamente garantizó un salario, una patente e impuso un impuesto, se vió obligado a dar a esta actividad secundaria una mayor importancia. Comenzó a preparar objetos de historia natural, prefiriendo probar suerte en el disecado de aves domésticas. Sus esfuerzos en este sentido, a pesar de las grandes dificultades para alcanzar la excelencia, superaron sus propias expectativas. Ya al comienzo de la catástrofe francesa, el Museo de Bremen asumió gentilmente parte de su obra y lo dispuso en condiciones de cubrir los gastos extraordinarios de la época, de asegurar su propia subsistencia y de educar a sus hijos para convertirlos en personas útiles para el Estado. La reflexión y, en particular, la práctica continuada y la observación diligente de las condiciones de vida de las criaturas a preparar, condujeron su propio talento mecánico y plástico hacia un método particularmente sólido, que se reveló como el más adecuado para la imitación de vida aparente, para la perfecta salvaguarda de todas las bellezas de estas criaturas y especialmente las emplumadas, superando sus trabajos los ordinarios de su clase, elevando el género y, a juicio de los entendidos, concediéndoles el derecho a ser considerados obra de arte. Los elogios de los conocedores supusieron un estímulo para que el humilde abajofirmante prosiguiera en su empeño en sus horas libres y así, con el transcurso del tiempo, conseguir reunir una colección de pájaros nacionales o del norte de Alemania disecados, que en este momento puede considerarse casi completa. La misma contiene 13 pequeños mamíferos nativos, 412 piezas [aves], y de estas 207 especies están dispuestas en un orden sistemático, con nombres sistemáticos en latín y alemán, en cajas de madera raras, pintadas y con cristal, de forma diferente pero siempre en posturas realistas, como se indica parcialmente también en el índice adjunto. Cada ave muestra su más bonito o característico plumaje primaveral, y de cada especie casi siempre una pareja de ambos sexos, y a menudo, en caso de importantes diferencias, con un tercer espécimen en su primer año o vestido con plumón, y también de vez en cuando se añade alguna bonita variedad rara. Cada ejemplar está provisto de ojos de vidrio artificial adecuados, la mayoría de los cuales esmerilados, que se corresponden por completo con los naturales y pintados de forma realista. El color natural de las patas, picos y carúnculas de algunas aves nadadoras, pantanosas y rapaces, que no se pueden conservar después de su muerte, ha sido fielmente restaurado mediante un particular trabajo artístico, y el conjunto está protegido para siempre contra la descomposición y la destrucción mediante preparaciones y salvaguardas adecuadas.El humilde abajo firmante cree que, dada su avanzada edad, mientras esté vivo, se debe a sí mismo y a su propia familia vender esta colección, si es posible, a un precio razonable acorde con la laboriosa obra de arte asociada a unos gastos insignificantes. Desearía, sin embargo, que su producto y obra de arte permaneciera en su patria y que se conservara preferentemente bajo la protección de su ilustre soberano. Por ello osa ofrecer esta numerosa colección de criaturas, admirables por su vestimenta, su variado colorido, sus formas tan diferentes según las necesidades del modo de vida asignado, su especial capacidad de movimiento y tantas otras peculiaridades, que siempre se han encontrado entre los objetos más bellos y populares de la naturaleza viva, y cuya visión es tanto más sorprendente cuanto cuya mayor parte de ellos en estado de libertad, por su forma de vida tímida y oculta, por lo general eluden el ojo humano, a su Serena Alteza Ducal por un precio de 1500 [táleros].En caso de su más que amable aprobación, el humilde abajo firmante se compromete a gestionar el transporte y la reinstalación de la colección, también se ofrece a entregar las piezas faltantes que lleguen a su conocimiento en el transcurso del tiempo, a cambio de una remuneración razonable, y por lo tanto también a una eventual finalización de la colección.Delmenhorst, el 15 de mayo de 1827.Muy humilde,Oppermann."
En 1835 Oppermann publicó Über kunstgemäßes Ausstopfen der Thiere, su tratado de Taxidermia. El 25 de junio de aquel año consiguió finalmente vender su segunda colección, pero no fue a Pedro I sino a su sucesor el duque Augusto de Oldenburgo, que por medio de su chambelán Alexander von Rennenkampff pagó 3.000 táleros de oro por 490 aves, 26 pequeños mamíferos y alrededor de 9.800 insectos de la región. Aquella sería la primera adquisición destinada al Museo de Historia Natural de Oldenburg que se inauguraría un año después y que dirigiría el propio Rennenkampff. El actual heredero de aquel primer museo es el Landesmuseum Natur und Mensch Oldenburg, el Museo Estatal de la Naturaleza y el Hombre de Oldenburg.
En su vejez Oppermann prosiguió disecando especímenes, aunque con menor ahínco. El trabajo se le comenzaba a tornar tedioso. Su hijo Ernst Peter, de profesión alguacil del distrito y que había heredado la afición a disecar, agregó sus propias preparaciones a una colección que acabó vendiéndose para fundar un museo escolar en Lehe, localidad próxima a la frontera con Países Bajos, entonces una aldea de alrededor de unos 350 habitantes. Otto Ernst Oppermann falleció el 28 de diciembre de 1851 en Delmenhosrt.
Su tratado de Taxidermia.
