El matrimonio Waggoner, observado a través de la ventana por uno de los gatos disecados (1). |
"Cuando Christopher Waggoner, recién salido de la facultad de derecho, se había casado con Penelope, ya conocía la afición de ésta y su familia a los animalitos domésticos. Era normal querer a un gato o a un perro que formaba parte de la familia. Christopher ni siquiera había pensado mucho en el pequeño Pixie, un perro de Pomerania disecado, blanco, con brillantes ojor artificiales de color negro, que se hallaba en un rincón del despacho del padre de Penelope, sobre una base de madera en la que constaban la fecha de nacimiento y muerte; tampoco se había parado a pensar en Marmy, el gato anaranjado y blanco, también disecado, que permanecía sentado en el suelo, en otro rincón. Christopher recordó que durante el noviazgo en casa de los Marshall había un gato y un perro vivos, pero mucho tiempo había pasado desde que cayeran en manos del taxidermista, y ahora se encontraban, el uno de pie y el otro sentado, en unas rocas que había en el jardín de la casa que él y Penny tenían en Suffolk. No eran éstos los únicos animales que poblaban -si esta era la palabra apropiada- el jardín de Willow Close."