Portada del libro. |
En la introducción del libro el autor se lamentaba de haber visto especímenes "rellenos, sin formas ni contornos naturales, sin belleza externa bien conservada, sin postura natural, sin tener en cuenta los puntos de articulación, en su mayoría con los pies posados fuera de su centro de gravedad". Y proseguía más adelante:
"Ello me impulsó a aproximarme a este tipo de obras de arte y me estimuló a hacer mis propias indagaciones. (...) Estas y otras consideraciones me condujeron a la convicción de que valdría la pena sacar la obra de su baja esfera y elevarla a un punto más digno como obra plástica. Me aventuré en ello y más tarde, después de muchos y variados ensayos a lo largo de 30 años en los cuales disequé y preparé miles de aves y mamíferos, lo logré por completo a mi entera satisfacción. (...) Después de mucho pensar y probar, hallé el camino en el que he estado durante unos veinte años, y que he allanado para mis sucesores. De este modo el objetivo de este arte consiste en que en la representación perfectamente natural del sujeto en cada forma, postura y posición peculiares, con la más absoluta garantía de mantener su delicada belleza, sea posible y alcanzable"
Fijación del plumaje y posiciones incorrecta y correcta de un ave. |
El contenido del libro está dividido en varias secciones: acerca de la limpieza del individuo; del desollado, que es el ordinario partiendo de la incisión desde el esternón hasta el ano; del desengrase de la parte interna de la piel, a cuya capa interna aplica alumbre pulverizado (6); de la elaboración del cuerpo artificial, que confecciona al uso con turba envuelta en hilo con su alambre central; la colocación del cuerpo en la piel y del sujeto sobre la peana; acerca de la colocación de los ojos; del pintado de patas, picos y carúnculas que precisan algunas especies; en relación a la reparación de defectos; el montaje de pájaros a partir de pieles secas; instrucciones acerca de la conservación de los especímenes montados; y finalmente aconsejaba sobre la forma de reunir y exponer una colección.
La mayoría de las referencias a Oppermann, sin duda un excelente y minucioso disecador como se desprende de las figuras de los grabados, se refieren al personaje casi como un revolucionario que mejoró la técnica de montaje de aves sustituyendo el simple henchido de la piel por un sólido cuerpo artificial que imitaba al original a la perfección, uno de los puntos de inflexión en la historia de la Taxidermia. Como hemos comprobado el propio disecador reivindicaba para sí su supuesta innovación, que permitía dotar al ave de solidez y a la vez de naturalidad. Se la atribuyó en su carta de ofrecimiento de su colección a Augusto de Oldenburgo, algo entendible puesto que su intención era vendérsela, pero también en su libro. Un nieto insistió en reivindicarla para su antepasado, y numerosos autores posteriores han insistido en ello. En ningún caso debemos presumir deshonestidad en Oppermann, puesto que que realmente en esas décadas se estaba sustituyendo en toda Europa el sencillo emborrado de pieles por un pequeño maniquí a medida, sino desconocimiento.
Lo cierto el primero de quien tenemos conocimiento ensayó un cuerpo artificial fue Tesser Samuel Kuckhan, terrateniente y naturalista aficionado inglés, quien en 1770 publicó cuatro cartas en Philosophical Transactions
exponiendo sus métodos de conservación de aves. En su cuarta carta
aludía a la fabricación de un cuerpo artificial confeccionado con madera blanda envuelto en algodón. En Francia Jacques-Marie Hénon y Jacques Marie Philippe Mouton-Fontenille de la Clotte, profesores de Veterinaria y de Historia Natural respectivamente, publicaron en 1801 Observations et experiences sur l'art d'empailler les oiseaux. En su obra proponían emplear en las aves un maniquí o cuerpo artificial fabricado en su caso con estopa e hilo en vez del simple henchido. Por referirnos a un autor alemán, Johann Friedrich Naumann en su libro Taxidermie
publicado en 1815, además de recomendar el cuerpo artificial para las aves, se convierte además en el primer autor que se refiere al empleo de un cuerpo ficticio
artificial, confeccionado con estopa e hilo, para mamíferos pequeños y
medianos.
El tratado de Oppermann se editó por suscripción y parece ser que no se reimprimió, por lo que resulta bastante difícil localizar algún ejemplar, lo que nos conduciría a pensar que no fue muy conocido. A pesar de ello algunos autores alemanes posteriores como Philipp Leopold Martin, Johann Friedrich Naumann en la reedición de 1848 de su Taxidermie, o Maximilian Selmons, lo citan en sus obras.
Notas y créditos.-
(1) La necesidad de leña durantes las posguerras acabó con aquel hayedo esculpido.
(2) Según documento manuscrito que conservan sus desdescendientes.
(3) El brezo como relleno y el tabaco como conservante antiséptico.
(4) Imagen propiedad del Archivo Estatal de Oldenburg (Staatsarchiv Oldenburg)
(5) La mayoría del centenar suscriptores fueron médicos y farmacéuticos.
(6) Sulfato de potasio y aluminio con propiedades curtientes.
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Taxidermidades, 2022.
Bibliografía:
Kay Fuhrmann y Carsten Ritzau Otto Ernst Oppermann und die Gründung des heutigen Landesmuseums Natur und Mensch in Oldenburg , en Oldenburger Jahrbuch, nº 112, Oldenburg, 2012.